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Agricultura y naturaleza

La prueba del algodón de la experiencia alternativa. Viviendas de paja

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Un reportaje y fotografías de Fernando Bellón

Las geografías española y portuguesa están pobladas de iniciativas económicas y sociales determinadas a salirse de la horma del capitalismo salvaje. Opuestas a la competitividad, al crecimiento y al lucro como objetivos definitorios del trabajo, han creado islas en las que la idea del bien común adquiere cuerpo. Su éxito no siempre es duradero, pero constituyen la prueba del algodón de que la economía y la sociedad “alternativa” son posibles, que no son un recurso de seres asociales o desesperados, sino todo lo contrario, personas que practican la cooperación y el intercambio de bienes y servicios de un modo tangible y remunerador, en el mejor sentido del término.

En Perinquiets nos hemos propuesto hacer públicas algunas de estas pequeñas experiencias, que pocas veces tienen un hueco publicitario en los medios tradicionales y convencionales.

Véanse en este reportaje los ejemplos de Okambuva, una cooperativa con sede en Sagunto de construcción de viviendas de paja, según un estilo milenario, perdido en nuestra península pero que pervive en Centro Europa, y de Pilar y Toni.

Las vigas de madera se sostienen cargando el peso de unas sobre otras, según una técnica milenaria.

Las vigas de madera se sostienen cargando el peso de unas sobre otras, según una técnica milenaria.

El tuétano del compromiso de Okambuva es la “ética hacker”: “una nueva ética del trabajo a partir del conocimiento como motor y móvil principal de la actividad productiva y la vida en comunidad más allá de su remuneración monetaria. La afirmación de la unidad y autonomía de la propia vida a partir de la no aceptación de la separación entre tiempo de vida y tiempo de trabajo en la producción social de conocimiento.”

Este reportaje está hecho en Can Pito, una pequeña finca de l’Horta Sud de València, donde un equipo de Okambuva termina una casa de paja para el matrimonio de Pilar y Toni, dos ciudadanos que se han quedado sin trabajo en su edad madura, y que han decidido aprovechar la propiedad de esta finquita para intentar un medio de vida basado en el mutuo aprovechamiento de las necesidades de las personas.

 

Lala, una de las componentes de la cooperativa Okambuva. Su formación profesional es de diseñadora.

Lala, una de las componentes de la cooperativa Okambuva. Su formación profesional es de diseñadora.

Lala o Laura, portavoz de Okambuva

Somos una cooperativa de bioconstrucción, es decir, que construye con materiales naturales. Nosotros principalmente trabajamos con casas de balas de paja. Hay varias técnicas. Esta que estamos haciendo aquí se llama “autoportante”, porque no tiene una estructura, sino que las propias varas [vigas cruzadas] soportan el peso del tejado. Tocamos otras técnicas. Vamos probando, intentamos formarnos. Pero en construcción, trabajamos principalmente con las balas de paja.

La cooperativa empezó hace un par de años, y ahora nos hemos incorporado unos cuantos más, somos ocho personas ahora mismo. Un grupo de personas muy diverso, con valores humanos claros, compartir, cooperar.

Una distinta manera de vivir

Hay un aparejador, hay arquitectos, restauradores, diseñadores, un escayolista. Y dentro de eso hay gente que curra más de un palo que de otro. Y luego, dentro de lo que hacemos, cada uno se dedica más a un área. En cada proyecto intentamos que cada uno tome la responsabilidad de donde se siente a gusto.

Por el momento, como cualquier empresa que comienza, no tenemos capital. Entonces aportamos trabajo. Trabajamos por amor al arte. Pero la idea es que esto nos dé para vivir. No para lucrarnos, pero sí para mantenernos a nosotros y a nuestras familias, de manera sostenible. No buscamos sólo un trabajo, sino una manera de vivir [no convencional, no consumista].

Técnicas milienarias

Internamente, continuamos formándonos. Una parte de lo que podemos sacar va para la cooperativa, para comprar materiales. Pero el resto, para facilitar nuestra formación. Una formación continua de técnicas milenarias que no vamos a aprender en cuatro días. También ofrecemos formación a voluntarios, gente que quiere vivir la experiencia y ayudarnos. Formación de cursos concretos, como cursos de revocos, la camisa de la casa, cursos completos de balas de paja, con algún apoyo de la Unión Europea [Beca de aprendizaje permanente 2011-2013 del programa Leonardo de Vinci]. Y luego, hacemos proyectos y ejecución de obras y consultas.

Adultos y jóvenes participan en la experiencia de hacer de la paja y el barro una vivienda sólida y sostenible.

Adultos y jóvenes participan en la experiencia de hacer de la paja y el barro una vivienda sólida y sostenible.

Cursos de verano

Estamos haciendo varias cosas en paralelo. Este verano, aprovechamos las vacaciones de la gente para hacer cursos. Es un buen momento. También tenemos un taller experimental, en el que vamos a terminar una cubierta verde [facilitar el crecimiento de flora en tejados], vamos a hacer una empacadora manual… Experimentar, que la gente traiga su experiencia y poder colaborar todos juntos. Y luego, también vamos a ir al festival de Reagge, el Rototom de Benicássim, donde vamos a dar unas charlas en el foro social sobre cooperativismo, casa sanas y todo eso. Y después tenemos un proyecto de una casa en Náquera, que empezaremos en setiembre u octubre. Y otra casa que no tenemos claro cuándo se va a poder empezar, también en Castellón.

El laberinto burocrático

Como en toda construcción, todo tiene una normativa… Hacer una casa supone un montón de papeleos… Pero aquí la tradición de construir con paja se ha perdido, al contrario que en Europa, donde no han dejado de construir con paja y con madera. Hay carpinteros que están especializados desde siempre y continúan haciéndolo. En España hay ya muchas casas de paja legalizadas. Por ejemplo, en la Expo de Zaragoza se hizo una superconstrucción de balas de paja y barro. No hay ningún problema en legalizar una casa, si no te la legalizan es porque tienes algo mal hecho, no por [la naturaleza d]el material.

La complicación es que hay desconocimiento administrativo. Por parte de los arquitectos técnicos y los arquitectos de los ayuntamientos, hay desconocimiento del material. Y como todo aquí funciona dependiendo del técnico que te toque del ayuntamiento… Te pueden facilitar la faena o te la pueden complicar si no tienen ni idea.

 

Empezar de cero a los 50 años

Pilar y Toni todavía no tienen sesenta años, pero hace algunos que se quedaron sin trabajo. Vivieron unos amargos episodios que les dejaron en la ruina. Pilar trabajaba en unos grandes almacenes, que prescindieron de ella, y Toni se ganaba la vida como comercial autónomo. Del desastre pudieron salvar una finquita de una hectárea en un pueblo de l’Horta Sud de València. Han contado a Perinquiets una hermosa peripecia que ha desembocado en Can Pito.

 

Pilar y Toni, decididos a sacar adelante su ilusión.

Pilar y Toni, decididos a sacar adelante su ilusión.

Toni. Comenzamos gracias a mi mujer, que es muy comprensiva en todos los aspectos. Iniciamos un camino de supervivencia, porque nos quedamos sin trabajo los dos en el 2003. Aunque este proyecto lo empezamos hace unos cuatro años…

Pilar. Te despiden y te mantienes con el paro… Pero eso se acaba, por mucho que te den. No es que no se sepa administrar.. Se casaron mis hijos, vienen más cosas, se compraron cosas. Luego viene el que ya no puedes vivir con lo que te dan. Yo estoy cobrando 400 euros. Mi marido no cobra nada, porque no tenía derecho a paro. Entonces te pones a vivir aquí, no tienes que pagar hipotecas, y te mantienes con el huertecillo… Empezamos cuando conocimos a unos amigos que hacían queso natural de sus cabras en Jaén. Nos metimos en la Red Sostenible y Creativa, que nos ha apoyado mucho. Conocimos al amigo que hacía quesos, tantos que no los podían vender. Y dijo mi marido, yo te los llevo allí y te los voy vendiendo. Los trajimos, y con la venta sacábamos algo. Con esto te vas manteniendo. Y dijimos, ¡ui!, y por qué no ponemos unas cabras nosotros…

Toni. El traerme los quesos es porque era una familia con dos hijos, que no podían subsistir. Me salió la vena vendedora. Era mi manera de ayudarles. Porque ellos no podían darles salida, salvo a los cuatro clientes de su pueblo. Todavía seguimos vendiendo sus quesos, a parte de lo que producimos aquí.

Mercaditos alternativos de ayuntamientos comprensivos

Pilar. Así que Toni se trajo tres cabritas y un cabrito… En una caja de vino, eran recién nacidos. Yo empecé a darles biberón, y los criamos. Y ahora con ellos hacemos nuestros quesos. A nuestro estilo, diferente del amigo de Jaén. Y vamos vendiendo en los mercaditos que nos llaman. Porque de momento no tenemos intención de establecernos como productores y vendedores, por las licencias necesarias, que no posemos. Pero hay una serie de ayuntamientos que quieren ayudar a los que tenemos iniciativas; nos llaman y nuestros quesos son muy apreciados. ¿Que hay mercadito el sábado?, “Pilar, ¿te quieres venir a tal sitio?” Y vamos. Tenemos nuestras gallinas, que también vendemos huevos, tenemos patos, pollos, todo en ecológico. Al cien por cien, no, porque es muy difícil. Siempre hay algo que contamina. Pero. Bueno, intentamos que sea lo más ecológico posible.

La casa de paja

Conocíamos a Alejandro, de la Red [Sostenible y Creativa], y sabíamos que hacían casas de paja. Vimos lo que tenía él en su casa, nos gustó, porque siempre habíamos querido hacernos una casita de madera. Habíamos recogido palets y eso… No una casa, sino, una habitación, una cocinita…

Toni. Sobrevivir. El proyecto de la casa de balas de paja se enfocó de dos maneras. Una, desde el punto de vista de que los constructores pudieran tener un campo de trabajo, dentro de sus perspectivas de adquisición de experiencia, un lugar donde realizar cursos, adquirir práctica y enseñar a los demás. Que hubiera una constancia. No buscábamos que nos hicieran una vivienda de uso particular, sino para poder realizar todo tipo de eventos, reuniones, talleres. Para divulgar el trabajo realizado: cómo se ha hecho la casa y tal.

Pilar. La hemos hecho diáfana para que se pueda hacer todo eso, talleres, meditación, bailes.

Toni. En principio, antes de plantearse la construcción de la casa de paja, pensé en hacer un campito de minigolf en la finca. Porque por aquí venían muchos motoristas de trial. Y pensé en las mujeres y en los niños, que se aburren porque no las llevan a ningún sitio. Y pensé, hago un minigolf y los niños y las mujeres de los de las motos pueden venir. Pero después empecé a darle vueltas y con varios contactos de la Red, con José Luís Moreno, un muy buen amigo nuestro…

Pilar. El que está en el huerto de Radio City.

Toni. El coordinador del área de agricultura de la Red, que tiene un huerto en la terraza de Radio City. Y pensamos en hacer unos huertos como aquel. Pero como toda va evolucionando. Yo ya empecé a pensar en otra idea distinta, que sería la divulgación entre los niños y mayores de la agricultura ecológica, con animales… Con los recursos de la venta de los quesos adquiero animales. Tenemos un burro que nos dio Alejandro…

Trueque al Sol

Pilar. Es para que vengan niños. Pero es muy complicado. Porque los ayuntamientos te exigen requisitos a los que no alcanzas con los recursos que tienes. No podemos divulgarlo porque no tenemos los permisos exigidos…

Toni. Yo, por lo que a mí me toca, la palabra es ilusión. Crear algo desde nada. Algo para servicio de los demás. No es un negocio lucrativo. Es para que la gente pueda venir. El que quiera dejarme algo, me lo deja. Y el que no, no tiene la obligación.

En la Red está el sistema de Soles. Se hacen intercambios o trueques de trabajo, de objetos, de servicios. Por ejemplo, venir a trabajar a la granja. Yo necesito que me ayuden a quitar una hierbas o a hacer cualquier cosa de obra, de campo, lo que sea.

Pilar. Se acuerda un determinado número de Soles, comen aquí…

Toni. Cada uno pone su precio, no hay precio marcado. Existe la convención de que una hora son 60 Soles. Pero si tú quieres que tu hora de trabajo valga 20 Soles o nada… El valor de lo que uno hace lo pone él.

Pilar. Llevamos una libreta como las de los bancos. Nos reunimos el último sábado de cada mes en Burjassot, nos juntamos. Unos traen verduras, otros traen libros u objetos que no quieres ya, ropa. Y dices, pues por este plátano dame un Sol… Y al final del día, se apunta, pues he comprado tanto y he vendido tanto. Se escribe en la cartilla, se suma y se resta.

Toni. Tiene que llevar siempre la firma de las dos personas.

Pilar. Ahora en el verano están en el cauce del Turia [de la ciudad de Valencia], entre el puente de Calatrava y el del Real. Llevan comida y otras cosas. Le llaman el Ombú, que es el árbol que hay allí.

Paciencia o dinero

Toni. Los domingos, en el mismo lugar, se hace Tai Chi, meditación… Eso en lo que toca a la Red. Y volviendo a nosotros, a nuestro proyecto, es algo que no es sólo nuestro, con materiales casi todos reciclados… [y el concurso de otras personas] eso cuesta más tiempo. Nada de dinero. Las cosas sólo se pueden hacer de dos formas, con paciencia y con dinero. Cuando no tienes dinero, tienes que tener paciencia… Y genio y gracia, claro.

El futuro local donde se podrán impartir cursillos e intercambiar experiencias ajenas al curso del capitalismo salvaje

El futuro local donde se podrán impartir cursillos e intercambiar experiencias ajenas al curso del capitalismo salvaje

Pilar. Lo hacemos con la ilusión de que se pueda aprovechar. Viene Alejandro y nos dice, Pilar, que mañana vamos a hacer un cursillo de revocos, o una minicasita; pues hay espacio. Oye, que vamos a ir a hacer una clase teórica de no se qué; pues si no tienen otro sitio, que puedan venir aquí.

Toni. También si alguien quiere conocer cómo es una casa de paja (algo que produce risa a la gente, se ponen a soplar como en el cuento de los tres cerditos… ), pues que la vean, y puedan decidir si les gustaría vivir en una casa así. Porque hay quien no tiene casa. Y hay quien él o su padre o su abuelo tiene un terrenito para poder hacerse una casa así. Colaboras en poner en contacto unos con otros… orientas… Pero lo que más me motiva son los niños. Los padres, los mayores como nosotros, hemos criado a nuestros hijos dándoles lo que nosotros no hemos tenido. Les hemos dado todo en la época de bonanza… Pero actualmente , los padres tienen un problema muy gordo, no les pueden dar nada…

Pilar. Lo compensan con dejarles que hagan lo que quieran.

Toni. No les enseñan lo que es la vida. Y la vida es la calle, el campo, la relación con las personas. Y esto es un pequeñito grano de arena dentro de lo que puede ser ese panorama tremendo. Esto es un sitio donde sí se pueden quitar las manías y defectos del proteccionismo, del egoísmo, a los padres. No todo el mundo es así. Pero es algo mayoritario. Si yo puedo colaborar a que entre cien niños dos puedan disfrutar de lo que hay aquí, para mí es suficiente. Y que dos personas mayores, dos abuelos, puedan venir, a pasearse, pasar un rato por aquí… Les digo, tengo un burrito… ¿Tienes un burro? ¡Madre mía, desde que yo era pequeño que no veo un burro…! Me propongo que los animales estén libres, pero resguardados, y al alcance de los visitantes. Pero con un límite, no los que considera Seprona una manada, que nos puede traer problemas… Siempre estamos rozando el límite de lo legal.

 

 

 

 

 

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