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Agricultura y naturaleza

Godella, tres años de mercadillo abierto a lo ecológico

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El mercadillo de calle de productos agroecológicos y artesanos de Godella, localidad próxima a Valencia, tiene ya tres años de vida y crece en sabiduría y virtud como un niño robusto. Nació casi como un experimento, aunque su dinamizador, Josep Manuel Pérez, técnico de la concejalía de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Godella e ingeniero agrícola, tuvo la convicción de que prosperaría, porque la población de Godella estaba madura para recibirlo y aprovecharlo. En un área de pocos kilómetros cuadrados conviven varias localidades, Godella, Burjassot, Rocafort y parte del municipio de Paterna. La zona está cuajada de urbanizaciones y dista poco de Valencia, con quien está conectada con líneas de metro y de tranvía. Los vecinos que visitan cada sábado por la mañana el mercado de la plaza de la Ermita responden a un modelo cultural elevado y a uno económico medianamente sólido. Es la base del éxito de esta iniciativa, que hace pocas semanas se ha visto revalidada por la de otro mercadillo en la urbanización playera Port Sa Playa, del municipio de Alboraya, donde viven permanentemente centenares de familias que responden a un retrato sociológico similar al de Godella.

Un reportaje y fotos de Fernando Bellón

SONY DSCEl Consell Local Agrari de Godella se propuso ya en 2010 abordar uno de los problemas básicos de la agricultura: la comercialización, la venta del producto, casi siempre en manos de intermediarios. Salta a la vista la diferencia de precios entre lo que cobra el agricultor y lo que paga el consumidor final.

Pensaron entonces crear plataformas de comercialización de venta directa o de canal corto. En el 2010 la concejala de medio Ambiente y urbanismo Lola Sánchez y Josep Manuel Pérez se plantearon hacer una feria práctica de asociaciones relacionada con el medioambiente y la ecología. Planteó que participaran pequeños agricultores ecológicos de la comarca. Respondieron unos quince.

Se aprovechó la jornada para realizar entre ellos una encuesta sobre la posibilidad de crear un mercado de venta no sedentaria o mercadillo. La mayor parte de los productores aseguraron que, si se abría, participarían.

Se investigaron los trámites administrativos necesarios, y pasó la propuesta a la concejalía. Mediado 2011, la respuesta fue positiva.

“Era al final de la legislatura”, dice Josep Manuel, “ pero tiramos para adelante. Obtuvimos el visto bueno del plenario municipal, la autorización de la Dirección General de Comercio, y por fin, en mayo pusimos en marcha el mercadillo”.

Poco a poco ha ido afianzándose. El primer verano fue el más difícil, porque los agricultores todavía no se habían creado una clientela. Sin embargo, bastantes confiaron en el proyecto aunque no habían ganado dinero, aguantarían un año más. Y funcionó.

“Redactamos un reglamento interno, porque al principio nos basábamos en una ordenanza municipal que regulaba la venta no sedentaria, donde había un epígrafe que posibilitaba la venta directa de producto fresco de los agricultores locales. Se trataba de regular las características de los productos, fijar criterios de selección como respeto medioambiental, criterios sociales relacionados con el trabajo con personas en riesgo de exclusión social, y de ampliar el ámbito a productos alimentarios elaborados”.

Manuela de Agroféver, con una clienta británica

Manuela de Agroféver, con una clienta británica

Partieron con doce o quince puestos. Ahora, ya en el segundo proceso de ampliación, donde se ha dado cabida al producto alimentario elaborado y a la artesanía, los puestos con licencia se han doblado, la mayoría de productos agrícolas.

“Los productos agrícolas frescos y elaborados tienen buena acogida. Ahora tratamos de resolver las dificultades de las propuestas artesanas. Se exige a los puestos una presencia, una asistencia mínima, la mitad de los sábados del mes. A los artesanos les parece demasiado, porque el público que acude es muy de consumo agrícola, y estiman que sus productos no tienen tanta salida, de modo que estar todos los sábados es para ellos un problema. Continuaremos perfilando estos asuntos”.

En Godella se han dado las circunstancias favorables para que cuajara un mercadillo agroecológico: hubo una propuesta, el consistorio la apoyó, hay productores agrícolas que viven en el término municipal o muy cerca, y la población es proclive al consumo ecológico.

“Hay una conformación social en el municipio receptivo a estas propuestas. Hemos sido pioneros en la zona, atraer público de otras zonas. Hay productores que viene de Alicante”.

La pregunta inevitable es por qué en la comarca de l’Horta Sud de Valencia, donde la población es sensiblemente mayor y también hay decenas de ecoagricultores no hay todavía un mercadillo estable.

“Uno de los objetivos de nuestra acción es servir de experiencia piloto. Un único mercado una vez a la semana no es una vía de comercialización viable para los productores. Lo que perseguimos es que esa experiencia se replique. Ya lo está haciendo, por ejemplo, en Albal llevan tiempo haciendo una Mostra quincenal. En Alboraya acaba de empezar un mercado de venta directa de productores. En Torrent me consta que una asociación está ofreciendo la posibilidad de iniciar una feria agroecológica de cierta periodicidad”.

Josep Manuel conoce otras experiencias en Xaló (Jalón), Elche, Jesús Pobre y otros municipios alicantinos. Lo que hacen en realidad es rescatar del olvido los mercados de calle en un sentido distinto al que tienen ahora: lugares donde se ofrece a la reventa un producto barato, comprado vaya usted a saber dónde.

“Nosotros lo que proponemos es recuperar el comercio en la calle de cualidad, con garantías de origen y una base de justicia social, dicho entre comillas, es decir, que sea el productor quien ofrezca el fruto de su trabajo, sin intermediarios, y dando una información clara de las características de lo que oferta”.

Santi, de Menja Verd, vendiendo cebollas

Santi, de Menja Verd, vendiendo cebollas

Pregunto a Josep Manuel si el ayuntamiento de Godella se ha planteado la posibilidad de adquirir productos ecológicos locales para los comedores escolares. Es un fenómeno que empieza a extenderse en Italia, Francia que se practica casi heroicamente en ciertos municipios portugueses y españoles. Asegura que el equipo de gobierno actual está pensando en promover una experiencia piloto, y que trabaja en ese sentido con CERAI y con la Plataforma de Sobirania Alimentaria.

“A mí, como ciudadano, la idea de los comedores escolares abastecidos con productos frescos locales saludables me parece muy interesante. Hay variadas experiencias. La semana pasada salió una información de la propuesta del gobierno vasco para hacer experiencias piloto en varios municipios. Me consta que en el País Valenciano, desde hace bastantes años, se trabaja en el tema. El Centro Rural de Información Europea, del Mas de Noguera, realizó un estudio ya en el año 2000, aprovechando ciertas ayudas europeas. Sé que otras personas han tomado el relevo del asunto, pero no se ha llegado a concretar en una propuesta global. Hay muchas cuestiones positivas en la idea: incides en la alimentación de las personas más jóvenes, creas canales para la comercialización de productos de los agricultores locales y es una manera de introducir el consumo consciente y responsable en la sociedad”.

Josep Manuel cree que si alguien llevara a ciertos ayuntamientos, no solo el de Godella, una propuesta lo suficientemente garantista, habría buena recepción. Un factor imprescindible es el apoyo por parte de la administración autonómica. Pero lo que en definitiva garantizaría el éxito es el compromiso eficaz de los agricultores locales.

“Las propuestas de los pequeños agricultores tienen que ser consecuentes, abastecer a uno o a varios comedores escolares requiere una producción muy bien programada; no puedes llegar un mes y que no tengas ensalada, tienes que cubrir todo un año, son cosas complejas y que requieren una propuesta bien hecha”.

Un puesto de horticultura, semillas y plantones

Un puesto de horticultura, semillas y plantones

Los clientes agroecológicos saben lo que quieren comer

Cristina Campderrós. de Ecoturís-La Pebrella, vende desde hace dos años en el mercadito. Calcula que las ventas en el puesto suponen un 10 por ciento, el resto son las cajas semanales para clientes antiguos y nuevos. Venden en su comarca, en Valencia, en Godella, y también en la zona de Alcácer, de donde proceden los socios fundadores. Hacen un reparto semanal de cajas los martes. Sus cliente son personas que sabe lo que quieren comer. Saben que lo que se llevan eson productos de muy buena calidad, con todos sus nutrientes, recién cogidos y ecológicos. Ha observado que hay clientes que reparten su compra semanal en distintos puestos, una manera, supone, de apoyar equitativamente este tipo de comercio o de forma de vida.

Contento de alimentar a decenas de familias

El negocio de Vicent Blay, en Foios, se llama Fet en l’Horta. Alimentan a unas cincuenta familias de Valencia y alrededores en frecuencia semanal o quincenal, depende de cada caso. En el mercado de Godella llevan más de un año. El cliente es muy diverso, dice. Es un mercado muy frecuentado por gente del pueblo de Godella y de otras localidades. Muchos de los clientes a los que sirve en caja son extranjeros. Lo encuentra lógico, porque en Europa se consume mucho más el producto ecológico. Una de las normas del mercado es llevar solo lo que cada uno produce, más alguna cosa que traen de lejos, pero con certificación ecológica.

Primero, vender el producto local, y si es ecológico, mejor.

Vicent Herreros viene desde hace tres años de Potries, comarca de la Safor. Reparte cajas en su zona, y tiene venta directa en el bancal. Quizá lo que vende en Godella llegue al 45 % de la producción, que es fruta fresca, verdura de temporada, judía seca y chufa, que toma de Terra i Xufa. Ve al cliente de Godella como un ciudadano muy informado, de un nivel adquisitivo más elevado que la media. En la Safor percibe menos cultura agroecológica, y para vender promueve iniciativas como cajas surtidas, sin explicar lo que contienen; con el paso de las semanas, el cliente se adapta o modifica el pedido. Es la forma de dar a conocer sus productos; en este método, la cualidad ecológica esta en segundo lugar, lo básico es que el vecino vea que la verdura la trae el productor de un campo próximo.

Un puesto de productos elaborados

Un puesto de productos elaborados

Casi todo el mundo tiene claras las ventajas de lo ecológico, pero el bolsillo es el que manda

Mikel Otero, que se ocupa de otro puesto, es gallego. Lleva en Valencia desde el 2000. Su explotación está en Vilanova de Castelló, en la Ribera Alta. Hace cajas en su zona, pero, desde hace un año, el 60 por ciento de la producción la vende en el mercado de Godella. Lo ecológico cuesta más de producir que lo convencional, advierte, pero como se vende menos, hay que condicionar el precio. “Compites con fruterías y supermercados que tienen precios tirados, porque a la gente no le sobran los recursos”. Los clientes son o personas que simpatizan con el agricultor o personas de cierto nivel. Casi todo el mundo tiene claras las ventajas de la agricultura ecológica, pero al final el bolsillo es el que manda. “A la gente mucho le gustaría comprar esos tomates riquísimos y superdulces, pero no puede gastarse uno cincuenta, por ejemplo, prefiere pagar 80 céntimos en el supermercado; gente que está concienciada pero no puede”. Dice Mikel que muchos de los clientes que tiene son extranjeros, ingleses, franceses y alemanes que viven en las urbanizaciones de la comarca.

El angloirlandés Vincent y su familia

El angloirlandés Vincent y su familia

Apoyar el negocio local

Vincent McManus es un inglés procedente de Irlanda que compra regularmente en Godella. Profesor de primaria en un colegio inglés de la urbanización de Santa Bárbara, le gusta comprar cosas de la región. Para él lo más importante es que los productos sean locales. Luego, que sean ecológicos. Le gusta dar su dinero a la gente que trabaja en la comunidad, una manera de ayudarse mutuamente. Cuando vivía con su familia en Valencia iban siempre al mercado de Ruzafa o al Central. Lleva poco tiempo domiciliado en la zona, y acude regularmente al mercadillo de Godella, porque sus verduras son las mejores en cualidad y en sabor.

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