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Cultura y comunicación

“Me tendré que reinventar”

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Álvaro Olavarría, operador de equipo en post-producción de Canal 9

Una entrevista realizada por Fernando Bellón

Mi propósito cuando empecé a realizar y publicar estas entrevistas con mis compañeros del área de tecnología aplicada a la televisión era demostrar el disparate de una emisora que pone en la calle a lo mejor de su personal para sobrevivir. Puede haber sido algo más grave que un disparate, una manifestación de incompetencia supina de quienes la dirigían (y la siguen dirigiendo). Esto, en condiciones de una legalidad vigente, ocasionaría una causa incluso penal, abuso de poder, malversación, perversidad dolosa…

Álvaro Olavarría es uno de tantos profesionales del medio que ha utilizado el recurso a la excedencia para trabajar fuera de Canal 9 haciendo fuera cosas que dentro tenía vedadas. Nos encontramos con la paradoja de que muchos de nosotros hemos pasado como zombis por esa llamada televisión pública, hemos cobrado de ella, y a la par hemos desarrollado otras actividades profesionales fuera por las que cobrábamos muy poco o no cobrábamos nada, pero nos producían una gran satisfacción personal y profesional. En cualquier caso debemos de considerarnos afortunados de una estúpida lotería. Nuestro talento, certificado en las oposiciones, era malversado en el empleo con el que nos ganábamos la vida, y utilizado a fondo en iniciativas personales de categoría “amateur” porque pocas veces eran reconocidas como excelencias (y excedencias) profesionales, que es lo que eran.

¿Es esto una estúpida contradicción más del Sistema o sólo un defecto de fábrica de la empresa pública española?

Leamos a Álvaro Olavarría Iglesia, nacido en Mondoñedo en 1962

Yo he tenido un periplo español importante, y algo extranjero. Mi padre tenía mucha movilidad. Yo he vivido en Galicia en dos municipios, en Mondoñedo y en Padrón, la vieja Ira Flavia. Y luego viví en Estella, en Navarra. Después me vine aquí, y al acabar aquí el bachillerato y el COU, como no había facultad de Periodismo en Valencia, fui a estudiar Periodismo a Madrid. No lo acabé, lo dejé en tercero. Eran los 80 y había mucha marcha en Madrid, total que no lo acabé. Yo he pasado aquí la mitad de mi vida, los primeros amores, que marcan mucho, los he tenido aquí, me he casado aquí, y me considero valenciano. No considero la vida fuera de Valencia.Tengo mi casa, mis amigos, mi historia, y me resulta muy difícil moverme.

Para despejarme un poco la cabeza, de 1986 a 1989, me fui a estudiar en la Escuela Técnica de Televisión y de Cine en Miami, Miami Lakes Technical School Center, en los Estados Unidos.

Cuando acabé, me puse a trabajar de free lance para Galavisión y Univisión en una productora modesta de Miami con mucha actividad, Ricardo Muñoz Productions. Hacíamos muchos spots de supermercados, de dealer de coches de segunda mano… Algo muy interesante. Entre las cosas que hice allí, para Galavisión, la entrevista a Jeff Bush, el hermano de George Bush y gobernador de Florida. También trabajaba de otras cosas, de lavaplatos, y hasta limpiando Jaguar en edificios de bancos.

Un verano que vine a ver a mis padres, vi en el periódico que había oposiciones a Canal 9, pruebas de selección de mérito y capacidad. Y me presenté a 9 categorías. En el primer examen pasé 6, y finalmente en la entrevista pasé en 3 categorías: auxiliar de realización, realizador y operador de equipos. Tras las entrevistas, me di cuenta de cual era la política de promoción de la tele. Se me dijo, “mira es que necesitamos gente, no hay técnicos muy formados en post producción, que tú has manejado y tienes experiencia, y más adelante te promocionamos a realizador”. Aprobé operador de equipos y nunca más se supo de aquella pretendida promoción, prometida por un directivo de aquella primitiva tele.

Yo de postproductor y de montaje estoy muy a gusto. Me gusta el lenguaje audiovisual, la narrativa, algo que se consigue en el montaje.

Yo no sé hacer otra cosa que audiovisual, soy mac-luhiano. La cultura que he recibido es audiovisual y la cultura marca la identidad y el carácter de una sociedad y una persona. Mi generación es mac-luhiana, cultura audiovisual frente a cultura alfabética. Ya lo decía Castells, tiene un estudio muy interesante sobre el tema. Yo soy vocacional, no sé hacer otra cosa. Cuando no me he dedicado al audiovisual, me he dedicado a la pintura o a dibujar, muy malamente, pero siempre relacionado con lo plástico, con lo audiovisual. Luego, me gustaba mucho contar historias, me gustaba escribir. El lenguaje alfabético tiene sus normas y el lenguaje audiovisual tiene las suyas. Y a mí contar historias por los medios audiovisuales me atrae mucho.

Yo me metí en la tele porque era un proyecto muy interesante. Me acuerdo de que la sociedad valenciana estaba entusiasmada con tener una televisión. Le pusimos mucho empeño todos los que entramos allí. Era una televisión apoyada por la ciudadanía. Me acuerdo ir a los sitios, y por ser de Canal 9 me dejaban entrar. Nos querían, notabas el cariño de la gente.

Creaciones fuera de Canal 9 para Canal 9

Yo, como soy vocacional, en Canal 9, una de las partes que siempre han estado externalizadas, y que a mí me atraían mucho, como a otros profesionales de la casa, era la ficción. Y en torno a la ficción nacieron empresas muy dimensionadas.

Yo me acuerdo de Joan Andreu, de Estudios Andros, que aparte de tener su negocio en ellos spots de Famosa, Playmóvil y tal, se dedicó a hacer ficción. Rondaba el año 92 y yo ya me pedí la primera excedencia, que se nos concedía para mejorar nuestra profesionalidad. No había una política de formación del personal, anque era todo formación, porque estábamos todos empezando. Y yo ya me fui a hacer ficción.

Yo hice “Benifotrem”, “La Camisa de la Serpiente”. Estaba de producción, y ya me picó la ficción. En repetidas ocasiones me cogí excedencias para trabajar en la ficción, y paradójicamente seguía trabajando para Canal 9, porque eran productos para Canal 9. Hice las mencionadas, y también “Ójala Val del Omar” (1994), un docudrama que Fotogramas calificó de “la vanguardia oculta”, y tan oculta porque nunca se promocionó. Allí era productor ejecutivo y estaba a cargo de la adaptación del guión, screen play. “Ójala” fue con “La Teta y la Luna” las representantes en Venecia de España, con grandes aplausos. Se convirtió en una película de culto, con proyecciones en museos internacionales, Pompidou, el Moma, el Reina Sofía. Creo que es un buen trabajo, en que casi todos éramos noveles. Los responsables de la película fueron una escuela de video donde dábamos clase muchos compañeros de la tele. Una de las alumnas, que luego se hizo socia de la escuela era la sobrina de Val del Omar, nos contó lo de su tío, fuimos a ver a su tía y nos encontramos con José Val del Omar, del que luego ha hablado Román Gubern y está reconocido como uno de los grandes cineastas experimentales españoles, con Chomón.

Esta película fue una gran alegría, y ha tenido continuidad individualmente, no colectivamente,como grupo. Nos dio cierto prestigio y cierta marcheta.

La segunda vez que me pedí una excedencia fue por los años 2000. Hice “Cuentos de la Guerra Saharaui”, con Pedro Rosado. Empecé de jefe de producción y acabé de ayudante de realización y estuve seis meses trabajando con el Frente Polisario en el Sáhara. Tres meses en los campos de refugiados, viviendo con ellos. Fue un ejercicio de producción, porque teníamos a cargo a 200 saharauis y estuvimos en medio de la nada. Tengo documentos de la caravana de veinte vehículos que hicimos desde los campamentos hasta Tifaritti, donde rodamos. Trailers por el desierto, se encallaban en la arena, los teníamos que sacar. Es una película de guerra, nosotros trabajábamos con explosivos, bombazos. Era una película sobre el éxodo de los saharauis hacia los campos de refugiados, y eran bombardeados por el ejército marroquí con napalm

Otra película de ficción fue “Cien maneras de acabar con el amor”, con Vicente Pérez, de primer ayudante de producción, que también tuvo su repercusión en el festival de Málaga. Y luego, con Carles Pastor he hecho “Camps de Maduixes”, una tv-movie y “A ras de suelo”.

También he hecho teatro, el Woyzeck, con una compañía francesa y Kurukú Teatre, una compañía de aficionados de Torrent. Yo hice toda la escenografía, virtual. Me fui a los Altos Hornos de Sagunto, y a partir de fotografías hechas allí, recortándolas, hice la ciudad en que vivía Woyzeck. Tenía una gran complicación, porque los actores entraban y salían en la pantalla. En Francia ha triunfado, y aquí, no.

Luego he dirigido dos cortometrajes, uno de ellos, “Sin fin”, funcionó muy bien, nos llevamos el premio Tirant, estuvimos en festivales internacionales, en Brasil, en Setúbal. He hecho documentales, “A rapa das Bestas”, y aquí uno de la Semana Santa Marinera. Y luego he colaborado con mucha gente del audiovisual valenciano que también se ha llevado bastantes premios, con Giovana Ribes hice “La sinfonía de las Grúas”.

La cosa es que yo he trabajado en muchas de las productoras valencianas más fuertes.

De entre todos los oficios del audiovisual, ¿en cual de ellos te encuentras más suelto?

Suelto, suelto, suelto, a mí me gusta mucho el montaje en cualquiera de sus facetas, informativos, reportajes, ficción, cine. Pero a mí me gusta mucho el rodaje, o me gustaba, porque para aguantar un rodaje de verdad tienes que ser fuerte y estar muy preparado físicamente. Es demoledor, porque en audiovisual el tiempo es dinero, no te puedes retrasar. Se crea una estructura casi militar, entre comillas, todo el mundo tiene que hacer su trabajo en su tiempo para que la cosa funcione.

¿Cómo ves el futuro inmediato de los medios audiovisuales?

No ha habido nunca nada tan virtual como la televisión. La televisión era más efímera que Internet porque en Internet, quieras o no, tú cuelgas algo y siempre está ahí, aunque sea intangible y no tenga soporte físico. En la televisión, si se te pasaba, tenías que ver una reposición, o grabártelo en video… O estabas delante de la tele, o no la veías. La televisión ha sido, durante mucho tiempo, la educadora de la sociedad. En Estados Unidos también, aunque allí nació comercial. En Europa, después del cataclismo de la Segunda Guerra Mundial, la televisión se hizo pública, porque Europa necesitaba productos simbólicos que reconstruyeran Europa, o los estados nación europeos, y eso sólo se podía hacer con televisiones públicas, con un mensaje oficial, que encauzara las actitudes de la sociedad hacia un futuro que no fueran las guerras, porque se habían sucedido dos en cuestión de treinta años.

Ahora hay un cambio de ciclo en el audiovisual. Hoy no hay ninguna claridad en las políticas audiovisuales europeas, en relación a la nitidez de las de la posguerra. Tanto los gobiernos como la Unión Europea están un poco perdidos, porque Internet es un negocio controlado por tres, y ninguno es europeo: Microsoft, Apple y Google. Y es un negocio global. ¿Dónde repercute ese negocio brutal, al que nos aboca todo, la extensión del ADSL, etc? Enrique Bustamante [Profesor en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid] lo dejó claro el otro día en Valencia, el Hollyweb. El rendimiento económico de ese negocio, que es un negocio “simbólico”, va más allá de la economía, porque crea y recrea realidad. ¿A dónde va a parar ese rendimiento económico? ¿A los creadores? Parece ser que no. ¿A las economías nacionales? Tampoco, porque casi todas las empresas de Internet tributan en Irlanda. A Apple, aquí en España, la declaración a Hacienda el salió a devolver.

Creo que hubo una reunión con un ministro que no recuerdo sobre el tema de lo intangible. Y el ministro les decía que si la solución era suprimir Internet o algunos de sus servicios, como Google, se nos tiraría la gente encima. Es un cambio de ciclo que tiene que ver con la globalización, y de cómo el negocio cultural está siendo fagocitado por tres.

Los productos culturales antes, cuando comprábamos un cuadro, un libro, un cómic, un periódico, eran tangibles. Ahora ya no compramos tanto. Por eso ha habido cantidad de despidos en prensa gráfica y en televisiones, porque ahora nadie quiere comprar una película porque te la bajas, incluso pagando a un servidor para verla o para tenerla en tu disco duro entre multitud de ficheros que se te pierden.

Al no ser negocio esa intangibilidad, se convierte en amateur. Hay grandes profesionales, casi siempre subvencionados o apoyados desde instituciones financieras, bancos, etc, que compran sus cuadros o financian sus proyectos. Y una gran brecha entre eso y el amateurismo.

 

¿Es eso un fenómeno actual o una proyección? Porque los que tú denominas amateurs son ahora profesionales, como nosotros que nos hemos quedado en la calle. Todavía no somos amateur. ¿Qué pasa con nosotros?

Bueno, nosotros los de Canal 9 somos un ejemplo más de este cambio de ciclo. Gente que ha trabajado profesionalmente en el mundo audiovisual, y que por la coyuntura que sea nos vemos abocados a reciclarnos. ¿Qué hacemos? ¿Qué nos hemos encontrado después del ERE de Canal 9? Pues una industria devastada. Yo he trabajado mucho para productoras y ninguna de ellas está contratando, o están bajo mínimos. Uniprova, ese grupo de productoras valencianas formado hace poco para aspirar a la externalización de Canal 9, eran empresitas que han mamado de TVV, pero mientras les pagaban.

¿Están las cosas igual fuera de Valencia, o son distintas?

Están igual. En la conferencia de Bustamante, se hacía un repaso y las cosas están muy mal en Andalucía, hay una amenaza de ere en TV3, el de Telemadrid, el de Galicia. El negocio no está claro, porque no hay unas políticas audiovisuales como las hubo en los 80, cuando se vio claro que había que hacer una vertebración del Estado por medio de las televisiones autonómicas. Lo que ha triunfado ahora, según Bustamante, es el modelo Murcia, un modelo externalizado, que es negocio para unos cuantos y que ha fracasado también, porque han tenido que hacer un ERE y cerrar la televisión. No hay dinero, no pagan a las concesionarias de la licitación, y si a una empresa privada no le pagas, no ve dinero, cierra.

Pero, ¿cómo puede sostenerse el edificio virtual de Internet sin un ejército de profesionales y de técnicos cualificadísimos? No se puede prescindir de ellos, no vale amateurismo, a no ser que amateurismo signifique mileurismo, bajos salarios.

Hay que desglosar las cosas. Nosotros somos profesionales. La tecnología se ha abaratado disparatadamente. Yo me acuerdo cuando entré en televisión, y en la sala de posproducción… que era una sala de ciento y pico millones de pesetas, una tecnología analógica y muy cara, y que precisaba de personal muy bien preparado. Había un desglose de oficios, tú eras el técnico de montaje, conocías el manejo de aquellos aparatos enormes y tecnológicamente complicados, y había un realizador que montaba la narrativa de un guión redactado por un guionista… Eran categorías profesionales. Con la rebaja de coste en las tecnologías, hoy toda esa sala de postproducción la tienes en un portátil, con un programa no muy difícil de aprender. ¿Cuál es la diferencia? Primero que eso ha borrado las categorías, ese programa está al alcance de cualquiera. Pero lo que no se puede aprender en un cursillo es la experiencia. Eso es lo que marca un hito entre lo bien hecho, lo profesional, y lo amateur. Y por otro lado, el conocimiento del lenguaje narrativo, saber cómo se cuentan las cosas, y la habilidad de cada uno, no todo el mundo es Dickens; hay mejores montadores, peores montadores, gente que tiene facilidad para el montaje… Se trata de un lenguaje simbólico muy potente que penetra en la mente humana con fuerza.

¿Quieres decir que va ser muy difícil prescindir de la especialización? Porque hoy entre tres personas montan un corto y hasta una película.

Claro. Pero con qué calidad y con qué repercusión. No van a hacer “2001 una Odisea del Espacio”. Por muy Kubrick que sea uno, el cine, el audiovisual no puede dejar de ser un trabajo colectivo si no queremos banalizarlo y que sea serio. Una película la hace un circo de treinta o cuarenta personas sin contar el cáterin.

El ejemplo está en nuestro ERE. Han dicho, vamos a prescindir de los técnicos porque son prescindibles, porque son mano de obra barata, obreros no especializados, como si dijéramos, sin que esto suponga un menoscabo a los obreros no especializados. No nos dan el plus de profesionalidad que tiene un cámara. No puede ser cámara cualquiera. Cualquiera puede coger una cámara, un móvil y tal y grabar y que se vea, sí. Pero el ojo del reportero se educa. Dicen, ahora ya no es necesario que haya operadores de equipo, porque lo pueden hacer los auxiliares de realización o los mismos periodistas Pero, ¿y la calidad de la noticia? ¿Un periodista puede pensarse la noticia, ir, ver, coger declaraciones, volver, montar y tal? No.

¿Entonces?

Es una mentira. Están vendiendo un producto de baja calidad. Es la política que, en Canal 9 empezó con Vicente Sanz…

Salió la bicha.

Salió la bicha porque es una bicha. Es un tío que no tiene conocimiento del audiovisual. Y como él hay tantos… Y debajo puso de jefecillos a gentes sin ninguna experiencia, o que no decían nada, no ponían problemas, aunque supieran de qué iba. La polivalencia, muy bien.. ¿Qué pasa? Cero coma dos de audiencia. Nosotros hemos vivido en una televisión que ha tenido un 23 por ciento de audiencia.

¿Cómo es la cosa en las teles privadas?

Las televisiones privadas, con su órgano de propaganda que es la UTECA, han sido precisamente uno de los culpables del desvarío en políticas audiovisuales. Han lanzado muchos bulos, como que en las autonómicas había mucho más personal que en las privadas. La mentira de Canal 9 es que éramos 1.800, muchos más que en Antena 3 y Telecinco juntas… Mentira. Ellos son macrogrupos controlados por los mismos accionistas, que cierras y abren empresas. Coges Antena 3 S.A. sólo, y hay muy pocos empleados. Pero Antena 3-Grupo son muchísimos más. Es una falacia que ha repetido incluso hasta Alberto Fabra, no sé si creyéndoselo o mal asesorado.

Las televisiones públicas y las privadas no son modelos comparables, son modelos que deben convivir. Otra cosa es dónde está el negocio, con la fragmentación. Lo que ha pasado con las televisiones privadas es que hay una verticalidad, antes había cierta horizontalidad. Estaba la agencia de noticias, estaba la productora, las empresas de servicios y la televisión. Pero ahora todo eso se engloba dentro de un macrogrupo que tiene todas esas empresas, incluso la publicidad.

Al final, ¿qué ha pasado con el audiovisual en el terreno televisivo? Que se ha creado un duopolio. La TDT es un duopolio de Mediaset y Antena 3. Se resienten los contenidos y se resiente todo. No hay más diversidad por haber más canales, lo contrario, los programas cada vez son más parecidos.

¿En las privadas el trayecto es el mismo, pagar menos a profesionales, como si fueran amateurs?

Sí. ¿Tú crees que TVV se puede hacer sin cámaras? Pues si no los paga TVV los tendrá que pagar una empresa privada. La estrategia es precarizar el mercado laboral. Yo me considero un obrero del audiovisual, pero un obrero cualificado, con mi experiencia, y que sé lo que hago, sé lo que tengo entre manos. Yo siempre he sido consciente de haber estado en una empresa pública, de que no estoy en una empresa privada. Y una empresa pública tiene que estar al servicio del público. Ha sido un fracaso la política audiovisual española, desde la Ley General del Audiovisual del 2010. No se ha cumplido esa ley. Cuando ha llegado el PP, las restricciones que marcaba esa ley se han incumplido. El PP ha permitido la externalización, la negativa del PP a crear el Consejo Español de Medios Audiovisuales ha sido un desastre. Porque ahora se han anulado las concesiones de la TDT. Lo ha anulado el Tribunal Superior de Justicia. El PP tiene un grave problema con el audiovisual, porque dice, bueno vamos a arreglar lo de las TDT, y tiene a los grandes grupos en contra, y dicen que los medios “le tratan mal”, el caso Bárcenas y eso. Eso no pasa en Europa, porque hay Consejos Audiovisuales, que es la recomendación de la Unesco, de Europa, un organismo independiente del gobierno.

El PP lo que ha hecho ha sido politizar cada vez más la televisión pública. La elección del Director General es fundamental. Si no hay consenso entre los grupos políticos para elegir un director general que garantice el servicio público, elegir con mayoría simple siempre va a dar la ventaja al partido en el gobierno. Antes era por tres quintos. El PP elude toda la responsabilidad de control, todo lo que significa control público nunca lo ha desarrollado. Aquí en Canal 9 no se ha constituido el Consejo Asesor, con el Comité de Redacción acabaron con él…

También se promovió cuando llegó el PP a Canal 9…

Sí… El Consell de l’Audiovisual está fijado en el Estatuto de Autonomía. Pero además está especificado en la Ley valenciana del Audiovisual del 2006. No les interesa, sólo quieren control político de los medios. Porque saben que es un producto simbólico que crea a realidad, no es un espejo de la realidad, crea la realidad.

Y ahora, ¿qué vas a hacer?

No lo sé. El panorama del audiovisual es apocalíptico, Hay que ver qué pasa con la TVV. Yo no rechazo volver a Canal 9. Yo creo que me robaron el trabajo, porque yo tengo una oposición. Y tiene que ver con eso que nos han hecho creer de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Yo no he vivido por encima de mis posibilidades. Yo no he cobrado sobresueldos, ni siquiera horas extras. Me han arrebatado unos derechos fundamentales. Los criterios para el despido son a-constitucionales, arbitrarios y a-profesionales. No se ha medido la profesionalidad. Un tío que es muy bueno en su trabajo ha podido ser despedido porque ha tenido un constipado más que otro que llevaba cuatro días.

Ahora nos encontramos en la encrucijada de que la industria está muy mal, nosotros hemos salido a un mercado que han destruido ellos mismos, seguramente para dárselo a productoras amigas, que también renquean del mismo pie. Entonces, el futuro pasa por hacer un verdadero modelo de televisión publica. La televisión pública valenciana parte de ser una riqueza para los valencianos, son puestos de trabajo. Estos están en el tris de cerrarla. Eso sería un cataclismo identitario. Yo de momento sigo haciendo lo que sé, salir con mi cámara, grabar, montar y con un grupo de locos intentar seguir haciendo lo que hacemos. No se sabe donde está el negocio. Me tendré que reinventar.

 

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