La Guerra Campesina de 1525 en Alemania (I)
Compartir
La Guerra Campesina Alemana desde una nueva perspectiva. Peter Blickle (1977) Traducida al inglés por Thomas R. Brady Jr y H.C. Erik Midelfort Johns Hopkins University Press. Baltimore. 1981 Resumen elaborado por Gaspar Oliver
Introducción de la edición inglesa (I)
La Guerra Campesina fue el mayor movimiento de masas en Europa, antes de 1789. El corazón de la revuelta fue el suroeste y el centro de la actual Alemania, con salpicaduras en Lorena y el Franco Condado de lengua francesa, el Tirol austriaco, y zonas del este de Prusia y eslavas. Su periodo culminante se desarrolló en el año 1525, pero tiene sus raíces en el 1524 y no acaba de sofocarse hasta 1526.
En el mapa adjunto se desprende que esa revolución afectó a la zona de Alemania central y sur que había optado por la religión protestante. Baviera, Renania y parte del Palatinado se mantuvieron en paz, así como el norte, que sí había optado por el protestantismo. El presente resumen se divide en tres partes: El origen y desarrollo de la revolución en la Alta Suabia y Franconia; en Turingia, Alto Rin y Salzburgo; y las consecuencias, bases militares de la revolución y papel de la Reforma protestante. Todo ello segúnla introducción de los traductores.
Ofrecemos aquí la primera parte de una reseña de la “Introducción” redactada por los traductores, en la que se resumen los hechos históricos. En la segunda parte completaremos el panorama histórico. En la tercera ofreceremos un esquema de esa nueva perspectiva elaborada por Peter Blickle.
Peter Blickle, dicen los traductores, tiene el mérito de un nuevo título para la Guerra Campesina (la Bauern Krieg que los marxistas de la RDA glorificaron a fondo). La llamó “La Revolución de los Comunes o del Hombre Común”.
Acontecimientos previos
Los traductores presumen que muchos lectores de La Revolución de 1525 no conocen bien la historia alemana, y ofrecen un relato de cómo se forjó la Guerra Campesina, relato que el autor del libro, Blickle, evita porque supone que los interesados en su trabajo, una nueva perspectiva de esa guerra, conocen los antecedentes.
Durante el medio siglo previo al levantamiento, se registran oleadas de protestas en las regiones que luego iban a ser su escenario: Suiza, la Selva Negra, la Renania media, los territorios monásticos de Suabia, Salzburgo, el Tirol, Carintia, Estiria y Carniola (los dos primeros, hoy estados austriacos, y la tercera, también perteneciente entonces al imperio, pero hoy en Eslovenia), Württemberg y la ribera sur del río Meno por debajo de Frankfurt. Solo Baviera parece libre de descontento, dicen los traductores.
Los desórdenes comienzan en los años noventa del siglo XV, protagonizados por Hans Böheim o Niklashausen en el valle del Tauber, que fluye entre Baden Württemberg y Baviera hasta descargar en el Meno al sureste de Frankfurt. Würtzburg es una ciudad episcopal de Franconia que se encargó de sofocar las prédicas de Niklashausen, pastor de ganado, anticlerical, pero profundamente religioso, el caldo de cultivo del protestantismo posterior.
Poco después, algunas incursiones de la caballería turca en las regiones mencionadas de Austria, dan lugar a levantamientos campesinos.
Dicen Brady y Midelfort que la bandera de la revolución representaba una Bundschuh, una bota de campesino, y que se enarboló en Sélestat, en territorio de la hoy Alsacia francesa cuyo mapa está repleto de ciudades con nombre alemán, como se deja ver en Google Maps.
El líder de aquel movimiento con el símbolo de la Bundschuh, un misterioso Joss Fritz, siguió la senda anticlerical y religiosa de Nicklashausen hasta el año 1524 en el Alto Rin y zonas aledañas, reclamando “justicia divina” y la “ley de Dios”. En 1514, en Württemberg, al este de la Selva Negra también se dieron serias revueltas, llamadas del “Pobre Conrado”, contra el manirroto conde Ulrich, que imponía impuestos insoportables, cosa que incitó a los ciudadanos, en especial los artesanos, a unirse a los campesinos, coalición que no duró mucho, ruptura que provocó la derrota de estos y su ejecución por Ulrich.
Estos son los ejemplos destacados en las revueltas que estallaron por las zonas mencionadas en las dos primeras décadas del siglo XVI, y que en muchas ocasiones dieron lugar a coaliciones de interés entre ciudadanos y campesinos. Los primeros, más ilustrados, redactaron panfletos y demandas de reforma eclesiástica y del gobierno civil, y pronosticaron desastres y Apocalipsis, que recogieron los astrólogos editores de ciertos almanaques, fijando 1524 como el año de la revuelta. Conviene tener presente que por esa época un Lutero recién excomulgado y juzgado en la Dieta de Worms ya había iniciado su Reforma, apoyándose en reivindicaciones como esta.
Arranca la revolución
El comienzo de la Revolución de 1525 se sitúa en 1524 con un levantamiento de campesinos en los campos del conde Lupfen, en Stühlingen, al norte de Schaffhausen, hoy una cuña suiza en el estado de Baden Württemberg de Alemania, en los primeros kilómetros del Rin, que sale del lago Constanza, al este de la Selva Negra. Blickle lo considera el último coletazo de los antecedentes de esa revolución. El líder fue un antiguo mercenario, Hans Müller, algo que hizo la revuelta más eficaz. Al mismo tiempo, los campesinos de los alrededores de Núremberg, zona de campos fertilísimos, se resisten a pagar impuestos y gabelas. En otoño de 1524 las orillas del lago Constanza estallan en nuevos desórdenes, todos reclamando la vuelta de la “ley antigua”.
En el invierno se acumula la ira campesina, que se expande hasta la Selva Negra. Dicen los traductores que los campesinos ya no hacen reivindicaciones particulares, sino que ponen en tela de juicio el orden feudal. En este escenario invernal aparece Thomas Münzer, de Turingia, antiguo monje franciscano convertido al luteranismo, visitando a los campesinos.
A los príncipes y nobles afectados les cogió a contrapié, salvo al famoso Ulrich, depuesto conde de Württemberg, que preparaba su ejército para recuperar sus tierras. Los demás carecían de tropas, que se encontraban con el emperador Carlos V (Carlos I de España) en las guerras de Italia.
El punto álgido de la revuelta por regiones
La fase más caliente tuvo lugar entre febrero y mayo de 1525 en el sur y en el centro de Alemania: campesinos y mineros en las zonas rurales, y artesanos en las ciudades. Los desórdenes desbordaron las fronteras germanoparlantes y entraron en zonas de lengua romance, en la actual Francia y en Suiza.
El punto débil de la revolución, dicen Brady y Midelfort, fue su aparente punto fuerte al prender en diversas regiones. Al no existir lazos sólidos entre los revoltosos de distintos lugares, no pudieron crear alianzas ni grande ejércitos. Mientras que los nobles estaban acostumbrados a aliarse, y también a moverse con sus mesnadas entre los distintos feudos. Los traductores resumen la revolución en cinco regiones.
Alta Suabia.
El río Danubio corre desde la Selva Negra hasta el mar Negro a lo largo de diez países. En su curso alto, al norte de los Alpes, en Suabia, fue el primer escenario de la revolución. Se formaron allí seis ejércitos de campesinos entre febrero y marzo de 1525.
El ejército de Allgäu, compuesto por siervos de la abadía de Kempten; el ejército del Lago, al norte del Constanza; el ejército de Baltringen, al noreste del lago, dirigido por un convencido artesano luterano, Ulrich Schmid; el ejército de la Selva Negra-Helgau; el ejército del Bajo Allgäu; y el de Leipheim, a las orillas del Danubio, al Este de Ulm. El más nutrido era el de Baltringen, que pudo haber alcanzado los 10.000 soldados.
La capital de esta revuelta fue Memmingen, una ciudad donde predicó Zuinglio, cabeza de la Reforma en Suiza.
Tres de estos ejércitos, el de Allgäu, el del Lago y el de Baltringen dieron lugar a un programa basado en la “justicia divina”. Se llamó Los Doce Artículos de los Campesinos de Suabia, elaborado por dos artesanos de Memmingen, Cristóbal Schappeler y el oficial peletero Sebastián Lotzer, e impreso inmediatamente en Ausburgo, al norte de Múnich.
Los Doce Artículos se extendieron como un reguero de pólvora por todas las regiones rebeldes, e influenciaron los programas que cada una de ellas fue creando. Los dirigentes de estos ejércitos negociaron con los de la Liga Suaba, con capital en Ulm, en manos de los príncipes y nobles, pero a pesar del apoyo de los artesanos de la ciudad, no pudieron llegar a ningún acuerdo.
El inicio de las hostilidades fue favorable a los rebeldes. El enemigo principal era el duque Ulrich y sus 10.000 mercenarios suizos, una fuerza temible, que sitiaba al ciudad de Sttutgart. Pero la inminente batalla de Pavía, entre el emperador Carlos y el rey de Francia Francisco, en febrero, provocaron la retirada de las tropas suizas, y Ulrich no tuvo más remedio que huir ignominiosamente. Los revolucionarios se movieron hacia el norte combatiendo nobles y ocupando monasterios. Jorge Truchsess von Waldburg, capitán de la Liga Suaba, se puso en movimiento y derrotó sin apneas oposición dos ejércitos en abril. Pero el día 15 de ese mes se opusieron a sus tropas 12.000 campesinos del ejército del Lago, que contaban con mercenarios veteranos. Wartburg, que tenía 7.000 soldados prefirió negociar, y se firmó el llamado Tratado de Weingarten. Este tratado ofrecía a los rebeldes escuchar sus quejas y arbitrar entre ellos y los señores, pero tenían que abandonar los castillos y monasterios ocupados y volver a pagar las rentas debidas. Los rebeldes cumplieron, y el ejército de Wartburg acudió en ayuda de nobles necesitados en otras regiones. Hacia finales de abril, la revuelta se había extendido a Franconia, Alsacia, sur de la Selva Negra, Württemberg y Turingia, como veremos a continuación.
Franconia.
En esta región al norte de Baviera, que atraviesa el río Meno y algunos de sus afluentes, la revolución tomó un curso extremadamente radical. También contó con seis ejércitos, tres de los cuales tuvieron importancia: el del valle del río Tauber, el del Neckar-Odenwald y el de la ciudad de Bildhausen. En el Tauber, la revolución se extendió con rapidez y tomó las ciudades de Rothenburg (imperial), y la de Würzburg (obispal).
En su programa los rebeldes francones sobrepasaron los Doce Artículos y reclamaron la abolición de las obligaciones con los señores, y los privilegios de la nobleza y el clero.
En marzo, el ejército de Odenwald reunió 6.000 hombres con bastantes cañones. Su líder fue Jäcklein Rohrbach, un siervo de Böckingen que encabezó el ala más radical. También contaba conlos servicios de Wendel Hipler, antiguo canciller de los condes de Hohenlohe, titulado en Leyes, y de Florian Geyer, un veterano soldado de ascendencia noble. Convirtieron la ciudad de Heilbronn en la cuasi capital de la revuelta.
A mediados de mayo la mayoría de Franconia estaba en manos rebeldes, y se propusieron establecer un “Parlamento Campesino” presidido por Wendel Hipler y un antiguo cortesano de Mainz, Friedrich Weingandt. El obispo de la ciudad de Würzburg, tomada por los revolucionarios, tuvo que refugiarse en el inexpugnable castillo de Mariemberg, que domina la ciudad.
Mientras tanto, las tropas de la Liga Suaba de Georg Truchsess von Waldburg avanzaba y derrotaba a los ejércitos rebeldes. Sus victorias disuadieron a los parlamentarios campesinos, que no llegaron a constituirse. El radical Rohrbach fue capturado y asado a fuego lento. Las tropas campesinas de Würzburg intentaron interceptar a Waldburg, pero fueron derrotadas, con el concurso de los electores de Mainz, Tréveris y el Palatinado. El 8 de junio, la revuelta de Franconia había sido derrotada por completo.
La próxima entrega relatará los hechos en los otros tres escenarios de la revuelta: Turingia, el Alto Rin, y Salzburgo y Austria.
Enlace con el Índice del libro