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Historia de la Agricultura - M.B. Tauger Series

La agricultura en la Historia de la Humanidad. 5

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ESTIMADO LECTOR

Esta serie es la más visitada, con diferencia, de todas las entradas de Agroicultura-Perinquiets. Esto nos congratula, y nos ha animado a buscar más documentos relativos a la historia de este aspecto determinante en el desarrollo de la Humanidad. Desde hace meses venimos ofreciendo largos resúmenes de capítulos de HISTORIA GENERAL DE LA AGRICULTURA, de los pueblos nómadas a la biotecnología, de José Ignacio Cubero. El autor es doctor en Biología y Agronomía, Académico de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, profesor en la Universidad de Cordoba (España) y ha ejercido diversos cargos en instituciones nacionales e internacionales.

El trabajo del profesor Cubero es de dimensiones enciclopédicas, y dedica largas secciones al desarrollo de la Agricultura en todos los continentes, con especial dedicación a España y a Iberoamérica.

Recomendamos a nuestros lectores estos resúmenes, largos y completos, que vamos publicando todos los meses desde noviembre de 2019.


Agriculture in World History, Mark B. Tauger, profesor asociado de Historia en la Universidad de Virginia Occidental.

De la colección Themes in World History, Routledge, Taylor and Francis Group. Londres y Nueva York. 2011

Resumen y edición de Gaspar Oliver.

(La foto de cabecera está tomada de la página del Museo Aquagraria, de Ejea de los Caballeros.)

Agricultura y crisis económicas 1900-1940

Hemos llegado al siglo XX en este resumen del libro Agriculture in World History, de Mark B. Tauger. El autor lo divide en dos largos capítulos, “Agricultura y Crisis: 1900-40” y “Expansión y crisis: la agricultura desde la Segunda Guerra Mundial al siglo XXI”.
Por nuestra parte, dividimos la primera mitad del siglo XX en tres entregas. La de hoy se centra en las primeras décadas, que marcaron la pauta de lo que ha sido la política de intervención de los gobiernos en apoyo de la agricultura.

Segadora, rastrilladora tirada por caballos. Ilustración tomada de la página de

Segadora, rastrilladora tirada por caballos. Ilustración tomada de la página Sociedad y Cultura

La modernización de la agricultura se convirtió en un objetivo prioritario de todas las sociedades y los gobiernos del mundo en el siglo XX. Nunca antes se había desarrollado un trabajo de apoyo a los agricultores, y a la vez, nunca tantos campesinos abandonaron el campo para ir a trabajar a la ciudad.
En los primeros años del siglo XX la agricultura jugó un papel central en una serie de crisis económicas y políticas. Crisis que inspiraron esfuerzos a veces dramáticos de gobiernos, de empresarios privados y de organizaciones públicas para transformar las prácticas agrarias, e incluso para cambiar de arriba a abajo algunas sociedades agrícolas.
Se trataba de resolver el problema de la producción agrícola, así como de las deficiencias de la vida rural. Pero con frecuencia fueron más allá de esta visión pragmática, e introdujeron cambios revolucionarios en la agricultura y en las relaciones de esta con la vida no rural.

El marco medioambiental

Tauger incide, antes de entrar en materia, en las condiciones medioambientales del momento.
La agricultura del siglo XX ha tenido que vérselas con el calentamiento global que se inició en el siglo XIX, causando la descongelación de los glaciares y la contracción de los casquetes polares. Estas crisis medioambientales se complicaron con determinadas acciones de los agricultores, y causaron grandes desastres.
En Norteamérica, los granjeros estadounidenses y canadienses reaccionaron al incremento de la demanda durante la Primera Guerra Mundial y la caída de los precios en los años veinte con el arado intensivo de nuevas tierras y la producción de grano en las Grandes Llanuras. Esto agotó el suelo y lo secó.
La gran sequía de 1930 fue seguida de otras y de veranos muy calurosos entre 1932 y 1934, con el resultado del llamado Dust Bowl: grandes tormentas de polvo y arena recorrieron miles de kilómetros, haciendo imposible el cultivo e incluso la respiración. Cientos de miles de personas huyeron de la región.

Otras grandes sequías afectaron a varios países, y pusieron a prueba la capacidad de los gobiernos. Rusia y luego la Unión Soviética padecieron repetidas sequías y hambrunas, y el gobierno tuvo que importar alimentos. China sufrió veinte sequías a lo largo del siglo XX, las más intensas en 1921, 1928-30 y 1940, con una consecuencia devastadora en la población: millones de muertos. La India tuvo severas sequías entre 1941 y 1943, en 1956 y en 1965-66. La región africana del Sahel fue sacudida por terribles sequías en los años 70 y 80.
El origen de estos desastres era el cambio climático y también la cosecha intensiva de productos de mercado (cash crops).

Inundaciones de Bangla Desh de 1988. Fotografía tomada de la página Geceka: las peores inundaciones.

Inundaciones de Bangla Desh de 1988. Fotografía tomada de la página Geceka: las peores inundaciones.

También sufrieron inmensas inundaciones regiones enteras. China en 1931 y en 1959. La India padeció ciclones en 1942, y Bangladesh en los primeros años setenta.
No obstante, el rasgo de los tiempos era la sequía y el calentamiento, consecuencia también de la acción humana. La mitad de los bosques del planeta se eliminaron en beneficio de tierra de cultivo y de ciudades. Con ello se privaba a la naturaleza del efecto refrescante de las selvas, y expandió el cultivo a tierras de poca calidad, porque los suelos de los bosques apenas tienen material orgánico, y se deterioran rápidamente.
Las enfermedades de plantas y animales jugaron un importante papel, con frecuencia ignorado, en el desarrollo de la agricultura a lo largo del siglo XX. El resultado de las investigaciones en torno a esto fue el desarrollo de variedades resistentes y con alto rendimiento y la Revolución Verde.

Crisis agrarias en las primeras décadas del siglo XX

En la primera mitad del siglo, el planeta sufrió grandes crisis económicas, sociales y políticas que obligaron a los gobiernos a tomar iniciativas que todavía trascienden.
Hacia 1914 los grandes países europeos, en especial Gran Bretaña y Alemania dependían de las importaciones de productos alimentarios. Los traían de los Estados Unidos (que iniciaba su fase de dominio), de Canadá, Argentina y Australia, así como de Rusia, India, Sureste Asiático y México. Este hecho hizo pensar a determinadas elites que Inglaterra y Alemania eran vulnerables a un bloqueo en caso de una previsible guerra.
Los exportadores se basaban en complejos sistemas de distribución. La región del Punjab producía la mayoría de los excedentes exportables en la India. Las Grandes Llanuras de los EEUU enviaban grano y carne a las grandes ciudades de su país y de Canadá. La mayoría de los productos exportables rusos procedían de Ucrania, conectada a través del mar Negro. La larga depresión del Volga producía para la Rusia Central. China tenía una inmensa población rural con limitadas reservas y muy vulnerable a los desastres naturales.
En los primeros años del siglo XX la agricultura se recuperó de la depresión de finales del siglo XIX. Los precios subieron y el comercio prosperó.

La familia Rinieri, fabricantes de tractores italianos. tomada de su página web.

La familia Rinieri, fabricantes de tractores italianos. tomada de su página web.

La renta de un agricultor medio norteamericano equivalía a la de un trabajador asalariado en una ciudad que realizara una cantidad de trabajo similar. Esta “paridad” sirvió de indicativo para las subvenciones del gobierno a los granjeros durante la gran depresión.
Sin embargo, el sector agrario inició el siglo, tanto en Europa como en los Estados Unidos, con un declive, en relación con la expansión y modernización del sector industrial. El presidente Theodore Roosevelt designó una Comisión sobre la Vida en el Campo en 1908 para extender a este los niveles de vida urbanos, al tiempo que apoyaba la investigación técnica y económica para la agricultura.
En Europa la integración de los campesinos con los ciudadanos empezó a producirse. La mayoría de los agricultores franceses compraban (en lugar de producirlos ellos mismos) el pan y la ropa que consumían. En Alemania los agricultores fueron incluidos en el sistema de seguridad social.
Es una ironía, reflexiona Tauger, que fue precisamente ese el momento de despegue de la literatura académica sobre el folklore en vías de desaparición, y la glorificación de los campesinos y la vida agraria como la esencia de una nación, según los propagandistas conservadores.

La agricultura en la Primera Guerra Mundial

Esta guerra tuvo enormes consecuencias sin precedentes en la agricultura. Los ejércitos enfrentados eran de dimensiones y cualidades semejantes, y la provisión de suministros alimentarios jugó un papel clave en la guerra. Prácticamente todos los países en conflicto establecieron controles estatales de la agricultura para afrontar la crisis. El gobierno alemán realizó un mal calculo, y una peste que dañó la patata dio lugar al racionamiento. El gobierno obligó a los campesinos resistentes a cultivar sus tierras. En el Invierno del Nabo (Turnip Winter) de 1916 se censaron 750.000 muertes más de lo “normal” en un año de guerra. Los bloqueos de submarinos dieron lugar a racionamientos y controles agrícolas en las naciones en guerra, con efectos como la confiscación de tierras a los campesinos que se resistían a cultivar lo ordenado.

Cartel propagandístico de la Primera Guerra Mundial. tomado de la página Women's Land Army

Cartel propagandístico de la Primera Guerra Mundial. tomado de la página Women’s Land Army

Los prisioneros de guerra se enviaron a cultivar los campos abandonados por los soldados que luchaban en los frentes. El descenso de la producción, a cargo de mujeres, niños y viejos, fue notable. Francia esperaba auxiliarse de la producción de su colonia argelina, pero no obtuvo buenos resultados.
Alemania y Austria tuvieron un alivio con la revolución soviética, porque les permitió ocupar la fértil Ucrania, pero no consiguieron lo que esperaban. Gran Bretaña, Francia e Italia iniciaron en 1916 una política de compras en común en mercados extranjeros. Se constituyó el Inter-Allied Food Council, Consejo Alimentario Interaliado, con importaciones básicamente de los Estados Unidos, que contribuyó a la victoria aliada. Inglaterra también obtenía alimentos de Egipto. Cuando el Imperio Otomano declaró la guerra en 1914, los británicos ocuparon Egipto y forzaron la exportación de grandes cantidades de grano en 1915 y 1916, agotando las reservas campesinas. Obligó a trabajar a 500.000 campesinos, lo cual dio lugar a una rebelión nacionalista en 1919. Las tropas británicas “pacificaron” a los rebeldes desarmados que habían arrancado tramos de vía interrumpiendo la comunicación con El Cairo.
Los granjeros canadienses y yanquis se beneficiaron del incremento de la demanda durante la guerra. Pero los agricultores de los EEUU se enfrentaron a una crisis doméstica: la cosecha de trigo se redujo un tercio en 1916-17, en el momento que los aliados europeos compraban el doble de lo normal. El precio de los granos se triplicó. El presidente Wilson sospechaba de una alianza oculta entre granjeros y comerciantes en la elevación de precios, cuando en realidad se debía a la sequía, las plagas y otros factores naturales. No obstante, se abstuvo de intervenir los mercados.
Cuando en 1917 se dieron las primeras revueltas campesinas en los EEUU, Gran Bretaña introdujo las subvenciones a los agricultores. El Congreso de los EEUU introdujo una ley de control de precios, a la que se opuso el lobby agrario. Advertido el presidente Wilson por los aliados de que se preveía una hambruna en Europa sin los suministros agrarios norteamericanos, aquel designó a Herbert Hoover un ingeniero de minas, como administrador de la ayuda alimentaria, y se legisló un precio mínimo para el trigo. Los granjeros, previendo un incremento de la demanda, habían arado millones de hectáreas con tractores recién incorporados a la producción, pero el control de precios dominó el resto de la guerra.
No obstante, los comerciantes de grano aprovecharon bien la oportunidad. La compañía norteamericana Cargill tuvo tantos beneficios que fue acusada de aprovecharse de la guerra.
En cualquier caso, los gobiernos europeos y americanos aprendieron de la experiencia bélica para iniciar políticas de intervención agrícola en los mercados.

La Gran Depresión de los años 30

Tras la guerra, los Estados Unidos de Norteamérica fue el país con mayores reservas alimentarias para dar de comer a una Europa en ruinas. Utilizaron este hecho como arma, y su primera intervención fue obligar a Alemania a firmar el Tratado de Versalles en 1919.
Hasta el año 20 los precios se mantuvieron altos. Pero cuando Europa recuperó su producción agrícola, cayeron un 50 por ciento en 1921, y permanecieron así toda la década.
En los EEUU, Europa y en el resto de los continentes, los agricultores padecieron una superproducción crónica y unos precios bajos persistentes. Tauger asegura que los gobiernos rehusaron intervenir los precios hasta la crisis de los 30 debido a teorías económicas trasnochadas y al miedo de los agricultores a sufrir interferencias.
El Congreso de los EEUU debatió diferentes propuestas de intervención de precios. Ninguna tuvo éxito porque, según Tauger, “los conservadores advertían que incrementarían la producción en mercados saturados y mantendría granjeros ineficientes. Estos intentaron defenderse de los bajos precios mediante cooperativas, pero solo tuvieron éxito pequeños grupos de cultivadores especializados, como los de los cítricos californianos, que formaron “Sunkist”, o los cultivadores de arándanos de Nueva Inglaterra, que formaron “Ocean Spray”. Los que cultivaban cereal eran mucho más numerosos y más inclinados a salirse de las cooperativas.”

Granjero afroamericano de Florida ant su cosecha de de maiz. Imagen tomada de Wikipedia

Granjero afroamericano de Florida ante su cosecha de de maíz. Imagen tomada de Wikipedia

En el Sur, los aparceros más pobres ganaban 14 céntimos al día, mientras que los grandes propietarios de fincas algodoneras obtenían suculentos beneficios porque el algodón tenía una gran demanda. No obstante, una plaga de gorgojo devastó las plantaciones algodoneras. El resultado fue un enorme flujo migratorio de pequeños aparceros, casi todos de origen afroamericano, hacia las grandes ciudades industriales del Norte.
En las llanuras, los granjeros incrementaron la mecanización, en algunos casos excepcionales se cosechaban miles de hectáreas con media docena de peones. El Departamento de Agricultura yanqui estimuló la industrialización de la agricultura por encima de una política de ayuda a los campesinos que se arruinaban.
En Canadá se produjo una intervención en los años 1917-20, a través de la Canadian Wheat Board (la Oficina Canadiense del Trigo). Pero en 1920 la suprimió. Los campesinos se rebelaron ante el colapso de los precios, y llegaron atacar la bolsa de futuros de granos de Winnipeg. Allí, como en Chicago, los intermediarios compraban y vendían materias primas antes de su producción. Los granjeros canadienses propusieron que su cereal se vendiera a un fondo común, que les pagaría una vez que la cosecha estuviera vendida, mejor que competir entre ellos y dar lugar a un hundimiento de los precios. La mitad del trigo canadiense se atuvo a este sistema, que se hundió con la Depresión.
En Inglaterra, muchos agricultores transformaron sus campos de grano en pastos. El Parlamento aprobó una ley agraria con apoyo a los precios y salarios mínimos, pero los campesinos no la aceptaron y fue abolida. Como en el resto del mundo, los precios se vinieron abajo a lo largo del los años 20.
Los agricultores franceses se volvieron más perspicaces y comprometidos políticamente tras la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, su número bajó de cinco a cuatro millones entre 1928 y 1928. La demanda urbana estaba por encima de la producción, y Francia tuvo que importar la cuarta parte de sus necesidades alimentarias.
La Conferencia Económica Mundial de 1927, convocada por la Liga de Naciones centró su atención en las crisis agrícolas. Algunos atribuían los males de la agricultura al desequilibrio entre los bajos precios de los productos agrarios y los altos precios de los productos industriales. Se discutió mucho sin llegar a ninguna conclusión, salvo la famosa retórica de que el mercado lo resuelve casi todo. Así llegó al Gran Depresión en 1929, que sacudió de arriba a abajo todas las teorías económicas.

Hacendados mejicanos vigilando sus posesiones. Foto tomada de la página Historia de Casa Grande.

Hacendados mejicanos vigilando sus posesiones. Foto tomada de la página Historia de Casa Grande.

Se vio que si algunas de las medidas en apoyo de la agricultura hubieran sido aplicadas en los años 20, la crisis habría sido menor. Ciertos políticos y economistas las rechazaban, asegurando que solo se podían aplicar en tiempo de guerra.
Por entonces, el sector agrícola empleaba en el mundo a dos tercios de la población trabajadora. Hacia 1929 había una superproducción de materias primas agrícolas, y los precios eran más bajos que nunca. Durante los peores años de la crisis, a pesar del descenso de la producción, los precios no subieron.
Los intermediaron intentaban vender con desesperación el almacenaje. Los gobiernos intentaban aliviar las dificultades de los granjeros y el abandono de la tierra, al tiempo que mantenían el precio de las materias primas agrarias bajo para alimentar a las grandes bolsas de paro creadas por la Depresión.
En 1933, la Liga de Naciones realizó una conferencia internacional sobre el trigo en la que los países exportadores acordaron limitar sus ventas, aunque pocos hicieron caso. Los gobiernos no acertaban a dar con la solución de las crisis agrarias, mientras la agricultura se reducía y la industria crecía.
El dominio económico global de los EEUU, sostiene Tauger, convierte en significativa su experiencia en estos campos. Los precios de los productos agrarios yanquis arrastraron en su caída a los de los otros países. El presidente Herbert Hoover rechazó intervenciones de tiempos de guerra, confiando en que el mercado corregiría los problemas. Creó un Federal Farm Board (Oficina federal para la agricultura) que compró ocho toneladas de grano sobrante, pero rehusó emplear esta reserva para ayudar a los granjeros sureños que se morían de hambre, con la excusa de que se desmoralizarían y el mercado se reduciría, si bien la mayoría de los campesinos necesitados no tenían siquiera dinero para satisfacer sus necesidades. Tras una sequía en Montana en 1931, se distribuyó ayuda monetaria entre una fracción de la población necesitada.
Contra el consejo de los economistas, Hoover impuso tarifas en la importación de ciertos productos, lo que provocó la misma medida contra las exportaciones yanquis, sobre todo las agrarias.

Fotografía tomada de la página Mnopedia

Fotografía tomada de la página Mnopedia

En 1932 el activista rural Milo Reno constituyó la Farmer’s Holiday Association, con el propósito de organizar un boicot en los mercados nacionales y forzar al gobierno a proteger los precios agrícolas. En agosto empezaron las “vacaciones” de los agricultores, y hubo ataques a bancos, cortes de carreteras y de líneas ferroviarias y enfrentamientos con la policía, que causaron muertos. Cientos de miles de granjeros perdieron sus propiedades, a pesar de que la Asociación intentó que se llegaran a acuerdos entre deudores y acreedores, sobre todo bancos.
El creciente descontento provocado por la timidez de Hoover para resolver las crisis allanó el camino para la elección del demócrata Franklin D. Roosvelt. Educado en un entorno rural propiedad de su rica familia, diseñó el New Deal que en el área agrícola estuvo dirigido por Henry A. Wallace, un científico de altura en la cuestión agraria. El New Deal agrícola se basó en las propuestas desestimadas en los años veinte: reforma del crédito, limitación de la superficie cultivada y apoyo a los precios. Se compraron a los bancos hipotecas de granjeros arruinados. Se subvencionaron reducciones de cultivos determinados, algo que provocó escándalos porque se tuvieron que destruir cosechas y sacrificar ganado excedentes.
La Commodity Credit Corporation (Corporación de Crédito para Materias Primas) adelantó pagos a los cultivadores. Si vendían sus productos por encima del crédito, lo devolvían, si el precio estaba por debajo, entregaban la cosecha al CCC para que lo exportara.
Se desarrollaron fórmulas de mercado cooperativas que todavía funcionan, se llevó a cabo una electrificación rural, medidas para la conservación del suelo y se institucionalizaron ayudas extraordinarias. Fueron la primera oleada de subsidios agrícolas en los Estados Unidos, y constituyen la base de la política agraria presente.

Fotografía tomada de

Fotografía tomada de Mnopedia

Este sistema se basaba en experiencias locales y en propuestas de estudiosos del campo, pero también en experiencias históricas extranjeras, como la de China para tiempos de cosechas superabundantes. También reflejaban políticas semejantes en la Unión Soviética y en los países fascistas. Las corruptelas y la corrupción no pudieron evitarse, y hubo que combatirlas tras la Segunda Guerra Mundial. También fue un rasgo de estas políticas, la marginación de los granjeros afroamericanos en beneficio de los blancos.

Gran Bretaña, Francia, Canadá, Australia y Argentina

Gran Bretaña fue menos afectada por la Gran Depresión. Los precios cayeron, pero los agricultores tenían menos deudas. Una ley del Parlamento estableció organizaciones de campesinos para controlar el mercado. Por ejemplo, cuando los precios de la leche cayeron en 1932, cien mil granjeros votaron el establecimiento de una Oficina para la Venta de Leche (Milk Marketing Board). Se instituyeron también otras oficinas semejantes para patatas y carne de cerdo. Asimismo se establecieron subsidios.
La cosecha de trigo de Francia de 1932-33 fue la más alta de la historia, e hizo descender los precios. El gobierno restringió las importaciones, fijó los precios y gastó millones de francos en subsidios y en programas de ayuda. Una nueva caída de precios en 1934 incitó a un periodista francés, Henri Dorgères, a realizar una campaña semejante a la de Milo Reno en los Estados Unidos, con boicots, actos contra los desahucios de fincas, y proponiendo la insumisión fiscal. Organizó paramilitarmente a jóvenes agricultores, y elaboró un discurso antisemita. El incremento de los precios a partir de 1936 desactivó este movimiento de Dorgères.
Los granjeros canadienses se enfrentaban a un colapso de los precios, sequías y olas de calor y de tormentas de polvo, plagas de langostas y daños en las cosechas de maíz y cereales. La producción se redujo un tercio, y 250.000 granjeros abandonaros sus pueblos y se marcharon a las ciudades. El gobierno reaccionó instituyendo mecanismos y organismos de ayuda.
Australia se había convertido hacia 1900 en un importante exportador de grano, carne y productos lácteos. Al final de la guerra, intentó convertir en granjeros a excombatientes ociosos e irritados. El experimento fue un fracaso estruendoso, por las áridas condiciones del interior del continente y porque no pudieron pagar las deudas adquiridas. Abandonaron las granjas y se instalaron en las ciudades. Los gobiernos provinciales suministraron algunas ayudas, pero pocos granjeros se beneficiaron de ellas.. El gobierno federal de Canberra solo intervino al empezar la Segunda Guerra Mundial. Estableció una oficina para el trigo con carácter provisional que duró sesenta años.

Gauchos.

Gauchos. Fotografía tomada de la página El nacionalista.mforos

Argentina, otra gran democracia agraria, triplicó sus cosechas de grano entre 1900 y 1913, y se convirtió en una pequeña potencia agrícola. Los agricultores argentinos era aparceros, la mayoría inmigrantes sin el dinero para comprar tierras, y contrataban a braceros. Si la cosecha se daba bien, ganaban bastante dinero. No obstante, tras la excepcional cosecha de 1912, los precios cayeron, y los terratenientes empezaron a echarlos de las tierras. El conflicto entre propietarios, aparceros arruinados y braceros (huelgas, enfrentamientos con las fuerzas del orden) duró hasta 1920, cuando los precios subieron.

Al final de esa década el gobierno argentino proporcionó ayuda a los agricultores, básicamente formación. Importó 15.000 tractores y 25.000 cosechadoras. El crack del 29 hizo que los agricultores regresaran a los caballos, abandonando sus cosechas no vendidas o quemándolas, como sucedió en 1933. Ese año el gobierno estableció agencias que compraran la superproducción y detuvieran nuevas roturaciones. La oficina del vino destruyó sus almacenajes. La del grano exportó lo que había comprado.
En resumen, los países democráticos más grandes, los avances científicos, tecnológicos y económicos permitieron a los agricultores obtener grandes cosechas. No obstante, la relativa uniformidad de las grandes cosechas permitió que los problemas medioambientales o los desastres económicos también tuvieran grandes consecuencias. Tanto los gobiernos como los agricultores creyeron que la superproducción y el derrumbe de los precios de los años 20 eran aberraciones que acabarían corrigiéndose. Casi nadie anticipó la Gran Depresión, que se avecinaba. Y prácticamente todos los países afectados crearon programas pioneros de ayuda a la agricultura. Programas que, sin embargo, no llegaron a la mayoría de los agricultores, lo que provocó masivos éxodos hacia las ciudades.

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