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Agricultura y naturaleza La botánica de Rafael Escrig Series

Posidonia Oceánica, el filtro del Mediterráneo

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La Botánica de Rafael Escrig (26)

Lecho marítimo en la costa de Menorca

Ni todos los animales que viven en el mar son peces, ni todas las plantas son algas. Esto que parece una obviedad, para algunas personas puede resultar algo confuso. Descartemos lo de los animales, porque después de tanto reportaje en la 2 de TVE, ya sabe todo el mundo que las ballenas son mamíferos, faltaría más, pero lo de que todas las plantas marinas no son algas, ya es otro asunto. Os hablo aquí de la Posidonia oceánica, la cual, supongo que todos han oído hablar de ella. El ancestro de la posidonia, como todo ser vivo sobre tierra firme, salió del mar, y como todas esas primeras especies vegetales primero, vivieron algunos millones de años en espacios intermareales. Algunas, como la posidonia, crearon raíces y tallos para sostenerse erguidas, pero después de todo ese tiempo, se arrepintieron y volvieron al mar, aunque sin dejar de ser lo que eran: angiospermas con raíces, tallos, flores y frutos.

Las fanerógamas marinas surgen hace cerca de 40 millones de años, tienen sus ancestros en la tierra y fueron migrando y adaptándose al medio marino.

Estas fanerógamas marinas presentan varias adaptaciones al medio marino como son la presencia de rizomas bien desarrollados que están debajo del sustrato. Otra, es la presencia del aerénquima (tejido especializado para la conducción de solutos) en las hojas, los haces, raíces y rizomas.

La reproducción es de dos tipos: vegetativa y sexual. La vegetativa es clonal, por medio de los rizomas y la sexual es por medio del polen que emiten los estambres. Este polen es filamentoso y flota en el agua hasta llegar a los pistilos de la flor femenina, fecundándola.

La Posidonia oceánica es una planta angiosperma (no un alga) cuyo hábitat son las aguas marinas. Vive a una profundidad entre 10 y 50 metros bajo aguas claras para que la luz solar llegue hasta ellas y poder hacer la fotosíntesis, es decir, para poder vivir. En el mar Mediterráneo, donde son endémicas, crean extensas praderas aunque cada vez menos extensas por motivo de la contaminación del mar. La posidonia es una de las especies más primitivas sobre la Tierra. En nuestras playas se acumulan algunas veces las hojas acintadas que saca el mar tras un fuerte oleaje y vemos también las conocidas pelotas que forman al secarse y mezclarse con la arena. Lástima que toda esa producción vegetal no se aproveche. Nos contentamos con retirarla de las playas como si fuera basura, para que no moleste a los bañistas, teniendo tan gran potencial como fertilizante, energía, tras su incineración, o comida animal.

Como ya hemos dicho, una de las características más sobresalientes de esta planta es que se fija al sustrato a través de rizomas capaces de extenderse varios kilómetros, produciendo millones de plantas a partir de un mismo clon, y aquí la noticia: Recientemente se han descubierto entre las islas de Ibiza y Formentera ejemplares de posidonia separados más de 15 kilómetros que provenían de una misma planta, lo que ha llevado a los científicos a estimar la edad de esta planta en 100.000 años, demostrando que podría tratarse del ser vivo más longevo del planeta.

Esta es una de esas noticias llamativas que estimula la imaginación del lector y le despierta el interés, pero detrás de la noticia está la realidad desnuda, y la realidad es que las praderas de posidonias están seriamente amenazadas por la contaminación del Mediterráneo. Así de simple es todo, una noticia, lo que es bueno, lo que es malo, los problemas de la vida diaria.

¿Qué importa descubrir un clon de Posidonia oceánica de 100.000 años si cabe la posibilidad de que sea arrancado por una red de arrastre? ¿Qué importan unas pequeñas plantas que ni vemos, mientras las anclas de bonitos veleros destrozan sus hábitats? ¿Qué importan unas simples plantas que regulan el dióxido de carbono de unas aguas cada vez más turbias y contaminadas? De esta forma, casi inadvertidamente, es como han desaparecido algunas civilizaciones anteriores a la nuestra, destruyendo los recursos naturales de los que dependían. Ese es el desastre ecológico anunciado que ya estamos empezando a sufrir la deforestación con la consiguiente erosión, el exterminio de especies por el abuso de la caza y la pesca, la contaminación del aire y del suelo por acumulación de restos tóxicos. ¿Hasta dónde va a llegar nuestra irresponsabilidad? La Posidonia oceánica es sólo una de tantas plantas que están en peligro de extinción en todo el mundo. ¿Hemos de preocuparnos? por supuesto ¿Podemos hacer algo al respecto? desde luego que sí, tomando desde hoy una actitud respetuosa con el medio ambiente. Poniendo nuestro granito de arena para que nuestros descendientes que ya están en el mundo, hijos y nietos, no sufran unas consecuencias demasiado graves. Y recitemos este mantra todos los días: “Reciclar, ahorrar agua, ahorrar energía. Reciclar, ahorrar agua, ahorrar energía. Reciclar, ahorrar agua, ahorrar energía…

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