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Bitácora y apuntes

Espías como nosotros

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La avenida de Carlos Marx, escenario de las huelgas de albañiles de 1953

Wendezeit (Tiempo de cambios)

Una película sobre la tormentosa caída del Muro de Berlín

Segismundo Bombardier

He visto (en la tele, claro) una estupenda película de espías producida y filmada en Alemania, aunque al distribuirla en el extranjero le han cambiado de título: 1989. A Spy Story. El título original quiere decir «Tiempo de Cambios», y es muy expresivo porque en Alemania la desaparición de la RDA adquirió el sello de Die Wende, el Cambio.

En los títulos de crédito iniciales y finales se dice que está basada en hechos reales dramatizados con libertad. Esta realizada en 2018, y al escenografía es fiel a lo que yo recuerdo del Berlín de 1995.

Al verla pensaba en la magnífica (y desconocida para el gran público) novela de Waltraud García «La rendición de Lenin«, accesible para el lector en esta revista. La película y la novela presentan los sucesos que traumatizaron Alemania «desde dentro», es decir, desde las emociones y la vida de los que intervinieron, sobre todo en papeles de «perfil bajo», en los tremebundos sucesos del otoño de 1989. Recomiendo la «La rendición de Lenin«, que recrea ese periodo encarnado en personajes verosímiles con humor, mucha documentación y un cruce de intrigas bien planteado. Insisto, puede descargarse aquí.

Supongo que se habrán hecho muchas películas y escrito muchas novelas sobre el asunto. La mayoría siguiendo el manual de género de Hollywood y el estilo narrativo mainstream: trama truculenta servida de modo fragmentario para mantener la intriga, personajes histéricos, malos malísimos y buenos buenísimos. Por ejemplo, Markus Wolf, que dirigió la sección extranjera de la Stasi o policía de seguridad del estado, siempre se nos suele mostrar como un tipo despiadado. En Wendezeit, sin dejar de ser un profesional a la altura de su fama, aparece como un hombre cordial con los suyos.

Hay una escena en la que la espía alemana infiltrada en la oficina de la CIA en Berlín ha pasado con el hijo que ha tenido con su marido norteamericano para que lo conozca el abuelo, oficial pulcro de la Stasi. Acaban en un restaurante a las orillas de un lago en una escena familiar presidida por Markus Wolf, que tiene a la criatura en sus brazos, rodeado de un grupo de agentes de inteligencia en mangas de camisa.

Los escenarios son exactamente como se nos presentan en los documentales de la época, alguno de los cuales han aprovechado. La caída del Muro coge desprevenidos a todos, incluida la propia CIA y, por supuesto, a Markus Wolf. Los informativos de la televisión de la RDA son un telón de fondo que tiene desconcertados a los servicios de inteligencia tanto como a los ciudadanos. Un instante curioso es la reacción inesperada de la infiltrada en la CIA al ver las manifestaciones de la clase media firmemente establecida en la RDA (pero frustrada porque se miran en el espejo de la RFA). La espía exclama delante de su marido yanqui, que parece deleitarse en el caos del otro lado del Muro, «Solo quieren lo mejor para su país», es decir, se identifica con ellos, como ciudadana oculta de la RDA, dejando al tipo perplejo.

Que una película de espías esté producida en Alemania es casi garantía de que escapa al canon de Hollywood. Wendezeit mantiene anclajes con el estereotipo yanqui, narración fraccionada con flashbacks previsibles, los puntos calientes de la trama son exactamente los del género, los espías están forjados en un molde, aunque algo más convincente que lo habitual. Sin embargo, la tensión dramática de Wendezeit no tiene que ver nada con el género de Hollywood, los protagonistas son espías como podríamos ser cualquiera de nosotros, seres corrientes, incluido el propio Wolf.

No llega a la calidad de «El silencio tras el disparo», la mejor película sobre las dos Alemanias que yo he visto (por encima de «La vida de los otros»). Dirigida por Volker Schlondorf, Die Stille nach dem Schuss es un peliculón.

Hay un tema que todavía se ha tratado muy poco, creo, y es cómo la la inteligencia y los políticos de RFA urdieron die Wende. A espaldas de Washington, de París y de Londres, que no querían una Alemania reunificada ni en pintura, arruinaron la producción de la RDA y extrajeron de ella lo mejor de sus académicos, médicos e ingenieros, y le otorgaron un crédito tras otro, hasta que la deuda se hizo inviable. Claro que la RDA se dejó, pensando que la URSS vendría  a su rescate en el último momento. Esta vulgar estrategia económica es lo que derribó el Muro primero y luego a la URSS de Gorbachov. El socialismo realmente existente estuvo dirigido por burócratas incompetentes.

Wendezeit la ha realizado Sven Bohse y la protagonizan Petra Schmidt-Schaller y un muy sólido plantel de actores y actrices germanos (salvo una, que es austriaca, otro que es danés). Es muy digna de verse y de disfrutarse.

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