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Agricultura y naturaleza

Bodegas «Esteban Castejón», en Ibdes, Zaragoza

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Uva ecológica desaprovechada por un mercado remiso

  Ibdes, población de la comarca zaragozana de Calatayud, ha sido siempre tierra de pan y de vino en los altozanos, y de huertos a la orilla del río Mesa, donde hoy se cultiva maíz, que vende bien, y de antiguo fruta, que vende poco. Tierra alta y seca, los páramos de Ibdes propician el crecimiento de cereales y uva robustos. Esto es una desventaja desde el punto de vista cuantitativo. Pero tiene un rasgo positivo, lo que crece es bueno además de resistente. Los hermanos Carmelo y José Miguel Esteban cultivan las viñas que empezó a trabajar su abuelo Cecilio. En 1940 abrió una bodega que hoy se ha convertido en una referencia en el pueblo y en la comarca, Bodegas Esteban Castejón. El vino que allí se produce (denominación de origen, Calatayud, Zaragoza) es, esencialmente, ecológico, porque las vides de altura no están afectadas por hongos ni plagas relacionadas con la humedad y no precisan fitosanitarios. La paradoja es que , poseyendo esta característica, tiene poca salida en el mercado natural de la bodega, que es local y comarcal. La clientela tiene prejuicios sobre lo ecológico, y no acoge bien el producto. El vino es el mismo, pero sin la etiqueta ecológica, que resulta antieconómica a la bodega, porque hay que comprarla y disuade. El camino hacia la agricultura ecológica está lleno de baches y de curvas. Pero no hay otro. Carmelo Esteban Pelegrín tiene 42 años, junto con su hermano José Miguel, de 39,dedicado a la gestión, llevan adelante, en tercera generación, la bodega.

Una entrevista realizada por Fernando Bellón. Fotos de F.B.

Carmelo. Era una bodega de mucha producción hasta finales de los años 90, en torno a los 800.000 kilos de uva. Antes, la producción de vino era para la venta a granel en cisterna, y ahora venden más embotellado. Vendemos el cien por cien aquí en la bodega. Vienen aquí a comprarlo. La producción es pequeña, podemos vender unas cien mil botellas y el resto en garrafa y en bagin box, bolsa dentro de una caja con un grifo.

 

De izquierda a derecha: José Miguel Esteban Pelegrín, Cecilio Esteban Camacho, el fundador de la bodega, Carmelo Esteban Castejón, Álvaro Esteban Guajardo, Carmelo Eseteban Pelegrín. (Foto Bodegas Castejón)

De izquierda a derecha: José Miguel Esteban Pelegrín, Cecilio Esteban Camacho, el fundador de la bodega, Carmelo Esteban Castejón, Álvaro Esteban Guajardo, Carmelo Eseteban Pelegrín. (Foto Bodegas Castejón)

Habéis experimentado el vino ecológico.

Empezamos en el año 98 o 99. Habíamos decidido hacer vinos embotellados con denominación de origen. Vimos que desaparecía el cultivo de la vid en Ibdes por los arranques determinados por la Unión Europea, y decidimos especializarnos en nuestro producto, y pasar de convencional a ecológico. Estuvimos cinco años preparando las tierras para el certificado de agricultura ecológica, y hacia el año 2008 sacamos el primer vino. No gustaba, porque la gente de la zona, que es la que compra nuestra producción, novestaba acostumbrada a la agricultura ecológica, y menos todavía el vino ecológico. Entonces, en el 2010, cuando vendimos todo lo acumulado desde el 2008, decidimos dejar de elaborar vino ecológico.

SONY DSCLa razón no era la calidad, sino los prejuicios.

Efectivamente. Venían clientes a la bodega, les dábamos a probar el vino y decían que no querían probarlo. Estoy hablando de cuatro y cinco años atrás, y es posible que se debiera a que una vez probaron uno en Madrid o en Barcelona o en otro sitio y no les había gustado. Costaba convencerlos de que lo probaran. Cuando lo hacían, les gustaba y compraban. Pero después de haber hecho un gran esfuerzo, no era una gran cantidad lo que llegaban a comprar, en dos años vendimos diez mil botellas.

Imaginamos que el rechazo se debió a que el vino ecológico que les dieron no era de buen paladar, y creó en ellos el mecanismo de rechazo. Otra razón puede haber sido el precio. Estábamos vendiendo nosotros a cinco euros la botella, pero veíamos en supermercados que vendían vino de agricultura ecológica a nueve, diez o doce euros.

¿Qué encarece el vino ecológico?

No lo sé. Para nosotros, en Ibdes, el cultivo de la vid ecológico es más fácil que el cultivo convencional, porque empleamos solamente azufre. Nuestras viñas están cerca de los 900 metros de altitud, los días son calurosos, las noches frescas, no hay humedad, la proliferación de hongos es mínima… Solo tememos que eliminar el oidium, un hongo que se combate con azufre. Mientras que en la agricultura convencional, viticultores de Ibdes tratan el oidium, el mildiu, la gotritis, hongos todos; gastan mucho dinero en productos químicos sistémicos, y el resultado, los rendimientos con respecto al tratamiento que tenemos nosotros no es significativo.

Toda nuestra uva es ecológica. Para elaborar el vino más comercial, compramos uva a los viticultores del pueblo, y cuando la mezclamos, no podemos denominarlo vino ecológico. El vino de la garnacha, la garnacha blanca y el cavernet, que no mezclamos, lo podríamos vender como vino ecológico. Pero no le ponemos la etiqueta por los prejuicios y porque encarece el producto. Estamos viendo que en esta zona de Zaragoza no hay tradición o costumbre de consumir vino ecológico. Sí, de otros productos, fruta y hortaliza ecológica. Pero el vino ecológico es una rareza, no lo encuentran mejor que el convencional. En cuanto repercutas en el precio la calidad ecológica, el canon que nosotros tenemos que pagar al comité aragonés de A.E., ya no compran. Es un canon doble, uno por el cultivo, y otro por la elaboración. Se paga por hectárea y litros elaborados y por la numeración de las etiquetas que te proporciona el Comité.

¿Que hacer para cambiar la mentalidad?, porque la base, mercado local, existe.

La cultura del vino aumenta, pero eso no significa que consumamos más. Según yo veo las cosas, el mayor consumo de vino actual está en el hogar, porque en restauración está bajando mucho. Esta zona no es de elevado nivel económico. El turismo es de paso. El cliente que viene a comprarte el vino, se lo va a beber en su casa y prefiere pagar 1,5 euros antes que 5. En España el consumo de vino está cayendo.

Nuestro mercado está centrado en los pueblos de la comarca de Calatayud, algo en Zaragoza y un poco en Madrid. El 80 ó el 90 por ciento de la venta se hace en la propia bodega. Servimos también a algunos balnearios, al Monasterio de Piedra y a algunos restaurantes de la comarca. Nos conocen, saben que tenemos buen producto, y acuden aquí. Si encontráramos un mercado para el vino ecológico, seguiríamos produciendo, claro. Este vino blanco que estamos bebiendo es garnacha blanca ecológica, solo con pegarle el sello podríamos ponerlo en el mercado. Quién sabe, si en lugar de vender 2.000 botellas vendíamos 4.000, ó 1.000, no lo sabemos.

¿Y la exportación?

No nos hemos movido en ese terreno, al tener vendida y cobrada en casa la producción.

Por ahorraros dolores de cabeza.

No. Igual que podemos llevar 150.000 botellas podríamos gestionar el doble. El proceso es el mismo. Pero tenemos otros negocios, granjas de crías de pollos, y la empresa es familiar. No queremos decir, vamos a abandonar lo otro y a centrarnos en el vino.

Si no tuviéramos las granjas, tengo claro que podríamos vivir del vino. Estaríamos moviéndonos mucho más, buscando mercado fuera, haciendo más cosas para sacarle mayor rendimiento al vino. Las granjas de pollos están integradas en un matadero, Ubesa, de Tudela, que nos trae el pollo pequeño, el pienso y se llevan el pollo grande, y nos pagan un porcentaje. Es decir, no es un problema de no poder o querer asumir un incremento en las actividades en torno al vino, sabemos hacerlo y podemos hacerlo, pero con dos líneas de producto nos va bien. Vivimos de ello dos familias.

A los hijos les gusta esta vida. Todavía son pequeños. Yo creo que estudiarán y seguirán con ello. Nosotros no tenemos ninguna formación escolar específica en torno a la agricultura, a parte del bachiller. Hacemos cursos y estamos siempre informados, tenemos un enólogo que nos asesora… Intentamos estar bien preparados.

¿Por qué probasteis la línea ecológica?

La primera razón fue intentar sacarle más rendimiento al vino. La segunda que, al estar en una zona alta, el cultivo de la vid es muy sencillo. Evitamos echar productos químicos a la tierra. Cultivamos ahora 12 hectáreas y tenemos otras dos en proyecto, en total 14 hectáreas. En garnacha blanca y malvasía que hemos puesto este año, y en tintos, tempranillo, garnacha y cavernet. Compramos a otros cultivadores de Ibdes el veinte o veinticinco por ciento de la uva que se transforma en vino. Así que el 80 por ciento del vino es ecológico si no se mezcla. Según vaya rodando, irá saliendo. Estamos metidos en el tema de enoturismo, visitas en la bodega con catas.

 

 

 

 

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