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Bitácora y apuntes

Que Dios nos pille confesaos

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Como a los griegos  hace diez años

Los resultados electorales en Extremadura dejan claro que el descarrilamiento de España está cada vez más menos lejano. ¿Quién va a evitarlo? De un 2025 malo vamos a saltar a un 2026 que no ofrece remedio evidente.

Fernando Bellón

El PSOE no quiere remedios, al revés, tiene un plan para que descarrilemos, y va a hacer todo lo posible por llevarlo a término.

El PP quiere, pero no sabe cómo hacerlo, y además teme meterse en un berenjenal. Es la incurable enfermedad de la derecha española durante el siglo XX y parte del XXI.

Vox tiene un plan para evitar el accidente, aunque no parece capaz de llevarlo a cabo. Y aún en el rarísimo caso de que se dieran las circunstancias, me temo que se lo pondrían muy difícil, entre otras cosas porque entre sus dirigente hay gresca.

Intentaré explicarme.

El hecho de que yo, hoy en día, viva más desahogado y más seguro que nunca, gracias a que soy uno de esos pensionistas boomer que consiguieron trabajar con cierta continuidad, y cotizaron sus últimos años el coeficiente máximo, este hecho es insignificante.

Porque España no “va como un tiro”, por mucho que lo proclame el flautista que nos gobierna. En todo caso el flautista ha pegado un tiro en el pie de la España joven sin perspectivas, otro tiro en el pie a la España de edad madura sin ilusiones, si bien no se ha atrevido a tanto con los funcionarios públicos de todo género y con los pensionistas boomer. Cree que son su granero electoral, y a lo mejor tiene razón.

Cierto que el maniqueísmo político y la inseguridad económica extienden su niebla sobre todos los países de la Unión Europea. Los privilegios de los europeos de clase media y baja están en entredicho por la catástrofe de la ideología woke, climática y humanista, a las que se comerá sin remedio la inmigración africana, musulmana y de otras procedencias.

El gobierno Sánchez nos aproxima día a día al borde de un precipicio que será doloroso evitar.

¿Podremos hacerlo?

La “izquierda” revolucionaria de pacotilla está empeñada en precipitarnos a todos los españoles, en especial a los que no piensan como ellos, en una sima. ¿Por qué? Da por hecho doctrinal (marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse Tung) que unas masas empobrecidas y muy distantes de la posición de esa camarilla de predicadores, y miles de millares de inmigrantes menoscabados se revolverán de golpe siguiendo las consignas emitidas por ellos. Hasta bien entrado el siglo XX las fantasías revolucionarias se ponían en práctica, sometiendo y perjudicando a esas masas, y convirtiendo el progreso distributivo en una pesadilla. Ahora no cuelan.

La antigua izquierda socialdemócrata creía ser capaz de evitar este mal trago a la población, hasta que se encontró frente a un muro infranqueable, el muro de la realidad pura y dura. Este descubrimiento, en lugar de servirles de escarmiento, les ha empecinado, en especial en España, en la misma fantasía que la fracasada izquierda revolucionaria, a la que intenta sustituir.

Las “izquierdas” y “progresistas” españolas están decididas a romper la nación. Quizá esperen que la expulsión de la monarquía y el caos de una confederación de repúblicas bananeras prepare el terreno para una revolución que puede desembocar en otra guerra civil.

¿Y la “derecha” y la “ultraderecha”?

Al PP le gustaría arreglar por arte mágico el país. Propósito inverosímil y condenado también al fracaso. Hasta el momento no ha hecho público ningún programa asequible para desmontar el paraguas de privilegios que protege a las autonomías rebeldes, y es concebible que siga pactando con las derechas nacionalistas para mantenerlas pacificadas. Lo desconcertante es que crean que al PP no le van a extorsionar a cambio de su apoyo parlamentario. Tampoco sabemos nada de los propósitos reales del PP sobre la deuda económica, de difícil remedio si no paran, cortan o recortan el gasto de la pensiones y las subvenciones a todo tipo de instituciones parásitas.

¿Y Vox?

Estimo que Vox tiene un programa para los problemas que carcomen país e instituciones. Otra cosa es que lo puedan poner en práctica. Primero porque prometer remedios es sencillo. Segundo porque no está nada claro que los puedan aplicar. Algo muy gordo debería de pasar para que Vox estuviera en condiciones parlamentarias de formar gobierno. Pero ser posible, lo es.

En conclusión, estamos más cerca de un desastre, pero el futuro inmediato es un enigma total. En mi discutible opinión, las posibilidades de enderezar España superan a las contrarias. Eso, sí, arreglar el desbarajuste creado por el flautista Sánchez llevará tanto tiempo o más como el que ha costado crearlo.

Sólo cabe hoy desear a los españoles de buena voluntad, paz, provecho y sentido común en 2026. Feliz Nochevieja, y que Dios nos pille confesaos.

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