Las agallas de las plantas
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La Botánica de Rafael Escrig (19)
Las llamadas agallas que presentan en sus hojas algunas especies de árboles, son el resultado de una fascinante y compleja interacción entre la planta y un insecto.
El insecto —generalmente un díptero—, con el taladro de su ovopositor practica un orificio en uno de los nervios del tejido de la planta e inocula los huevos hasta su interior; cuando los huevos eclosionan, las larvas comienzan a alimentarse provocando al mismo tiempo una reacción profundamente compleja en la planta que culmina en la formación de una agalla. La planta, que ha respondido a la acción del insecto, produce la agalla, pero es la larva de éste en su interior la que resulta beneficiada, al obtener alimento a través de la rica capa de tejido nutritivo que la rodea, además de protección frente a las condiciones ambientales y el ataque de predadores. Cuando la larva esté desarrollada practicará un orificio en la agalla y saldrá por él.
Esta compleja interacción planta-animal es el resultado, a través de sucesivas fases de gran complejidad, a lo largo de la historia evolutiva desde el Cretácico.
En el caso de las hayas el insecto es el mosquito Mikiola fagi, el que hace la puesta y provoca la reacción del árbol produciendo la agalla que le servirá de cobijo y alimento. En el caso del roble y la encina es una avispa de tan sólo unos milímetros, la Perichistus brandtii, más conocida como avispa del roble.
(La fotografía de presentación está tomada de la web https://elguadarramista.com/2016/01/09/relaciones-planta-insecto-en-la-sierra-de-guadarrama-el-caso-de-las-agallas-vegetales/)