Geopolítica tras la pandemia. Debate en «El Jacobino»

La geopolítica no es un juego de niños.

Cuatro personas cualificadas en la investigación política y geopolítica debaten (poco, porque en términos generales están de acuerdo en el asunto) sobre la situación en que ha quedado el planeta tras la pandemia y lo que quede de ella. Son Guillermo del Valle, editor de El Jacobino, revista digital que se identifica de izquierda y española; Pedro Baños, coronel de artillería y reputado estudioso de  la geopolítica, sus fundamentos y su manifestación en el presente; Javier Couso, que fue eurodiputado por Izquierda Unida (que ha abandonado), y activo miembro de la comisión de Defensa y de Política Exterior del Parlamento Europeo; y Esteban Hernández, periodista, jefe de Opinión del diario digital El Confidencial.

Merece la pena escucharles porque la relación que cada uno de ellos hace del asunto, la geopolítica en el planeta, está fundamentada y la proponen sin hacer mofa de nadie, aunque sí con armamento crítico de buena calidad.

Decimos que debaten poco y coinciden mucho. Los tres temas sobre los que hablan son la situación de las potencias tradicionales (USA, Rusia, Unión Europea), y la emergente China, que ha operado en el planeta con inteligencia, y ha conseguido dar trabajo y una vida amable a sus mil y pico millones de habitantes. El título de este primer bloque es «La segunda Guerra Fría», y los contertulios repasan la tragedia de Afganistán como la gran debacle de la geoestrategia norteamericana, que pasará una factura en la credibilidad de Occidente y generará desánimo y desconfianza en las poblaciones que vivimos en él. Están de acuerdo en clasificar el planeta en varios amasijos de intereses, los anglosajones (EE.UU, Gran Bretaña y sus antiguas colonias), Rusia, China y la Unión Europea.

El segundo tema es el papel que juega y jugará la Unión Europea, que para los invitados no es más que una unión aduanera con una moneda única muy problemática, dominada por los intereses de las naciones más fuertes, que son las del norte de Europa. No son optimistas los contertulios, y consideran ya a Europa un enfermo crónico que depende de los medicamentos y las instrucciones de la Norteamérica anglosajona. Creen más saludable para nuestro continente que adopte una política de aproximación a Rusia, y dudan de su capacidad de actuación conjunta en escenarios militares.

El tercer tema es la situación en la que quedamos en España. La desindustrialización y la sumisión a que nos sometió y nos sigue sometiendo el núcleo fuerte de la UE son lastres de los que nos costara salir, si es que algún día llega al poder algún gobierno con responsabilidad. Subrayan el papel de Hispanoamérica, tan devaluado y menospreciado por la clase política gobernante (da igual del partido que sean), y me ha sorprendido que no hayan mencionado a Portugal que, con Brasil, constituyen una sólida columna sobre la que podríamos levantar los hispano-luso-americanos un sólido edificio que contaría mucho en la geopolitica. (Fernando Bellón, editor)