CARGANDO

Escribir para buscar

Agricultura y naturaleza

Paseo por la huerta de Godella con Susana y Manuela (Agroféver)

Compartir

Jornada de puertas abiertas en el campo. Sentido del humor y perspicacia espacio temporal. Nuestro mundo es un conglomerado de cachitos de mundos, la agroecología en la Huerta de Valencia es uno de los más hermosos. El domingo 26 Susana y Manuela, las almas y los cuerpos de Agroféver, han abierto sus campos abiertos a unas decenas de personas, que los hemos recorrido con ellas, en medio de parcelas rebosantes de naranjos, alcachofas, cebolletas y otras hortalizas de temporada. Este redactor de Perinquiets ha estado en la comitiva hortofrutícola, y como el resto de los invitados, hemos conocido a Susana y a Manuela en el mercadillo de Godella. En este caso, el mercado se transforma en una fuerza cohesionadora, porque es próximo, y productoras y consumidores/as comercian y se tratan como hacían los vecinos de antes de los super-hiper-mercados.

Una reseña y fotografías de Fernando Bellón

Susana ante su huerto de naranjos ecológicos

Susana ante su huerto de naranjos ecológicos

Desde el antiguo matadero de Godella, donde nos habíamos citado a las diez, al lado de un hermoso huerto vecinal con 166 parcelas cultivadas por vecinos del término, hemos bordeado hanegadas de cultivos ordinarios, la mayoría, y ecológicos, los de Agroféver y pocos más. Susana ha comparado los huertos de naranjos de uno y otro estilo, los primeros sin una brizna de hierba, impolutos, como en jardín versallesco; los segundos, plagados de florecillas y verdura que no perjudica los cultivos y que por eso no se calcina con productos químicos.

¿Quién cultiva estos campos? Labradores a tiempo parcial: jubilados, personas con un trabajo asalariado o autónomo que no tiene que ver con la agricultura y, muy pocos, por hortelanos profesionales. La naranja se vende mal en estos tiempos, y pocos se atreven a hipotecar su economía por la agricultura, sea del tipo que sea.

SONY DSC

Manuela ante una parcela de Agroféver

 

La orgánica, sostienen Susana y Manuela, da menos trabajo, cuesta menos dinero, el que se ahorra en sofisticados compuestos de laboratorio, y tiene un valor añadido poco común: la ayuda solidaria de otros agroconvencidos, en este caso personas encomiables de la Cooperativa Integral Valenciana, que hacen posible el sostenimiento de algo que en sí mismo es sostenible, pero de momento solo relativamente rentable.

En el paseo, nos topamos con una muestra de las prácticas exterminadoras de plagas. Un agricultor fumiga un campo de cebollas con disciplina y parsimonia. En los alrededores, varios campos de repollos o cebolletas, exhiben carteles clavados en medio de los productos advirtiendo del peligro que contienen, por si alguien pasa, se siente tentado por la exuberancia de la planta, y se lleva una a la cocina. Susana tranquiliza a los de la comitiva: una vez que pasa el tiempo y las inspecciones sanitarias pertinentes, la planta se puede consumir; pero ni sabe ni lleva los mismos componentes orgánicos que una lechuga o una alcachofa biológica; a parte de que el veneno (eso dicen los carteles) con que se le ha rociado, queda como un sello indeleble.

Cebollas venenosas

Cebollas venenosas

La Huerta de Valencia, l’Horta, es un laberinto de cultivos, estilos, compromisos y maneras de explotar la tierra. Pasear un rato entre ellos es un acto cívico-mercantil. Es el verdadero mercado, el de los seres humanos, las familias, jóvenes en edad de procrear y maduros ciudadanos que se agarran a la conciencia medioambiental con la determinación del que ha visto muchas banderas ondear en la política y se ha desengañado de (casi) todas.

De vuelta al que fue matadero de Godella, hoy refugio cultural alternativo, encontramos a Ana e Iván, dos jóvenes integrantes de TresGe Wine Consulting, una forma privada y contemporánea de nombrar el trabajo de cultivo de la vid con el propósito de hacer vino. Nos ofrecen unos vasitos de Gratias Maximas (tinto) y Gratias Rosé (rosado). Está producido ecológicamente (sin certificados, que cuestan un dineral) y ellos le llaman “vino ético”. Las viñas están en Alborea, tierra de la Manchuela albaceteña pegada a Requena Utiel. Nos cuentan que, al principio, los agricultores de la contornada les llamaban locos, y casi les regalaban las cosechas de una variedad de uva, la bobal, que tiene mala prensa. Hoy, la amistad se ha bañado de respeto. Con el tiempo y su conocimiento enológico (poseen titulación, además de experiencia familiar y personal en varios continentes, por ejemplo, Nueva Zelanda), han conseguido un caldo de lo más rico, sin otros añadidos que los sulfitos para preservarlo, criado y madurado en barricas y embotellado con gusto. Lo que bebemos, aseguran, es vino salido de la uva, no bautizado con agregados vitivinícolas.

Carme Miquel leyendo una página de su novela.

Carme Miquel leyendo una página de su novela.

Tras la muestra, otra presentación, esta vez, cultural. Se trata de un libro recién publicado con el sistema de crowfunding: Mataren el verd: Crònica novel·lada dels fets de la Punta (“Mataron el verde: Crónica novelada de los hechos de la Punta”), de Carme Miquel, una veterana y reconocida autora valenciana, que ha combinado la literatura y la enseñanza durante casi cuarenta años de maestra. Ella misma lee un par de páginas del libro, que narra historias humanas con el fondo de acontecimientos que afectaron a centenares de familias de agricultores del barrio valenciano llamado de La Punta, colindante con el de Nazaret. Declarada la zona huerta protegida, la voracidad del puerto de Valencia consiguió que se levantara la protección, y se construyo una ampliación “necesaria y beneficiosa para todos los valencianos”, en especial para los que hacen negocio con el tráfico de mercancías en el puerto.

Explicaba Carmen que el año 2012 el Tribunal Supremo, y en 2013 el Tribunal Superior de Justícia de la Comunitat Valenciana, han declarado nulas ciertas actuaciones. Tardía sentencia para los que fueron expropiados y expulsados de un suelo que habían cultivado toda la vida.

Siguió a esta presentación una mesa de debate sobre el pasado, presente y futuro de l’Horta, a cargo de Vicente Ros, representante de los huertos vecinales de Godella y Benimaclet, y de miembros de la Plataforma No a l’Autovia Parc Nord de Godella.

El final fue una comida de arròs caldós amb verdures i amanida, arroz caldoso con verduras y ensalada, preparado en los fogones del matadero, al módico precio de 3 euros la ración.

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.