CARGANDO

Escribir para buscar

Bitácora y apuntes

Elogio a «Por qué matan las mujeres», o la maldición de la casa embrujada

Compartir

Reseña de Segismundo Bombardier

Me resisto a ver series de Hollywood porque obedecen todas a un esquema invariable. Es indiferente la calidad del equipo de dirección y producción, de los actores y actrices, de los guionistas, de los técnicos de esto y de lo otro. Todos son buenos y hasta grandes profesionales. Pero están presos de una armadura de acero: sexo, dinero y violencia, estos dos últimos ingredientes a veces revestidos de poder, ambición, inmoralidad, cinismo, etc.

La historia de la literatura y del teatro se debe a moldes y estereotipos que varían su forma, pero no su materia, que es eterna. Hilemorfismo aristotélico. Quiero decir que no cabe esperar nada nuevo en materia creativa, salvo la dislocación, la fragmentación, la incoherencia fabricada, la abstracción, esa basura postmoderna.

Lo que eleva un trabajo sobre los demás es la novedad en el planteamiento, la finura en la ejecución, la gracia narrativa, virtudes que la mayoría de los editores de novelas superventas y de series de gran audiencia excluyen de sus encargos, porque los productos prefabricados en moldes suelen funcionar, y los que se salen de la plantilla son una incógnita.

Termino de ver la primera temporada de Why Women Kill, Beautés meurtrières en la Francofonía, donde me hallo, título engañoso. Creo que en la Hispanidad la han traducido literalmente. Y quiero recomendarla, si bien con algún pero que citaré al final.

La he visto deudora de tres soberbios directores del cine norteamericano: Billy Wilder, Blake Edwards y Woody Allen.

Recomiendo al lector las referencias de Wikipedia y en imdb.com para enterarse de detalles significativos.

Elogio la serie porque sus creadores han hecho un esfuerzo de imaginación narrativa y profesional; y les han dejado. Las tres mujeres a las que hace referencia el título viven sucesivamente en la misma casa del Pasadena, California (EE.UU.) en distintos momentos históricos. Sin embargo el argumento de la casa embrujada o maldita es una broma más de una serie desbordante de humor.

En cada uno de sus diez episodios se alternan las historias. Todo está hecho con limpieza, la iluminación, la ambientación, la indumentaria, los detalles cronológicos. El ritmo es de una cadencia suave pero contundente. La presentación de los capítulos, de un tono burlón, con diseño gráfico tipo Andy Wharhol y tebeos de la edad dorada del cómic o la bande dessinée.

Cuando antes citaba a tres grandes directores quería poner de relieve las cualidades que les son propias y que Why Women Kill recoge, acaso de un modo inconsciente, acaso deliberado. Los personajes son estereotipos muy bien delineados, estilo ilustraciones de Edward Hopper (a quien se cita), una clase media alta que en los años 60 vive encasillada en una prosperidad de caramelo, en los años 80 en la cresta de la ola de la hipocresía de los millonarios, y anteayer en un océano de poliamor, liberalismo LGTB y lotería pendular de industria cinematográfica.

Es una serie norteamericana típica, lo mismo que las películas de Blake Edwards lo eran, y las de Woody Allen siguen siéndolo, y de Wilde no digo nada, porque no era gringo. Pero están dirigidas a un público diverso, ilustrado, mutinacional, global, refinado.

El moralismo de Why Women Kill está impregnado de humor fino, de un cinismo digerible, sinuoso, sorprendente, como las vueltas del guión (uno de los personajes es un guionista drogadicto). No echo a perder el argumento si digo que las mujeres que matan no matan a los maridos que les engañan, algo que se desvela en el capítulo cuatro o cinco. Es decir, el moralismo no está en que la traición alevosa (los cuernos) se paga; el tópico está tratado como tal, en clave de burla de una obsesión peliculera, no de un fenómeno real que daña las relaciones sociales, las familias, etc. Se pone en solfa el argumento de la fidelidad como compromiso firmado en el contrato de matrimonio, no la fidelidad como virtud de la vida en común, el afecto, la familia. A medida que avanza la historia, de la comedia fina se pasa a la tragicomedia cínica, y de ella al drama íntimo con sentido del humor, una transformación hecha con maestría, que desemboca en un capítulo final que es un prodigio escenográfico.

Tampoco me parece relevante una crítica que se hace a la serie, sus personajes no evolucionan, no crecen. Los estereotipos, los mitos no se bajan nunca de su pedestal; no evoluciona don Quijote, Ulises no crece, Macbeth es un canalla desde su nacimiento, carece de psicología. El que quiera ver sufrir a protagonistas, que lea a Dostoyevsky, a Thomas Mann, o a Julián Marías (a este, lo imagino, porque no he logrado pasar de la página veinte de sus novelones).

¿Dónde está la excelencia de Why Women Kill? Lo he adelantado: en la combinación magistral de la novedad en el planteamiento, la finura en la ejecución y la gracia narrativa. Todo lo demás se da por supuesto, el empleo profesional de la tecnología, la producción, la dirección, la interpretación. Hay tantas personas cualificadas en la cinematografía y la televisión, que la calidad mínima está garantizada, ya no hay películas serie B, sino churros de molde o masturbaciones de jovencitos o de aficionados.

Y concluyo con un par de defectillos casi inevitables, dado el origen de la serie.

Uno es la sangre, el melodrama barato. Hay varios momentos en los que los productores se han debido de ver obligados a usar la armadura de la convención comercial. El atropello de una niña linda e inocente se muestra en el resultado (menos mal que no sale el golpe, aunque me pregunto si lo grabaron), cuando algunos fotogramas antes se fija la cámara en una pelota causante del accidente. Con la pelota y el ruido del topetazo valía. Y más sangre en las puñaladas que reciben algunas de las víctimas. ¿Era necesario?

Esto contrasta con la ausencia total de sexo. Las escenas de cama son postcoitales, con los amantes cubiertos hasta el pecho. ¿Puritanismo en el siglo XXI? No, obedece a un propósito; cual, lo ignoro. ¿Sexo no y sangre sí? Hollywood siempre será Hollywood.

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.