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Agricultura y naturaleza

Trashumancia bovina ecológica entre Teruel y Castellón

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Hay quien sostiene que la trashumancia es la actividad humana organizada más antigua. Otros aseguran que nació en paralelo a la agricultura, en el periodo ya casi neolítico, cuando el ser humano empezaba a dejar de ser depredador y se convertía en cultivador y ganadero. Pero lo que nadie duda es que pastores y agricultores anduvieron enfrentados durante siglos. De hecho no han dejado de rivalizar por el territorio, como se desprende de las guerras llamadas tribales en África. La trashumancia de los pastores les obliga a disputar las tierras con los cultivadores, y se producen conflictos e invasiones semejantes a los que tuvieron lugar en Europa cuando los hunos de Atila y los mogoles de Gengis Kahn entraron a saco en la Europa romanizada. Que la convivencia entre pastores y labradores no fue fácil lo dan a entender las leyes de la Mesta castellana, en las que la corona intervenía para fijar itinerarios y privilegios. Entonces, la lana era un bien apreciado, y sostenía la economía castellana. De todo aquello quedan las cañadas o caminos de paso del ganado, que cruzan ciudades populosas, y que los pastores y los amantes de las tradiciones utilizan una vez al año para no perder el derecho.

Hoy el conflicto no existe. La razón es la estabulación del ganado. Si cada día quedan menos pastores se debe a que cada vez hay más ovejas y vacas metidas en establos desde que nacen hasta que son sacrificadas. La trashumancia se ha convertido en un símbolo residual. Pero también es la semilla de un movimiento que poco a poco reconstruye itinerarios de antaño. La seña de identidad de la nueva trashumancia, o de lo que queda de la vieja, es la ganadería ecológica española de las tierras que no mantienen su verdura durante todo el año, que son muchas de la cordillera Cantábrica y de los Pirineos hacia el sur.

En este reportaje seguimos a Fernando Robres, su familia, sus empleados, sus amigos  y sus decenas de vacas, que el pasado noviembre recorrieron los treinta sufridos kilómetros de cañada que separan Linares de Mora, en la provincia de Teruel, a Vistabella del Maestrazgo, en la provincia de Castellón.

Texto y Fotografías de Fernando Bellón

La fotografía de Fernando Robres y sus vacas está tomada a en la senda que lleva de Mosqueruela a la raya de Teruel con Castellón.

La fotografía de Fernando Robres y sus vacas está tomada a en la senda que lleva de Mosqueruela a la raya de Teruel con Castellón.

LA TRASHUMANCIA CEREMONIAL DE FERNANDO ROBRES

Para Fernando Robres las trashumancias de primavera y de otoño son tradiciones heredadas de sus ancestros, que él ha transformado en ceremonias casi litúrgicas, en la práctica fiestas itinerantes a las que invita a amigos para que celebren con él. Fernando Robres es el sumo sacerdote de la ganadería ecológica valenciana, y ejerce su cargo con generosidad de cura de pueblo.

En esta trashumancia de noviembre se mueven 45 vacas y 11 terneros. El noventa por ciento son vacas asturianas, asturiana de los valles y asturiana de la montaña. También hay alguna charolesa. La dominante es la asturiana porque la carne sale mucho más tierna, y la vaca es más rústica, más dócil. Naturalmente son animales certificados en ecológicos que consumen pastos ecológicos certificados. Fernando se queja del estado de las cañadas.

Fernando Robres. Están abandonadas del todo. Hemos pasado un trozo en Teruel que está bastante bien, pero pillamos muchos trozos que no hay ni camino ya. Nos tenemos que desviar un poco porque se han perdido los caminos y las cañadas. Vamos a intentar recuperarlas. Es uno de los efectos beneficiosos de la trashumancia. Porque hay un fenómeno condenable que es el adueñamiento de las calzadas por propietarios sin escrúpulos. En la zona de Aragón no estamos teniendo esos problemas porque están muy bien delimitadas las cañadas. En la Comunidad Valenciana hay muchas parcelas que se han cultivado, pero seguimos pasando con los animales, que tienen más derecho que los cultivadores. Luego está el problema de los pesticidas. En la mayoría de las carreteras  se está echando un montón de herbicida y con eso estamos teniendo bastantes problemas. A los animales les prueba fatal, es veneno, y cuando vamos por las orillas de las carreteras tenemos que tener muy en cuenta que no estén sulfatadas, y sobre todo en animales ecológicos. Por eso procuramos no pisar esas zonas. Se trata de ir lo menos posible por orillas de carreteras. Vamos por caminos casi intransitables, caminos antiguos, cañadas reales y caminos donde no tenemos esos problemas.

Llegar a consolidar su negocio le ha costado a Fernando veinte años, además de acumular experiencias de generaciones. Experiencias que ahora transmite a su hijo Abel, que estudia en una escuela de capataces ganaderos en Teruel.

En un cercado o pastor eléctrico cerca de Mosqueruela, antes de partir para Vistabella. Fernando y Abel Robres.

En un cercado o pastor eléctrico cerca de Mosqueruela, antes de partir para Vistabella. Fernando y Abel Robres.

Fernando Robres. Mi familia siempre ha tenido ganadería. Mi padre y mi abuelo ya tenían ovejas. El oficio les venía de antes, vendiendo, comprando y criando corderos. Tenían carnicería. También mis abuelos tenían una posada en Mosqueruela. Y después, se dedicaron a sacrificar animales para suministrar a la gente que paraba en la posada. Toda la vida se han tenido animales en mi casa.

En la época de verano venía gente de Barcelona y nosotros les recogíamos los corderos. En una semana, en la parte de Vistabella llegamos a recoger 2.000 corderos, algo que ahora sería imposible, reunir y cargar 2.000 corderos de la parte alta. Mi padre y un señor murciano compraban corderos, mi hermano y yo íbamos a recogerlos, venía el camión, los cargábamos y se los llevaban a Barcelona. Luego, aparte, teníamos ovejas. Toda la vida ha habido ovejas.

Fernando evoca aquellos años juveniles con objetividad. Reconoce que era una vida muy sacrificada, sin fiestas ni asueto. Todo empezó a cambiar con unas cataratas que le aparecieron a su padre. Le obligó a estar seis meses de baja tras la operación. Mientras, Fernando, con 17 años, se tuvo que encargar de varios centenares de ovejas. 

Las vacas de Fernando, en un invierno con nieve. Foto de F.Robres.

Las vacas de Fernando, en un invierno con nieve. Foto de F.Robres.

Fernando Robres.   Un día cayó una nevada impresionante, y mi padre y yo nos quedamos aislados dos semanas en la masía de la Torre Belenguer. Entonces, mi padre dijo, “Esto no es vida para ti, hay que cambiar”. Fue cuando montamos la carnicería de Castellón, hace 25 años. A raíz de aquello empezamos a comprar terneros para engordarlos, y luego seguimos con las vacas. Luego se me ocurrió la idea de empezar una EGP, una identificación protegida compartida por varios ganaderos socios. Yo vi que para promover la ganadería había que hacer una marca. Éramos casi unos cuarenta de toda la comarca del Maestrazgo. En un principio nos íbamos a asociar con los de Castellón para de denominación de “Ternera del Maestrazgo o del Maestrat”, pero no conseguimos ayudas en ningún sitio. Si pedías en una comunidad te decían que eras de la otra. Y nos tuvimos que separar. Fue entonces cuando yo di el salto a lo ecológico. Pasar de convencional a ecológico es un poco costoso. Pero me dije que si no funcionaba, pasar de ecológico a convencional era coste cero. Me di cuenta de que no tenía que hacer ninguna transformación, que iba a darle un plus de calidad a la carne, un sello. Hacíamos lo de siempre, pastorear los animales, no echábamos ni herbicidas ni insecticidas ni nada, intentábamos no ponerles antibióticos ni nada.

El tema de las ayudas ha sido siempre espinoso en la agricultura, y al parecer lo es todavía más en la ganadería. Fernando Robres las recibe de la Comunidad de Aragón, pero no de la Valenciana

Fernando Robres. Estamos cobrando unos 200 euros por UGM, una vaca o seis ovejas. Pero en la Comunidad Valenciana, yo a día de hoy no he cobrado nada. Ahora nos van a pagar un 70 por cien de la certificación. Me viene bien porque yo tuve que certificar por mi cuenta el matadero de Benasal y me toca pagarlo de mi peculio. Me cuesta 1000 euros al año sacrificar en ecológico en Benasal.

El programa de sacrificio en el matadero es sencillo, siempre que tengas la certificación apropiada. Hay días que no se sacrifica nada. Y cuando el matadero está limpio, antes de la matanza, las reses certificadas van las primeras. Ponemos las canales en cámaras diferentes, para que no haya contaminación cruzada. Sacrificamos todas las semanas. Ahora [principios de noviembre] hemos sacrificado los últimos, y hasta febrero, marzo no volvemos a sacrificar. Estoy en contacto con ganaderos de Aragón que se han inscrito hace dos años, y están en periodo de conversión, y vamos a sacrificar teneros de ellos. No sabemos si en Benasal o en Zaragoza, por los costes del desplazamiento. Luego venderemos esa carne ecológica en las carnicerías. He buscado animales que sean de la misma raza, asturianos, porque no quiero cambiar la línea. Si no encuentro animales muy similares a los que tengo, prefiero no tener carne.

DSC_0147La demanda de carne ecológica supera mucho a la oferta, a pesar del precio superior del producto orgánico. Fernando ha tenido que elaborar una lista de espera para servir entrecotes y solomillos. Casi toda la venta se hace en las carnicerías de Castellón y de Mosqueruela y a grupos de consumo. Muy pocos son los restaurantes a los que vende. Con la carne convencional, tenía que ir a buscar clientes. Ahora vienen a buscarle. Antes era una guerra de precios, con márgenes ridículos. Ahora, el valor añadido de la carne ecológica la ha convertido en algo muy solicitado. Sirve lo que hay, cuando hay. Fernando cuenta con trabajadores fijos y eventuales, pero también con amigos con los que intercambia ayudas.

Fernando Robres. En el pastoreo de las reses, estamos con tres empleados todo el año. Y a parte personas que me ayudan, como hoy con la trashumancia. Son amigos que me echan una mano en mis necesidades y yo hago lo mismo con las suyas, por ejemplo, les dejo entrar a las fincas a coger trufas. Recoger y asegurar las vacas hoy es fácil co los medios tecnológicos, como los pastores eléctricos, con los que cercas cualquier espacio.

Las vacas dan menos trabajo que las ovejas, solo tienen un parto al año, más o menos, entre diez quince meses, porque su gestación es de nueve meses. La gestación de las ovejas son cinco meses. Y vallar fincas para las ovejas es mucho más costosa. Tienes que estar más encina de ellas. También es cierto que con las ovejas produces más, si están bien gestionadas. Son casi dos partos al año, un cordero y medio por oveja al año. En las vacas al ternero le tienes que mantener un año. Anteayer parió una vaca. Era una hembra. Si me la dejo para vida, tengo que esperar hasta tres años para que empiecen a parir. Y a parte las crías las has de mantener casi un año. Son cuatro años desde el nacimiento hasta que se les saca producción. El coste de mantenerla es alto. En cambio en las ovejas, si hoy pare una a los siete y ocho meses ya se cubre, en un año y medio estás sacándole una producción.

Uno de los problemas de envergadura de la ganadería extensiva es la ausencia de mano de obra especializada. Fernando Robres ofrece prácticas a la Escuela de Pastores que mantiene la Generalitat Valenciana en forma de cursos de formación profesional. Dice, con sentido del humor, que está creando su propia competencia. Pero más allá de la broma sabe que un incremento de ganaderos ecológicos promoverá riqueza en todos los sentidos.

Uno de los matriculados en el curso de capacitación ganadera de la Conselleria es Pau Sos. Estudió en Catarroja. Y ahora se ha apuntado a la Escuela de Pastores como formación complementaria. Su sueño es convertirse en ganadero ecológico, porque ve que tiene un futuro prometedor y saludable.

Uno de los matriculados en el curso de capacitación ganadera de la Conselleria es Pau Sos. Estudió en Catarroja. Y ahora se ha apuntado a la Escuela de Pastores como formación complementaria. Su sueño es convertirse en ganadero ecológico, porque ve que tiene un futuro prometedor y saludable.

Fernando Robres. Construir una nave, meter veinte mil pollos hacinados, de desarrollo rápido, es una inversión para grandes empresas, que son las que gestionan, tú aunque seas el dueño de la nave eres un trabajador dependiente de ellos. Esto no genera riqueza local. Sin embargo, en extensivo estamos aprovechando los montes abandonados. Protección de incendios, preservar el medio ambiente, integración de la gente en el medio rural. Si eres ganadero ecológico, no puedes estar en Barcelona y tus vacas en Vistabella, tienes que cuidarlas in situ. Se ha demostrado que la población rural se establece donde está la ganadería. La ganadería extensiva no nos hacemos competencia, todo lo contrario, somos un aporte.

Tal y como está la Comunidad Valenciana, con todos los montes abandonados, son necesarios más pastores, y que empiecen a producir carne ecológica para satisfacer la demanda. Para la despoblación, la ganadería extensiva es una ayuda. Sirve para hacer bajar el paro, y te hace seguir una vida mucho más saludable. También te ha de gustar. Pero con las infraestructura que hoy tenemos, tampoco nos cuesta mucho acercarnos a la ciudad.

La trashumancia discurre por parajes históricos.

La trashumancia discurre por parajes históricos. (Foto F. Robres)

El Primer Plan de Producción Ecológica de la Comunidad Valenciana aprobado hace más de un año, empieza a dar poco a poco sus frutos. En el caso de la ganadería, todavía están por madurar. De momento, el papel que juegan los ganaderos en la conservación y renovación del medio ambiente no está reconocido.

Fernando Robres.  En la Comunidad Valenciana se juega con una desventaja, no hay nada para el crecimiento de la ganadería. No todo han de ser veterinarios y arquitectos. ¿Dónde están los pastores y los ganaderos? Los ganaderos al fin y al cabo, son especialistas. Antes, el ganadero era el cateto del pueblo. Y ahora ese cateto hace de ingeniero, de arquitecto, de veterinario, porque tiene que gestionar una explotación que necesita de esos conocimientos, y no necesita títulos.
Yo estuve en un ciclo de formación, la Formación Profesional de entonces. Ahora es lo que está haciendo mi hijo, un curso de capataz, pero en Teruel, que es donde se ofrece. Son cursos variados, aprendes un poco de todo, mecánica, agricultura, ganadería, te enseñan a llevar una explotación.
Yo he propuesto a la Conselleria que hagan una oferta así, para sacar a la gente un poco formada. Un ciclo de formación que enseñe a gestionar una explotación, con temas de administración para los papeleos y las ayudas. Yo doy a los estudiantes una oportunidad de realizar prácticas, pero pido que se cree una estructura formativa que no existe en la CV. En Teruel hay un curso así, que es al que va mi hijo. Salen todas las semanas a explotaciones. Están en contacto directo con la experiencia, a parte de la teoría.

A la izquierda de Fernando, Teresa Cebrián, Consellera de AGricultura de la Generalitat Valenciana, que hizo el recorrido de la trashumancia de Mosqueruela a Vistabella. Al rededor, amigos y colaboradores de Fernando Robres.

A la izquierda de Fernando, Elena Cebrián, Consellera de Agricultura de la Generalitat Valenciana, que hizo el recorrido de la trashumancia de Mosqueruela a Vistabella. Al rededor, amigos y colaboradores de Fernando Robres.

Elena Cebrián, Consellera d’Agricultura, Medi Ambient, Canvi Climàtic i Desenvolupament Rural, hizo el recorrido de la trashumancia, con algunos miembros de su equipo.

Elena Cebrián. Estamos viviendo hoy una experiencia casi turística. Aunque deberíamos hacerlo con precaución. Nosotros hemos venido aquí a ver lo que significa acompañar a los ganaderos que hacen su trabajo y aprender de lo que significa esa experiencia. Tiene atractivo, porque es una forma de conocer la zona, las montañas, las cañadas, y eso es algo que solo se puede ver si lo haces andando, siguiendo el mismo recorrido que hacían antaño y que hacen hoy. Es un valor humano, no solo el paisaje, eso es lo que tenemos que conservar y se conservará si hay personas que siguen viviendo dedicadas a esto en los pueblos, y que sea valorado por los que vivimos en las ciudades

Es algo que vale la pena conocer, porque son experiencias y formas de vida que se están perdiendo. Nuestro propósito es poco a poco primero ponerlas en valor y intentar que se vayan recuperando y manteniendo. Es cierto que se tienen que ir adaptando a las circunstancias de hoy en día. Todo esto es el ejemplo de que hay ganaderos llevando adelante experiencias y proyectos a base de mucho trabajo y esfuerzo. Y son las personas que al final están manteniendo vivos los pueblos, las comarcas y que están luchando por llevar a cabo formas de producción adaptadas a lo que hoy se pide, ecológicas, extensivas.
Esto, en apariencia, es una relativamente actividad pequeña, pero tiene mucho significado para mantener vivo y activo y con rentabilidad estos pueblos y estos territorios estas zonas. Nos están contando es que empieza a haber mucha más demanda de carne eco en los centros de consumo, y eso es lo que tenemos que estudiar como Administración. Ahora mismo tenemos unas líneas de ayuda bastante novedosas, que quizá tendremos que ir aumentando por eso, porque estamos viendo que hay proyectos como este que prueban que hay una demanda de producto eco en la ganadería extensiva, y que sirve para mantener vivo el territorio. En esa línea estamos trabajando, aportando las ayudas para la certificación o apoyando para que se formen grupos de productores que puedan ir a mataderos ecológicos, así como incentivando las campañas sanitarias, un factor clave en la producción ganadera

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