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Historia de la Agricultura - M.B. Tauger

La agricultura en la Historia de la Humanidad – 09

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ESTIMADO LECTOR

Esta serie es la más visitada, con diferencia, de todas las entradas de Agroicultura-Perinquiets. Esto nos congratula, y nos ha animado a buscar más documentos relativos a la historia de este aspecto determinante en el desarrollo de la Humanidad. Desde hace meses venimos ofreciendo largos resúmenes de capítulos de HISTORIA GENERAL DE LA AGRICULTURA, de los pueblos nómadas a la biotecnología, de José Ignacio Cubero. El autor es doctor en Biología y Agronomía, Académico de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, profesor en la Universidad de Cordoba (España) y ha ejercido diversos cargos en instituciones nacionales e internacionales.

El trabajo del profesor Cubero es de dimensiones enciclopédicas, y dedica largas secciones al desarrollo de la Agricultura en todos los continentes, con especial dedicación a España y a Iberoamérica.

Recomendamos a nuestros lectores estos resúmenes, largos y completos, que vamos publicando todos los meses desde noviembre de 2019.


Agriculture in World History, Mark B. Tauger, profesor asociado de Historia en la Universidad de Virginia Occidental.

De la colección Themes in World History, Routledge, Taylor and Francis Group. Londres y Nueva York. 2011

Resumen y edición de Gaspar Oliver.

(La fotografía de portada ha sido tomada de www.gastrosoler.com)

La agricultura en el Tercer Mundo (siglo XX)

Las antiguas colonias se independizaron de sus metrópolis en los años 50 y sesenta del siglo XX por medio de violentos procesos. Todos los nuevos países se sustentaban en una base agraria que, una vez independientes, intentaron modernizar.

La reforma agraria fue complicada y ambivalente. Su propósito era incrementar la producción de alimentos, para lo cual la clave fue la Revolución Verde. Puede interpretarse, dice Tauger, que los gobiernos intentaban eliminar la subordinación dual de los campesinos a la sociedad no agraria y a la naturaleza.
Los países en desarrollo se convirtieron en laboratorios donde se experimentaron teorías económicas contradictorias.
Al principio se pusieron en práctica teorías sobre la modernización, suponiendo que el desarrollo de los Estados Unidos y de los países europeos valía para todo el planeta.

Imagen tomada de juanmgeo.wordpress.com

Imagen tomada de juanmgeo.wordpress.com

Algunos proyectos funcionaron, como el canal de irrigación del Gezira Scheme en Sudán, que desviaba el agua del Nilo Blanco y Azul para regar una superficie de 8.800 kilómetros cuadrados. Esto proporcionó ingresos al país por las ventas de algodón, trigo y otras cosechas.
Otros proyectos fracasaron, como el emprendido por las autoridades británicas en una región muy árida de Tanganika para la producción de cacahuete para aceite. Los obstáculos fueron variados, desde la escasez de fondos, maquinaria inapropiada, leones y elefantes hambrientos, sequía y huelgas.
En África se produjo una afluencia de colonos europeos tras la independencia, con objeto de establecerse en grandes explotaciones, que fue interpretada como una segunda colonización. Este fenómeno no se produjo en Asia.
Tanzania siguió tras su independencia una política de rasgos socialistas, promovida por Julius Nierere. Se trataba de erradicar a los agricultores que vivían en granjas familiares y reunirlos en pueblos, donde crear cooperativas. Esto se hizo sin tener en cuenta las condiciones medioambientales. Nierere hizo intervenir a su ejército, que quemó las granjas de los que se resistían a concentrarse. El resultado fue una disminución de las cosechas y el agotamiento del suelo. Hacia 1975, el gobierno suspendió el programa tácitamente.

La reforma agraria basada en el régimen de alimentación de los Estados Unidos

La mayor política agraria en los países en vías de desarrollo africanos fue la reforma agraria: la apropiación gubernamental de los latifundios, de las plantaciones de los colonos blancos y su distribución entre los campesinos pobres y sin tierras.

En Latinoamérica la política se orientó hacia el debilitamiento de los latifundistas y de las corporaciones, y restablecer la tierra y la autonomía a los agricultores pobres, tomando el ejemplo de México en los años 30 del siglo XX.

Fotografía tomada de la página de la ONU

Fotografía tomada de la página de la ONU

Los economistas y otros expertos recomendaban la reforma agraria para mantener a los campesinos en la tierra, y evitar las grandes migraciones hacia la ciudad, y también suponiendo que se proporcionaba un mercado a los bienes industriales y una base fiscal para incrementar los ingresos del estado. Si los agricultores seguían cultivando la tierra, el sector agrario sería productivo y los gobiernos podrían ahorrar inversiones de capital para la industria.
La FAO convocó una conferencia internacional sobre la reforma agraria en 1960 según esta visión. De paso se pensaba que la reforma agraria minaría las bases de los movimientos revolucionarios, si bien las reformas agrarias fueron un hecho lleno de violencia y de acciones dramáticas en el desarrollo de estos países.
La mayor reforma agraria tras la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar en Japón. Los agricultores en régimen de arrendamiento, la población rural más grande, pagaban elevadas rentas a poderosos y ricos propietarios que habían apoyado el gobierno imperial.
En 1946, la ocupación norteamericana, con apoyo del Congreso, impuso una reforma agraria igualitaria, en la que el gobierno compró tierra arrendada y de grandes propietarios, la dividió en pequeñas parcelas y la vendió a los arrendatarios, a los peones sin tierra, con intereses muy bajos, el diez por ciento de lo que anteriormente pagaban a los terratenientes.
Una reforma semejante se realizó en Corea del Sur y en Taiwan, acompañada por un apoyo a los precios agrícolas. En todos estos casos, la producción agraria creció con rapidez y sentó las bases del crecimiento industrial.
En Filipinas, el efecto no fue el mismo, porque se realizó en los cincuenta, cuando el macarthysmo dominaba la política norteamericana, y se temía que la reforma agraria diera pábulo al comunismo. Así que los terratenientes conservaron el poder en Filipinas.

La reforma agraria en la India

La mayor reforma agraria del mundo libre tuvo lugar en el Sur de Asia, cuando la India se descolonizó en 1947 y se dividió entre el país tradicionalmente llamado India y Pakistán.

Fotografía tomada de mexico.cnn.com. Corresponde a un agricultor pakistaní

Fotografía tomada de mexico.cnn.com. Corresponde a un agricultor pakistaní

La principal exigencia de los movimientos agrarios había sido la abolición de los zamindars, de las grandes propiedades y de los privilegios de los terratenientes.
Sin embargo, estos terratenientes habían dado su apoyo al Partido Nacional del Congreso y a la Liga Musulmana, así que los gobiernos de la India y el Pakistán independientes no abordaron la reforma agraria con verdaderas ganas.
Esto provocó revueltas. Una de las más grandes se produjo en la provincia de Telangana, de la región de Hyderabad. El Nizam, dirigente del estado principesco, intentó separarse de la India, apoyándose en los terratenientes que sometían a muchos campesinos a la servidumbre por deudas. En 1948, cuando el gobierno de la India invadió Hyldebarad derrotando al Nizam, los campesinos se sublevaron apoyados por el Partido Comunista de la India, liberaron a los siervos de sus deudas, ocuparon tierras y expulsaron a los señores. Tras derrotar al Nizam, las tropas indias se volvieron contras los rebeldes que les habían ayudado a vencer al Nizam.
La violencia generalizada persuadió a un seguidor de Gandhi, Vinobha Bhave, en 1951 a evitar estas rebeliones mediante al llamado «movimiento de regalo Bhoodan». Él y sus seguidores recorrieron los pueblos pidiendo a los grandes propietarios que donaran tierra a los pobres. Se donaron 2,7 millones de acres, pero con frecuencia de la peor tierra, así que la desigualdad persistió en la India.

Fotografía tomada de macarronesleninistas.wordpress.com. Representa una plantación de arroz en Kerala

Fotografía tomada de macarronesleninistas.wordpress.com. Representa una plantación de arroz en Kerala

Jawaharlal Nehru, el primer ministro del recientemente independizado país estaba más interesado en el incremento de la producción que en el reparto igualitario de la tierra. Estaba convencido de que las grandes explotaciones eran más modernas y productivas. No obstante, el Partido del Congreso se había comprometido a liquidar los zamidars y otros grupos de intereses.
El gobierno central cedió las leyes agrarias a los gobiernos de los estados, y la reforma agraria se desarrolló hacia final de los años 40. Algunos terratenientes intentaron ocultar sus posesiones, pero las protestas de los campesinos y las ocupaciones forzaron la redistribución. Muchos zamidars perdieron la tierra pero conservaron el poder político local.
Kerala, un estado con dos partidos comunistas fuertes y una población indo-cristiana, llevaron a cabo la reforma agraria más eficaz, eliminando el absentismo de los señores, la servidumbre y la propiedad, entregando la tierra a los que la cultivaban. No obstante, los sintierra y los siervos por deudas pervivieron en la India.
El gobierno de Pakistán se enfrentó a demandas agrarias similares, si bien los dirigentes del país eran los terratenientes. En el momento de la independencia, menos del uno por ciento de los propietarios poseían la cuarta parte de la tierra en grandes holdings, mientras que el 65 por ciento de los campesinos poseían el 15 por ciento de la tierra en pequeñas propiedades. Se declararon dos reformas agrarias, en 1959 y en 1972, reduciendo las grandes posesiones a 150 acres con irrigación y a 300 de secano, pero con excepciones.

Fotografía tomada de www.ipsnoticias.net

Fotografía tomada de www.ipsnoticias.net

El presidente Zulfikar Ali Butto, en 1977, intentó rebajar estos límites, lo que le costó un golpe de estado y su destitución por el general Zia al Haq. Solo el ocho por ciento de la tierra de los terratenientes fue sometida a reforma, cuatro millones de acres (algo más de dos millones de hectáreas), si bien los gobiernos posteriores ignoraron estos compromisos, lo que supuso la desaparición de las pequeñas y medianas granjas. En la provincia meridional de Sindh, los terratenientes tienen en la actualidad sometidas a casi dos millones de personas a servidumbre por deudas.
En Bangladesh, donde el 85 por ciento de la población es rural, el gobierno ha intentado varias reformas agrarias, todas fallidas, por la pobreza de los agricultores y por el entramado de corrupción y burocracia en el gobierno. Los sintierra han aumentado en Bangladesh del 10 por ciento en 1947 al 60 por ciento en 2009.

La reforma agraria en Kenya
En África docenas de colonias se independizaron tras la guerra, y otras sufrieron grandes transformaciones políticas. En ambos casos la agricultura se vio afectada mediante distintas formas de reforma agraria.
En Kenya muchos campesinos africanos se vieron beneficiados, tras un último intento de los colonos blancos de detener la reforma. La principal disputa era las fértiles tierras altas ocupadas por los blancos, en las que vivían 250.000 campesinos africanos de pequeñas parcelas. Tras la guerra mundial, los blancos intentaron expulsarlos o convertirlos en peones y mecanizar las explotaciones.

Nativos keniatas detenidos por la policía colonial británica. Doto tomada de www.independent.co.uk

Nativos keniatas detenidos por la policía colonial británica. Foto tomada de www.independent.co.uk

Esto fue el motivo de la guerrilla del Mau-Mau contra los colonos. Las autoridades coloniales británicas confiscaron las tierras de los rebeldes y les encerraron en campos de concentración. A la vez desplazaron de sus tierras habituales a un millón de africanos para separarlos de los rebeldes. En 1954, el plan Swynnerton intentó favorecer a los pequeños agricultores. En 1970 había redistribuido siete millones de hectáreas entre los pequeños agricultores, eliminó las restricciones impuestas a los africanos para el cultivo de cosechas rentables (reservadas a los colonos blancos), estableció programas de investigación y ayuda. Esto triplicó la producción agraria de los africanos ya en 1959, y muchos colonos blancos empezaron a marcharse. Tras la independencia el gobierno distribuyó más de un millón de acres (medio millón de hectáreas) entre 35.000 sintierra.
Si bien los africanos mejor situados en el nuevo aparato se apropiaron de las mejores tierras abandonadas por los colonos, dos tercios de las antiguas tierras de los blancos se distribuyeron entre 50.000 campesinos africanos, que construyeron un sector agrario estable en el país, a pesar de que subsistían agricultores sin tierra y desigualdades antiguas.

También se realizaron reformas agrarias en Egipto y otros países africanos con distintos resultados.

La reforma agraria en Iberoamérica

En Latinoamérica las reformas agrarias fueron de carácter y origen muy variado. La influencia de los Estados Unidos de Norteamérica determinó con frecuencia los resultados de estas reformas. Vamos a ver los casos de Puerto Rico y de Guatemala.

Puerto Rico es territorio de los EEUU desde 1900. Su economía estaba dominada por las corporaciones azucareras yanquis, que se habían apropiado ilegalmente de grandes extensiones, provocando la pobreza de los campesinos y dejándoles sin tierra.
Hacia finales de los 40, las autoridades de Puerto Rico, en acción simultánea a lo ocurrido en Japón, expropiaron cinco grandes compañías azucareras y dividieron las propiedades en pequeñas granjas. Luego las transformaron en “granjas de beneficios proporcionales”, grandes extensiones donde los directores y los trabajadores compartían beneficios, algo parecido a una cooperativa comercial. Fueron un éxito.

Fotografía tomada de inthedarkroom.org

Fotografía tomada de inthedarkroom.org

Guatemala había estado bajo dominio indirecto yanqui por medio de la United Fruit Company, que poseía vastas extensiones de plataneras, si bien la compañía usaba solo una pequeña parte de ellas. Hacia 1952, el nuevo presidente, Jacobo Arbenz, en colaboración con el Partido Comunista de Guatemala entre otros grupos, se apropió de 400.000 acres de la compañía, pagando compensaciones basadas en estimaciones de la propia United Fruit. Esta persuadió a la CIA de que Arbenz era un comunista peligroso, y los yanquis organizaron un complot militar para derribarlo y cancelar las reformas. En la represión subsiguiente el gobierno asesinó a 250.000 agricultores. En un giro irónico de la historia, el gobierno norteamericano encontró a la United Fruit culpable de violaciones de la ley antitrusts, y forzó a diversificar sus inversiones en las plataneras de Guatemala.
Otros países iberoamericanos tuvieron reformas distintas y propias en cada caso. En Venezuela, los ingresos por las ventas de petróleo permitieron al gobierno ofrecer compensaciones a los latifundistas para la ley de reforma agraria de los años 60. Los latifundistas llegaron a organizarse para facilitar esta reforma agraria, siempre que las compensaciones les resultaran rentables, y se trasladaron a las ciudades.
Perú en los años 60 todavía tenía siervos en las plantaciones. El dictador Velasco Alvarado, de una familia de agricultores, a caballo de las décadas 60 y 70 se apropió de grandes extensiones y las distribuyó entre los agricultores. Pero la carestía de bienes agrarios consecuencia de estas medidas provocaron un golpe militar que le destituyó.
Dos países suramericanos realizaron reformas de carácter socialista, que tuvieron resultados positivos. En Chile, el dos por ciento de la población poseía el 80 por ciento de la tierra, con peones en régimen de servidumbre por deudas.
En 1964-1970, el presidente democristiano Eduardo Frei, que había resultado elegido con apoyo de la CIA, sometido a la presión de sindicatos y partidos de izquierdas, expropió tres millones de hectáreas de explotaciones mal gestionadas y las distribuyó entre 20.000 trabajadores y campesinos. Salvador Allende completó esta reforma tras resultar elegido en 1970, pero sus seguidores más radicales ocuparon 2.000 propiedades ilegalmente. Tras el golpe militar de Pinochet, apoyado por los Estados Unidos, estas propiedades se devolvieron a sus dueños, pero no tocó la reforma agraria realizada legalmente. Esto dio lugar a que la propiedad agraria en Chile se transformara y resultara en una mejor distribución.
En Cuba, Fidel Castro, que dirigió la toma del poder de su partido comunista, nacionalizó los ingenios azucareros, transformándolos en cooperativas de campesinos, reduciendo el máximo de propiedad a 67 hectáreas. Esto redujo el mayor sector exportador cubano a una economía estatalizada, y triplicó el número de pequeñas granjas, creando una clase de campesinos medios. No forzó a los campesinos a unirse a las granjas colectivas.
Otros países no aplicaron reformas agrarias: Brasil y Argentina mantuvieron los grandes latifundios. También determinados países africanos como Costa de Marfil, Ghana o Malawi no realizaron reformas agrarias porque no las necesitaban.
Los datos que resultan de las distintas reformas agrarias reflejan las circunstancias y la naturaleza política y económica de cada país afectado. En Japón y en Taiwan, por ejemplo, fueron exitosas. En Guatemala, el dominio de la United Fruit frustró las reformas y el desarrollo de la democracia en el país. En medio de tales extremos se cuentan los éxitos en la mejora de las condiciones de vida de los campesinos en Kenya, Chile o Cuba.
En términos generales puede decirse que las reformas agrarias redujeron, y en determinados casos eliminaron, la subordinación de los campesinos a los factores no agrícolas, al menos, temporalmente.

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