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Cultura y comunicación General

Notas apresuradas de un cascarrabias digital

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Creación del autor en la Cantropus Academy of Arts & Trash

No soy politólogo, y me aburren los ensayos sobre la ontología del gobierno de las naciones. En mi efervescencia juvenil me sumergí en la teología marxista. Luego quise renovarme con Maurice Duverger y François Chatelet. Después entré en crisis. Todavía no he salido de ella. He sido incapaz de leer los gurús modernos de la teoría política porque de entrada no entendía nada, y de salida me resultaba doloroso desentrañar la retórica de los nuevos ensayistas, que en ocasiones me resultaban fábulas.

Fernando Bellón

No me han parecido dignos herederos de Jean Jacques Rousseau ni de Locke. Dicho esto me doy cuenta de que no he leído nada de Locke, Burke y poco de Rousseau. También me doy cuenta de que acabo de poner el cuello bajo la guillotina de los verdugos de la modernidad, la posmodernidad y la adivinación. Lo cierto es que de haber tenido otro carácter, me habría convertido en estos momentos en un “influencer” atrevido; me he quedado en un cascarrabias digital. Me mantengo vivo, al menos.

Suelo compensar estos defectos de doctrina con conferencias y debates entre expertos colgados en YouTube que, por lo general, son entretenidos. Seguí uno hace poco, en realidad la reproducción de un archivo rebautizado en la página “Crónicas barbaras”, de Pedro Herrero. Debe estar datado a finales del 2021 o inicios del 2022. Se aprende mucho en estas grabaciones. El youtúber lo presenta así: Episodio mítico del archivo de “Extremo Centro”. Pedro Herrero, Nacho Raggio, Esteban Hernández y Víctor Lenore se sientan a hablar sin filtros sobre capitalismo, reacción, clase social y el papel de las élites en la política y la cultura. Una conversación fundacional que anticipa muchos de los temas que hoy siguen marcando el debate.

Ignoro si los interlocutores de entonces mantendrán sus posiciones hoy, posiblemente hayan cambiado poco. Se trata de una conversación entre tipos preparados en política, sociología y economía, conversación deliberadamente accesible a casi todo el mundo, es decir “sin filtros”. En aquel momento mantenían una crítica fuerte al izquierdismo infantil dominante todavía en los aliados del gobierno y en los que lo fueron. No me quedó claro si lo hacían desde una concepción propia, de izquierda tradicional por ejemplo.

He tomado algunas notas, pero no presté atención a quién hablaba. Las transcribo como las tomé, esto es, puedo haber malinterpretado o escuchado a medias algunas afirmaciones. Advierto que este tipo de retórica “sin filtro” queda deslavazada, y estas notas lo confirman.

Ser de izquierdas es combatir la concentración del poder, incluido el poder económico; luchar para que los recursos no se queden cada vez en menos manos.

Dos metáforas sobre la izquierda exquisita. Un varón con sueldazo lleva su coche a un taller de reparaciones. Y se mosquea con el currito porque no tiene sensibilidad de género. Una alta ejecutiva se toma un piscolabis con un compañero de trabajo, y abronca al camarero, un inmigrante, porque le pone la cerveza al tipo.

El conservador se posiciona a fondo en la familia y la protección social del trabajador, no en ideas gaseosas de izquierdistas de salón.

La izquierda habla de gilipolleces en un momento en que la sociedad padece una precariedad absoluta. Las familias no son capaces de salir adelante con un sueldo, ni siquiera con dos. Comprar una casa es algo prohibitivo para el ciudadano común. Un trabajo fijo es un sueño.

Si el trabajo no da para sostener a la familia, no es un trabajo, es un pasatiempo. Esto induce a que los jóvenes se queden solteros, cambian constantemente de pareja, como de trabajo o de vivienda alquilada. Es la única manera de garantizar la comodidad presente y temporal, pero no garantiza la jubilación.

Hemos pasado de la sociedad de los que hacen a la sociedad de los que tienen. La gente encuentra más fácil tener gatos que tener hijos, porque las mascotas necesitan pocos cuidados.

Domina en el imaginario de los jóvenes las ideas de sexo sin amor, fiestas sin amigos, y 100 pavos para pagar al psicólogo. A este paso, en diez años, los jóvenes saldrán a la calle a quemar contenedores.

Hay una parte de la llamada izquierda que es la mejor aliada que tiene el capital.

Los conservadores y los que se oponen a este panorama sólo pueden convertirse en “reaccionarios”, para construir algo nuevo o reconstruir algo todavía válido.

El escenario europeo. Las elites españolas cada vez tienen menos espacio para ejercer su poder. Este poder se lo arrebata el capital financiero internacional.

La lucha por el poder hoy carece de ideología, se pelea por el poder desnudo de etiquetas.

Todos los partidos actuales son populistas. La acción política, las transformaciones sociales les son indiferentes. Esto es un deterioro de la democracia liberal tradicional. No hay ideas, sino intereses. La política que busca transformaciones se retira, no ocupa casi lugar.

Se para el reloj de la historia.

El poder se concentra, no deja espacio para el debate.

La derecha impugna el sistema. [¿Quiere decir que se ha convertido en un elemento “revolucionario” o impulsor del cambio social?]

Las democracias occidentales han convertido la política en un circo, un espectáculo donde todo el fingido, natural en un espectáculo. Nadie convive con sus ideas. Creer está al alcance de todo el mundo, saber sólo está al alcance de quienes estudian, trabajan y se preocupan por la ciencia.

Las necesidades del ser humano son básicamente técnicas, se resuelven mediante ejercicios de profesionales cualificados: techo, alimentos, seguridad. Un gobierno de tecnócratas puede ofrecer remedios a estos problemas.

Hemos perdido el ideario de la cultura de la consecuencia, de la responsabilidad de los propios actos, que ha quedado borrada, excluida de la vida diaria. Ahora no hay relaciones entre seres humanos, hay experiencias.

Europa se caracteriza por la baja productividad y el alto nivel de vida. Esto es un camino seguro hacia la catástrofe, porque la cultura del esfuerzo no vale un pimiento.

La juventud europea ilustrada y capacitada laboralmente se ha hecho nómada. Esto hace que las personas pierdan el anclaje, deja de ser un hombre o una mujer que pertenece a una sociedad con nombre, territorio e historia. El joven de hoy con perspectivas personales se ha convertido en un meteco moderno condenado a serlo toda su vida.

Hasta aquí las notas, que son escuetas en relación con el diálogo, casi de una hora.

Conozco otras conversaciones de casi los mismos personajes, mantenidas sobre la actualidad de nuestra España calamitosa, y creo que no disienten mucho de lo resumido.

Como el poder está hoy representado por un individuo carismático, su impronta es lo que más se analiza. En este sentido hay dos tipos de visiones críticas: Pedro Sánchez está como una cabra, lo más probable, o Pedro Sánchez tiene un plan: federalizar España y cargarse la monarquía. Cada una de estas visiones se desmenuza en cantidad de formas.

Son tantas las formas como influyentes digitales. Algunos van de profesores, la mayoría de tíos simpáticos con la formación necesaria para manifestar en público ideas, opiniones y participar en controversias. Soy abonado a algunos de ellos,a quienes admiro profesionalmente.

Soy un cascarrabias digital.

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