Nadie debe llamarse a engaño cuando se justifique el mantenimiento de los monumentos públicos con la elevada misión de preservar los objetos que conforman nuestra memoria colectiva, o de proporcionar un espacio a las manifestaciones culturales. El motivo principal que les dio origen es el deseo de nuestros gobernantes de superar la mortalidad.
Texto y fotos de Fernando Bellón Núremberg está lleno de fuentes con pequeños grupos escultóricos, algunas de un estilo que recuerda a las Fallas de Valencia. Los responsables del mobiliario urbano han querido dar a estas figuras un aire anacrónico, acaso como evocación de las antiguas “fuentecillas de Nuremberga”, que Ortega y Gasset glosó en […]