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Los Informativos Electrónicos. La Dos (Capítulo 10)

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Estirada y gentil, con una ancha corona en lo más alto, símbolo acaso de su imperio ya en disputa, y con una afilada aguja que se clava en las nubes, imaginaria antena de un minarete islámico sin media luna, se eleva Torrespaña. El Pirulí.

Sus cimientos están en un talud asomado a un barranco. Le llamaban Arroyo Abroñigal, y a sus lados había chalecitos de antes de la guerra, cuevas de gitanos y, bajo el puente de las Ventas, pública ramería. Luego fue Avenida de la Paz. La paz acabó con todo, con las putas, con los gitanos y casi con los chalecitos de La Fuente del Berro. Por fin llegó a ser M-30, y en eso se quedó el barranco.

Es curioso y hasta digno de reflexión que TVE, que arrancó en el paseo de la Habana, muy cerca del estadio Santiago Bernabeu, barrio de prestancia, y creció en el Prado del Rey de Pozuelo, de ecos legitimistas, se terminara instalando a la orilla de un antiguo arroyo que suena y casi huele a algo fétido. Ni que fuera el dictado del destino. ¡Dónde ha acabado lo público!

Sea lo que fuere y parezca lo que parezca, la redacción de todos los informativos de TVE se halla en un nítido edificio de cristal oscuro, al pie de Torrespaña. También la redacción del único y famoso y premiado informativo de La Dos.

El informativo simpático

Es un informativo que cae simpático a casi todo el mundo, quizá porque no se suele meter con nadie, quizá porque saca animalitos y denuncia los desequilibrios ecológicos. Esta fama se la ha ganado a pulso, como la de informal, por el desparpajo del presentador que ni siquiera lleva corbata, y las infrecuentes soluciones de continuidad o discontinuidad de las noticias. Pero es un informativo en toda regla, muy meditado, muy preparado, que reta a la actualidad y no se achanta. Todo un ejemplo de lo que puede dar de sí la televisión cuando cae en manos de un grupo de gente entusiasta y atrevida a la vez que sensata.

Once personas formaban el equipo del informativo de La Dos al redactar este texto (desde entonces ha habido algún cambio en las redactores, pero que no afecta a las rutinas que a continuación se describen). Ni más ni menos. Lo que se ve casi todos los días de entre semana a las diez de la noche lo bordan sólo ellos. Estos eran los componentes del grupo. Los más responsables: Fran Llorente, editor o director, Juan Seoane (internacional) y Matías Montero (nacional), subdirectores o adjuntos a edición.

Los redactores: Anna Bosch (internacional). Miguel Angel García (todoterreno) y Silvia García (medio ambiente), estos dos suelen salir en pantalla acompañando algunas noticias, es decir, son los únicos que se baten el cobre en la calle. Antonio Parra (cultura y espectáculos), Javier de la Oliva, (Nacional), Marisa Goñi y Lorenzo Milà (ambos todoterreno, y el último, también presentador) y Paco Pérez Galán (Nacional).

Los realizadores: Fernando Navarrete, ayudado de Angel Povedano y Mercedes Sanz.

Entre paréntesis he escrito el área en la cual cada uno es especialista, sin que esto quite que haga incursiones en otras, como estamos acostumbrados a ver en todas las redacciones de los medios electrónicos, donde la especialización es higiene, pero no siempre salud.

Habíamos dicho que la redacción se encuentra en el primer piso de uno de los edificios de Torrespaña, en un rincón de la redacción general, que está distribuida por secciones, a lo largo de una sala inmensa, como un campo de fútbol casi. Una planta más abajo están las cabinas de edición o montaje, varias salas para hacer postproducción, los controles de los estudios de los informativos y los propios estudios de los informativo, el del centro territorial de TVE en Madrid, los de la Primera y el de La Dos.

La redacción de la Dos limita, dentro de la redacción general, con Producción y Deportes al norte, ventanales a un patio interior lleno de piedrecitas al oeste, Internacional al este, y despachos varios al sur. Más o menos. De aquí podría deducirse que La Dos es una isla.

Un concepto largamente y bien pensado

La concepción del informativo de La Dos no fue inmaculada, pero sí larga. En Noviembre del 93, Ramón Colom, entonces director de TVE, y María Antonia Iglesias, a la sazón Directora de Informativos, requirieron a Fernando Navarrete y a Francisco Llorente y les dijeron que echaran a volar la imaginación, que inventaran algo distinto para hacer un informativo en la segunda cadena. Los aludidos empezaron a exprimirse las meninges y a buscar colaboradores.

Seis meses después comenzaron a hacerse pruebas. De ellas y de la experiencia profesional acumulada en los miembros del grupo fueron saliendo cosas. Lo que hoy es el informativo de La Dos tiene sus raíces en aquellos balbuceos, pero ha evolucionado.

Hay cosas que no han cambiado, sin embargo. Por ejemplo, la despechugada apariencia de Lorenzo Milà, que tiene su origen en las pruebas de cámara, que se hacían sin corbata. Vieron que daba bien. Pareciendo a todos que era bueno, lo patentaron.

Todo un año, y no siete días, se tomaron en la creación del proyecto. Tan largo periodo por diversas razones, no todas de feliz memoria. Finalmente se concluyó el encargo de hacer un informativo diferente, tanto en forma como en contenidos.

Contaban con un aliado inapreciable: la tranquilidad de no sentir preocupación por la audiencia, mejor dicho, de no estar obsesionados por ella. A La Dos alguien le ha colgado el sambenito de que es una cadena experimental, sambenito que fue la salvaguarda del grupo, porque se permitieron hacer casi lo que quisieron. Según cuentan, casi nunca les pusieron pegas dignas de consideración.

El camino, sin embargo no estuvo libre de baches. Más que baches, sorpresas de los que se incorporaban al equipo, acostumbrados a unas rutinas que se habían convertido en sacrosantas, en el clasicismo incuestionable de lo audiovisual.

Por ejemplo, no todos veían bien que se “eliminara” al presentador en determinados momentos, al sucederse noticias sin la solución de continuidad clásica del busto parlante que introduce cada tema. Tampoco tenían claro algunos los nexos gráficos con los que se unían temas diversos o incluso antagónicos.

Los realizadores tuvieron un doble trabajo, inventar nuevas fórmulas, y hacerlas digestivas. Los redactores de medio tan clásico e inmutable como el de los informativos de TVE no compartían esa nueva forma de enfrentarse a las entradillas. En cuanto al lenguaje, el común de la calle, siempre que no sea chulo o canallesco, tuvo que hacerse sitio a codazos. Hoy todos asumen como propio, y lo defienden con orgullo, que sus textos han de ser directos, cálidos, a la búsqueda de la complicidad del espectador, textos casi orales, y sin casi, porque son para recitar y que se escuchen.

Los componentes del grupo del informativo de La Dos son conscientes de que no están transgrediendo nada, ni tampoco creen haber dado con la piedra filosofal de la noticia televisada. Saben y reconocen que deben mucho a otras experiencias, a efímeros antecedentes y experimentaciones, como las de Tom Benítez o de Felipe Mellizo. Por eso les hace gracia que se califique al suyo como el informativo de los animalitos.

Unas rutinas amistosas y fértiles

Casi todos entran a la una de la tarde y suelen comer juntos. Esto último lo tienen como una de las claves de la tónica coherente y abierta del informativo. Durante la comida, además de cordialidad y camaradería, abundan ocurrencias que luego serán empleadas en el trabajo. Como lo paga la tele, este grupo de comunicadores honrados emplea el tiempo del yantar en hilvanar ideas para su faena inmediata.

Juan Seoane, uno de los subdirectores, llega antes, a eso de las doce. No lo hace por apego al oficio, sino para adelantar trabajo. Se dedica a repasar los «scripts» de las agencias de información gráfica y se mira las piezas que le interesan. Esto es, busca en el sistema informático, y si no están allí, pide copias impresas de los guiones de referencia de cada una de las piezas de dos o tres minutos que las agencias internacionales de imágenes están enviando por los satélites a lo largo del día a sus abonados.

Este material constituye una de las bases del informativo de La Dos. La mayoría de lo que las mencionadas agencias envían se queda sin usar en casi todas las emisoras de televisión, porque son temas que no caben en un informativo convencional o porque son temas demasiado locales y, aparentemente, sin interés. Esto era así hasta hace poco, hasta que, entre otros, los chicos de La Dos, descubrieron que era oro en bruto. Desde entonces muchas cadenas explotan este material, estimulados por el ejemplo.

Los aficionados al telediario de La Dos, que pasan del millón, conocen el excelente partido que le sacan, sobre todo en lo que toca a animalitos, a esos reportajes de hechos singulares, de accidentes curiosos, de noticias de medio ambiente y tal. Pura imagen, que es el lema del informativo de La Dos.

A las tres y media Fran, el director o editor, elabora el primer guión, con las aportaciones de todos, y se reparte el trabajo. Este guión no es definitivo, puede cambiar. De hecho el del 31 de marzo, día que yo visité la redacción, cambió a última hora a causa de un accidente de tren en Navarra.

Como un informativo normal de La Dos cuenta con cerca de treinta noticias, cada redactor toca a más de tres al día, a tres y pico como media.

Los informativos de la Primera y todo el material gráfico recibido por TVE es otro de los pozos sin fondo del que obtienen su agua limpia y clara los de La Dos, por eso los redactores apenas salen a la calle. Lo elaboran mayoritariamente en la redacción, no disponen de equipos propios y en las excepciones usan los del informativo normal, incluida producción.

A veces, los corresponsales de TVE hacen una pieza para La Dos. En ese caso se adaptan a su estilo, al enfoque de La Dos. Lenguaje llano y directo, dominio de la imagen sobre la palabra, concisión.

A las 21:00 o a las 21:30 se repasan los textos que el presentador ha de leer. Es un ejercicio sorprendente para el que lo mira desde fuera: los redactores van leyendo en voz alta las entradillas, y el presentador o su sustituta o sustituto hace comentarios o los da por buenos. No se escapa nada. A la vez, se suman los tiempos de duración de los videos, más los de lectura de las colas y entradillas y se comprueba si el informativo se ha quedado largo. Si es así, se busca un remedio. El más frecuente, que “caiga” un video.

Se entregan luego las entradillas a las secretarias de la redacción que los transcriben en la máquina del “prompter” o “cue” (que de estas formas llaman al mecanismo electrónico de lectura en pantalla), y hacen copia para que el presentador tenga a mano la referencia por si se estropea la maquinilla de la memoria sin fin.

En La Dos, debido al horario de emisión de su telenoticias, cuentan con la ambigua ventaja de poder observar los telediarios de las televisiones de la competencia, porque todos salen al aire antes que el suyo. Cosa que les produce más inquietud que ayuda, porque a veces han de buscar desesperadamente un «total» o unas imágenes que no tienen. Ejemplo, el 31 de marzo, día de un accidente de tren en Navarra, el presentador del telediario de la Primera prometió imágenes para el informativo de La Dos. Imágenes que no salieron, porque las había filmado ETB, la televisión autonómica vasca, no TVE.

Todos los periodistas, hemos adelantado, hacen de todo. Esto quiere decir que pueden hacer de todo, aunque se suelen mantener en sus áreas de trabajo en virtud de la precisión y la eficacia informativa. Cada uno escribe sus textos, los que leerán ellos para su pieza de video o los que leerá el presentador como “colas”; también redactan las entradillas de sus videos. Aunque Milà las revisa y adapta a su forma de presentar.

El porcentaje de producción propia es de una pieza cada dos días. Esto es, cada dos días, como media, se sale una vez a la calle para elaborar una información o un reportaje. Todo lo demás se realiza in situ.

El contenido y el continente, una ambigua identidad

La fórmula de La Dos, su secreto, no es dar noticias, sino contar historias, historias nuevas cada día; hacerlo con un lenguaje de cuento, narrativo, de conversación, buscando la complicidad del espectador, al que suponen conocedor de gran parte de la información del día, pero sin dar esto por supuesto. Lo que intentan es acercarse a él, en lugar de alejarse, según la fría fórmula de TVE que procura mantener una corta pero profunda distancia, entre lo que se dice en la pantalla y el que recibe el mensaje. Esta fórmula funciona, ha funcionado y quizá funcione siempre. Por eso la explota TVE, que la tomó de allende los mares, bueno, de un sólo mar, del Cantábrico, de la BBC quizá.

El mecanismo de trabajo de La Dos es el clásico de un redactor de mesa. Se entera de lo que pasa en el mundo gracias a las agencias, Efe, Europa Press, France Press y Reuter, cuyos sueltos van filtrándose a lo largo del día en la memoria del ordenador. También se informan a través de los telediarios y de los servicios informativos radiofónicos. O de la “Agenda de Documentación con previsión de noticias” que elabora diariamente el servicio de Gestión de Documentación Escrita de TVE. Y, por último, de los periódicos, aunque es el medio del que menos se sirven. Una vez conocida esta actualidad, investigan si tienen imágenes que la describan. Las imágenes las obtienen de los corresponsales de TVE, de los múltiples envíos diarios de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) y de estas agencias de información gráfica: Reuter’s, World Television News (WTN), Associated Press Television (APTV).

Con frecuencia, los chicos de La Dos encuentran imágenes que ninguna agencia menciona, porque son sucesos o eventos cuya narración escrita tiene poco valor, todo su valor está en lo que se ve. Por cierto que un chocante descubrimiento (para mí) en el trabajo de manipulación de las imágenes de agencia es el siguiente: en determinadas ocasiones llegan a las redacciones abonadas imágenes de sucesos importantes (bombas en Sarajevo, muertos en Belén, etc.), que las agencias de noticias escritas no describen hasta pasado un largo rato, quizá una o dos horas. Yo pensaba que lo normal era al revés, que la palabra llegaba antes que la imagen. Y se ve que sí es lo normal, pero que hay excepciones. Excepciones que vienen muy bien a equipos dinámicos y pendientes de los canales gráficos de comunicación internacional, como el de La Dos.

En la selección de las noticias los miembros del grupo suelen buscar el consenso, intentan hacerse cómplices los unos de los otros. Y una vez decididos los temas que se van a tratar, escriben los textos muy de acuerdo con lo que se ve, a veces, dejando que se vean las cosas sin describirlas, porque las cosas bien filmadas se describen solas. Luego se van al montaje y preparan el video. Esto lo realizan en cabinas, junto a un operador.

Las noticias no pasan jamás del minuto. Se informa de lo mínimo, de lo imprescindible, se elimina toda palabra que sobre y toda imagen redundante. “Esto es televisión, amigo,” dice Milá, “quien se quiera informar que se compre un periódico.”

El equipo de La Dos es consciente del riesgo de ser superficiales y frívolos, e intentan no serlo, pero sobre todo confían en la inteligencia del espectador. Lo que buscan es hacer apuntes de las cosas que pasan: “les vamos a contar lo que nosotros hemos recogido, ustedes verán si les parece bien, podemos habernos equivocado.”

No hay secciones en el informativo, ni tampoco en la escaleta o índice de videos hay un orden temático (nacional, internacional, cultura, etc.). Utilizan un artificio común en la televisión, se sirven de él en su particular beneficio. Se trata de los rótulos que anteceden a algunas de las noticias, y que incluso van montados físicamente en ellas, no se lanzan desde el control. Se buscan palabras definitorias, como «La Imagen», «El Informe». Entre los hallazgos gráficos más conseguidos está el de una bola del mundo que gira hasta detenerse en un país, que será el objeto del reportaje o la noticia que se va a emitir. En cuanto a la traducción de los “totales” hechos en idiomas distintos al castellano, utilizan lo que llaman el “karaoke”, o subtítulos en movimiento.

Una de las novedades del informativo de La Dos fue no ser esclavos de la sección y del rótulo, sino al contrario, se propusieron usar los rótulos y colocar las noticias en el orden que mejor les convenía. Les llaman manchetas y, como he adelantado, se editan o montan en postproducción (cabinas de montaje dotadas con aparatos más sofisticados) al principio o al final de las noticias correspondientes.

Decir que el contenido del informativo de La Dos es el continente es una exageración, pero la primacía absoluta de la imagen va en esa dirección más que en la contraria. En cualquier caso, la esencia del informativo es su ritmo, hilvanado con las técnicas que aquí mencionamos, un hilván oculto, pero sólido y garante de la compacta unidad del programa.

Sin rotos ni descosidos

El realizador Fernando Navarrete considera clave el tiempo que tuvieron para estudiar y preparar el nuevo producto, cuando se gestó en 1993.

Al principio empezaron a las ocho de la tarde. No era el mejor horario. Pero la casualidad, o las circunstancias corrieron en su ayuda. Gracias a las olimpiadas de Atlanta, que les barrieron de escena durante un tiempo, pasaron a un horario más tardío. A las diez y pico, y luego a las once y pico. Pero los análisis de audiencia puntuaban mejor el horario de las 22 horas, y en él se han quedado, con un millón doscientos mil fieles cada día.

Dice que hablaron con frecuencia con el director de TVE y con el departamento de grafismo y que a pesar de estos filtros inevitables, se sintieron muy libres en el diseño y elaboración del informativo. Incluso barajaron y experimentaron varios formatos antes de decidirse por el actual.

Explica Navarrete que la unión de las noticias, ese “comerse” al presentador tan poco ortodoxo, se debía a una observación de sentido común; con frecuencia las entradillas no añaden nada a lo que se cuenta en el video, son una mera repetición. Las suprimieron y vieron que no pasaba nada. Las pocas entradillas que lee Lorenzo Milà se limitan a situar la información que a continuación se va a contar: “En Moscú ha ocurrido algo que ha dejado boquiabierta a la policía”, y entra la imagen; o, “Donde las dan las toman, y si no que se lo pregunten a un filipino que cría loros”, y aparece el tagalo en cuestión.

Otra de las razones de la sutura de las noticias sin un roto ni un descosido para el presentador es la corta duración del Informativo, el tiempo, tan caro en la tele. Al principio tenían sólo 18 minutos.

La necesidad se hizo virtud, y con estas uniones de temas diferentes se empezaron a practicar nuevas fórmulas de nexos de imagen. Por ejemplo, aprovechar imágenes de dos videos sucesivos, que no tienen nada que ver en su contenido, pero que son semejantes (una feria de aviación y la llegada de una personalidad a un aeropuerto, pongamos por caso) para pegarlas.

Igualmente cuentan con que los espectadores pueden haber visto otros telediarios a lo largo del día, y el de La Dos lo ven por pura afición virtuosista, para relajar la tensión informativa, que hay días que no se aguanta. Así, el equipo de La Dos se permite recrearse en los sonido ambiente naturales de las imágenes, en añadirles músicas, más que en la información en sí.

Al ser la redacción de La Dos un espacio reducido, en contacto y comunicación verbal y visual de unos con otros, se transmiten constantemente detalles fundamentales para el encaje de bolillos que es todo informativo. Por ejemplo, el texto de las noticias que cada uno escribe. Se dictan los principios y los finales de las “colas” y los videos, y los modifican para engarzarlos bien, “A ver qué os parece cómo empieza esta noticia, si encaja con el final de la anterior” o “Escribe tal cosa en lugar de tal otra para que enganche mejor con lo que le sigue”. Además, la escaleta está en el sistema informático a la disposición de todos los redactores, y también los textos están allí, de forma que todos pueden saber lo que hacen los demás en cada momento.

El informativo se realiza en un control que cuenta con los siguientes técnicos: El realizador, el editor, un ayudante de realización, un mezclador, el ayudante del mezclador, el operador del “prompter”, dos operadores de audio, y otros dos que controlan la imagen y la iluminación.

Los videos se emiten físicamente desde varias cabinas situadas cerca del control.

En el estudio suele haber tres cámaras, pero sólo se utilizan dos.

NOTA: Al releer este capítulo en 2022 me han dado ganas de rehacerlo por completo. Algo injusto y antipedagógico. Injusto porque describe lo que el autor vio, percibió y analizó en 1997. Antipedagógico porque para hacerlo bien habría tenido que ir a la redacción, cosa que para mí, lejano del periodismo realmente existente, me da una pereza inmensa.

Quiero decir que si se compara con cualquier cosa que se realice ahora en un informativo televisivo, lo que más arriba se describe es algo ingenuo y divertido. Y hoy los informativos electrónicos son cualquier cosa menos ingenuos, son máquinas de picar noticias para convertirlas en filetes rusos.

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