CARGANDO

Escribir para buscar

Bitácora y apuntes

Informe de Marciano Antropólogo sobre la radio pública en España

Compartir

Por Marciano Antropólogo

Llevo toda la vida estudiando el desarrollo de la especie humana en la Tierra, en especial sus bandazos. Mi edad se mide en siglos. Los últimos diez años los he dedicado a la población que habita una zona geográfica que ellos llaman la Península Ibérica. Es un trabajo apasionante para un alienígena.

Hace una década (dos en términos terrícolas) se me encomendó la misión de seguir los medios de comunicación del Tercer Planeta, en particular los ese país llamado España, si es que existe. Lo he hecho a fondo, con todos los medios técnicos a mi disposición, conexiones de radio, de televisión y de Internet, si bien aquí me llegan con cuatro minutos terrícolas de retraso. He elaborado un informe de ochocientas páginas (A 4), que incluye gráficos variados. Uno de nuestros agentes en la Tierra me ha pedido por favor que le haga un resumen objetivo de la situación de los medios de comunicación en el país donde él reside, haciéndose pasar por camionero. Se lo he entregado, con el permiso para publicarlo en cierto medio digital desconocido para el gran público (ignoro qué es eso del «gran público», deduzco que la masa indistinta). Ahí va.

… Sobre la radio pública debo decir que es la menos coherente con los principios que proclama defender y ajustarse a ellos, el bien público. No entro en la definición de bien público, porque me llevaría varios capítulos. No debe haber un bien público, sino varios, a juzgar por los diferentes enunciados que se hacen de ellos. Si hubiera sólo  uno, atenerse a él sería lo mas sencillo, e incluso necesario, porque no haciéndolo, se incurriría en delito. Quizá es que los terrícolas de ese país llamado España se toman la ley a chacota, o al menos muchos de ellos, me temo que los que la urden y votan.

… Dos emisoras que he solido seguir son Radio Clásica y Radio Tres. Y he observado un fenómeno común en ambas, aunque muy pronunciado en Radio Tres. Se han convertido en eco y expresión de unas ideologías que me atrevo a calificar de libertarias, la legitimidad que se atribuyen para hacer en cada momento lo que a cada uno le dé la gana, en especial lo que está relacionado con los sentimientos y con determinadas formas físicas o fisiológicas relacionadas con el sexo o con el género, no tengo muy claro si son lo mismo o no; para los libertarios, sólo hay género, y es un invento (le llaman algo rarísimo, un «constructo»). Para casi todos los científicos terrícolas,  el sexo y el género, son lo mismo en términos fisiológicos. En Marte no tenemos ese problema. Tampoco el del aborto, que tanto entusiasmo provoca en esos medios, muy cuidadosos del clima y de las condiciones de vida de los animales de compañía

… Radio Clásica se sostiene sobre algo bastante sólido, la profesionalidad. Tengo la impresión de que casi todos los locutores y directores de programa tienen titulación de Conservatorio Superior, es decir, saben lo que es la música, cómo se crea, cómo se interpreta, etc. Hay algunos que están tan seguros de su formación que son pedantes en extremo. Pero todos, todos, forman parte del ejército de libertarios y memoriohistóricos (dejo a mi agente la responsabilidad de explicar este término para mí esotérico), que domina y gobierna ese país llamado España.

… Pero en Radio Tres no existe ese filtro. Aunque algunos responsables de programas dan muestra de conocer la música que pinchan (confieso que, para mí, insoportable), la inmensa mayoría son unos cantamañanas (bonita expresión, a fe mía) muy atrevidos, sin duda porque nadie les pide cuenta de su despreocupada visión del mundo en le que viven, una fiesta continua de sexo, berridos, drogas y falsedades, con la particularidad de que nada de eso llega a plasmarse en casi nada. Si creen que están cambiando ese país llamado España gracias a su calentura, yerran. Lo tengo observado. También admito que hay media docena de excepciones, profesionales mayores, que están cayendo como moscas ante el acoso de jóvenes asnos. En Marte es imposible, porque carecemos de animales domésticos, son todos salvajes.

… Un ejemplo: Guinea Ecuatorial, colonia española hasta 1968. En cierto programa de fin de semana la presentadora directora realizaba una entrevista al autor de un libro sobre la presente (para los terrícolas) situación de aquel país, cuya elite se ha enriquecido gracias al petróleo encontrado en sus aguas territoriales. Decía el entrevistado que se han construido grandes torres de habitáculos, hospitales y escuelas, pero que la mayoría aplastante de la población está excluida de semejantes goces. A continuación explicó que durante la colonización española se construyeron viviendas, escuelas y hospitales, al alcance de todos los guineanos. La locutora quedó perpleja. Su reacción fue de muelle: Entonces, ¿durante la colonización los guineanos vivían mejor? La respuesta del entrevistado se llenó tanto de matizaciones (básicamente fue SI), que resultó complicado entenderla. Al comentarlo con mi agente, me dijo de un modo enigmático: «No resisten los hechos» ¿Cómo?, le respondí. «Que cuando no tienen más remedio que atenerse a los hechos, no les sirve de nada la fantasía, la leyenda negra, la ideología, la falsedad, y se ahogan en un vaso de agua». Resistí la tentación de pedirle aclaraciones a su aclaración, pero deduje que mi agente ni es libertario ni memoriohistórico.

… «·¿Y la radio privada? ¿Qué me dice Marciano Antropólogo de la radio privada?», me preguntó el medio hombre medio marciano.

… Prefiero no decir nada. Algún día acabará naufragando en el océano de trivialidad, vocerío, propaganda desaforada y ruido.

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.