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La suerte está echada

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Fernando Bellón

El Partido Socialista ha hipotecado el futuro de todos los españoles al pactar con los enemigos de España. Como es de suponer que la formacion de nuevo gobierno siga las mismas pautas, puede decirse que la suerte está echada, porque todo acabará dentro de un mes.

Da igual cual haya sido el compromiso global o particular en cada caso. Da igual que el gobierno engañe a sus socios separatistas o no. Da igual que la legislatura dure poco o el periodo fijado. Da igual que las crisis se sucedan en forma de riachuelo, en torrente joven, en aluvión tempestuoso o en lengua de glacial imparable. La suerte está echada.

El sistema parlamentario español se ha congelado y se ha apartado de los intereses de sus supuestos representados. Los políticos, todos los políticos profesionales y con cargo remunerado, se han encastillado en él y les importa un rábano la Constitución y sus obligaciones, las necesidades y el bienestar de los españoles. Las excepciones son tan escasas, que carecen de fuerza y de significación.

El sistema parlamentario español no sirve para casi nada, puesto que ignora tercamente los intereses de la nación, y da pábulo a los enemigos de España. Los enemigos de España no son solo los partidos separatistas y sus adláteres extraparlamentarios. El resultado electoral de julio es la prueba.

Hay multitud de españoles antiespañoles sin saberlo o sin quererlo saber. Tengo bastantes amigos y conocidos que reaccionan a los problemas catalán, vasco, ceuta-mellillense y gibraltareño, con un «¡A mí qué más me da! ¡Que hagan lo que quieran, que me dejen en paz!» Curiosamente, no tienen empacho en recordarte las supuestas palabras de Bertold Brecht sobre la persecución de los nazis a los ciudadanos que no se metían en nada. Eso lo hacen en referencia a Vox, que no tiene nada que ver con el nazismo.

A la democracia se la están cargando los políticos, sus supuestos defensores. Y no hago distingos ideológicos. Lo que está pasando es tan violento, que el temor a la violencia civil no es una fantasía.

Si se forma gobierno en torno al PSOE, que se formará, no caben sorpresas. Se aprobará una amnistía, se llenará la bolsa catalana con dinero de los españoles, se preparará a la opinión pública para un referendo «consultivo» sobre la independencia catalana, la vasca y no creo que la gallega. Se organizará un pandemonium en el resto de las autonomías. El clima político, negro como el betún, se podrá cortar con un cuchillo.

Y a la vez, la deuda pública subirá a las nubes, y con consecuencias previsibles: estancamiento económico, paro, caos en las inversiones públicas porque cada uno arrancará lo que pueda de la piel de toro.

Suena apocalíptico, pero es que el Apocalipsis lleva tiempo instalado en Europa. Deben de contarse por cientos de miles los europeos que viven del aparato de la «Unión» Europea. También conozco a algunos; no les falta nada, más bien les sobra, nos dan lecciones de ecología y de democracia y de virtud, pero ellos no se privan de ninguno de sus privilegios que se han ido otorgando a sí mismos con el paso de los años.

De vez en cuando estalla una batalla civil en Francia, en Bélgica, en Alemania. Se sofoca con prontitud, y a seguir tirando.

El problema más gordo de Europa no es Ucrania y Rusia. Se ha convertido en una carnicería por la apatía y las malas intenciones de quienes creían que provocar a Rusia les iba a salir gratis. No es el problema más gordo, porque ya se están matando, y llegado el momento se dejarán de matar.

El gran problema de Europa está larvado en España, que puede saltar en añicos el día menos pensado. Las consecuencias no se quedaran en suelo español. La explosión traspasará fronteras. Europa puede empezar a desmenuzarse en pequeñas naciones (no ha dejado de hacerlo, de momento en países exóticos como Yugoslavia), y me refiero a lo que hoy se consideran naciones estables y prósperas. Si esto sucede, es que el globalismo habrá triunfado, y como tal cosa es insostenible, el mundo entrará en un periodo convulso digno de vivirse, que yo no conoceré.

1 Comentario

  1. rafael escrig fayos 20 agosto, 2023

    Recuerdo a mi hermana que tras suceder algo tan imprevisto como trivial, como ir al mercado a comprar calabacínes, por ejemplo, y no encontrar, exclama enfadada, con su acento francés: ¡Catastroph! No es que pretenda quitar importancia a un tema tan serio como el que nos presentas, sencillamente es que me lo ha recordado. Dicho esto, que espero alivie un poco ese panorama tan trágico, te diré que a mí también me preocupa y me apena asistir desde una esquina de mi pequeña existencia, al reparto de esta nación en saldo, merced a este gobierno que nos hemos dado que sólo busca permanecer a costa de lo que sea. Malos tiempos para la lírica y mucho peores para las personas que no somos separatistas, ni nacionalistas, ni terroristas, ni fascistas, ni sinvergüenzas, ni delincuentes, ni okupas, ni violadores, ni homosexuales… ¡Vaya! quería quitar hierro al asunto y me temo que ha sido peor.

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