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Cultura y comunicación

Manel Gimeno, los recursos inagotables del TBO

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Una entrevita y fotos de Fernando Bellón

No puedo decir que conozco a fondo a Manel Gimeno. Pero sí presumir de que he trabajado con él en la moribunda Canal 9, contaminada de todos los vicios de los mass media intervenidos. En aquella selva tóxica había pocos ejemplares libres de un veneno que nos infectaba a todos. Manel Gimeno era uno de ellos. Buen profesional, responsable, compañero en quien podías confiar, cortés y con un humor limpio de mala leche. A partir de esta actualización de AGROICULTURA-PERINQUIETS aparecerán sus creaciones en la sección «La mirada de…». La suya es la de un dibujante y guionista educado en la sensibilidad del tebeo, que no ha querido abandonar. Manel es un hombre de gustos sólidos, clásicos y penetrantes. He aquí al entrevista que mantuvimos con él, para presentarle ante los variados y dispersos lectores de esta revista digital, que podrán encontrar sus dibujos y trabajos en el blog «El Bolero de Manel».

pag runningManel Gimeno, Guionista y dibujante, escritor, músico. 59 años. Dos hijos, uno de 25 y otro de 10. La mitad de la vida dedicada al dibujo. Esto es un resumen de su currículo.

Parece que hago muchas cosas, pero en realidad todo está muy próximo. Además, yo me dejo llevar por la vida. Me preguntan, «¿Tú qué eres?». Pues yo soy dibujante, pero resulta que me compran guiones, así que también soy guionista, y el oficio de guionista es en el que más me he desarrollado profesionalmente y me ha permitido ganarme la vida, durante veinte años, pero yo empiezo con los tebeos, y de ahí sale todo. Porque para dibujar en tebeos hay que dibujar y escribir historias. Toda mi actividad profesional ha salido de ahí. Tengo una vertiente gráfica, he sido ilustrador, diseñador gráfico, historietista. Y una vertiente literaria, la de guionista de televisión o escritor de dos novelas y varios relatos publicados. Y luego, algunas aficiones como la música, pero esto es una cuestión de «malas compañías» y vital. No me atrevo a decir que sea músico o cantante, soy un aficionado. Pero de todas las cosas que he hecho en la vida, la más satisfactoria y plena es hacer música, ensayar con músicos, tocar en un conjunto, transmitir desde un escenario… Esa descarga vital no te la da otra cosa. He compuesto algunas canciones. En el disco que sacó Televisión Valenciana para niños, «Món Babalà», yo soy uno de los autores de músicas, y de alguna letra. No escribo partituras, escribo cifrado, y por medio de una maqueta casera con una guitarra o con un teclado.

Tú te ganabas la vida en un banco. ¿Cómo empezó tu carrera artística?

De niño dibujaba y escribía. Y estando en el banco, dibujaba y escribía. Mi decisión vital no fue dedicarme al arte, la cultura, al dibujo, como lo queramos llamar. No. Fue dejar de ser bancario. Era extraordinariamente infeliz en el banco. Me pusieron a trabajar porque en aquellos años mi familia valoraba mucho tener un empleo seguro. Jamás me he arrepentido de dejar la banca, y supongo que la banca estará muy contenta de que la haya abandonado, porque era un bancario muy malo, muy malo.

Lo dejaste en un momento en el que se podían dejar ese tipo de trabajos. Ahora mismo, un bancario apasionado por el dibujo, arriesga todo si deja su trabajo, ¿no?

Seguramente es una decisión más difícil hoy. Es el signo de los tiempos. Personas de nuestra generación, hoy en retirada, hemos vivido épocas de todo tipo, crisis terroríficas, como la de los años setenta. Siempre se ha hablado de la crisis, del paro… Ha habido momentos de economía más boyante, según la actividad. Hubo unos años, en los ochenta, por motivos tecnológicos (con posibilidades que facilitaban cosas como imprimir a menor coste, favoreciendo la autoedición) e históricos (el fin del franquismo y el inicio de una etapa política muy ilusionante, activa, optimista). Yo empecé autoeditándome, porque aparecieron las primeras copisterías que te ahorraban altos presupuestos de imprenta, y te permitían hacer cosas bien impresas a un precio accesible. Gracias a ello los dibujantes jóvenes empezamos a publicar nuestros trabajos. Nos los podíamos pagar, porque era barato. Ha habido diferentes etapas, ha fluctuado. En algunas de ellas ha sido más fácil ganarse la vida.

DSC_1731Pero los que empezamos como «becarios» en los años 70, acabábamos encontrando un trabajo u otro. Podías llegar a vivir de tu trabajo cultural. Ahora, o eres funcionario, profesor o bancario, o tienes un trabajo a tiempo parcial de camarero, para hacer luego lo que te gusta. ¿Siempre ha sido así a tu juicio?

Es verdad que si uno se empeñaba, asumía que su oficio  iba a ser el de ilustrador o cosas cercanas a la ilustración, como el cómic, la publicidad, el diseño gráfico, uno podía vivir, sólo tenía que abrir lo suficiente el abanico laboral. Yo recuerdo publicar en «Camacuc» historietas mensuales, hacer publicidad gráfica, ilustrar libros para niños, novela juvenil, una portada de un disco, o el cartel de una discoteca, o maquetar, estuve muchos años maquetando la Cartelera Turia, hasta que me fui a televisión. Durante años vivía con cierto desahogo, honradamente, haciendo muchísimas cosas, trabajando mucho. Sí es cierto que había dónde trabajar y donde te pagaban por hacerlo.

Ahora las cosas no están así. No me gusta ser pesimista. Entiendo que es el signo de los tiempos, hay que plantarle cara. Y si quieres vivir de esto tienes que buscarte la vida. También es verdad que antes, para acceder a los medios tenías que pasar una serie de filtros, para que te publicaran en una revista o para que te editaran cualquier cosas. Ahora tenemos a favor que puedes autoeditarte en la Red a coste cero, y puedes ofrecer a la gente tus canciones, tus libros, tus chistes, tus cuadros, tus pensamientos… de manera gratuita. Y llegas a todo el mundo, a todo el planeta. Sin presiones, porque antes, según dónde trabajaras tenías que responder a una línea; ahora, la libertad es absoluta, esto es bueno. Claro, el rentabilizar, monetizar como le llaman ahora, es una cuestión de ser muy bueno, de tener la suerte de que tu público que comunique entre sí y potencien tu trabajo. Tenemos acceso a la Red, a que nuestro trabajo se vea, algo que antes no podíamos conseguir. Me lo decía un pionero bloguero argentino, Hernán Casciari, decía que cuantas más visitas tiene un blog, más libros se venden. Publicas una novela en un blog por capítulos, y los lectores la leen gratis, y luego la sacas en papel, y la proporción de compradores es la de visitantes. Muchos autores del ámbito del tebeo publican en la Red sus dibujos, y cuando su trabajo se implanta, llega a un conocimiento público entonces hacen el libro en papel, porque a los lectores de libros y de tebeos nos gusta el papel.

DSC_1712Una paradoja de nuestra época es que se hacen cosas muy buenas, en todas las artes, música, creación gráfica, ficción… Y a la vez, la Red difunde muchísimas cosas muy malas, basura.

La ilustración de cómic ha dado un gran salto, porque los jóvenes de hoy están preparadísimos. Tradicionalmente, el dibujante de tebeos era un oficio en el que entrabas como aprendiz de alguien, y aprendías viéndole dibujar. A veces era casi un negocio familiar, tu padre dibujaba, tú le mirabas y aprendías. A partir de los 80, 90 las cosas variaron. Empezaban a acceder a esta disciplina gente con formación académica, de Bellas Artes, o Artes Aplicadas, Artes y Oficios. Es la generación de Sento, Daniel Tores,  Migue Beltrán, Paco Roca, personas con formación. Eso mejora mucho las cosas. Y unos años después se van incorporando las chicas, y el resultado es fantástico. Las cosas que hacen estas jóvenes ilustradoras son fascinantes. Cuando yo era joven estaban Ana Miralles y Ana Juan, que luego se dedicó más a la ilustración. Ana Miralles es una estrella europea del tebeo, y entonces era prácticamente la única dibujante de tebeos de España. El resto eran tíos. Cuando las mujeres se incorporan al mundo del tebeo aportan otra manera de ver, talento, y aportan también lectoras, que es importante.

El tebeo y la novela gráfica están en un momento fantástico porque permite expresar cosas que antes, en formatos más reducidos, no se podían hacer. El tebeo ha pasado con la novela gráfica al ámbito del libro. Ventaja, todo el mundo asume que en un tebeo se puede contar cualquier historia, tan rica y tan profunda como en un texto literario. Inconveniente, la gente no lee, se vende poco, es un negocio difícil. La novedad es que un sesenta o setenta por ciento de los lectores son lectoras. Ejemplo, el último premio Planeta, «Hombres desnudos», Alicia Giménez Barlet, la historia de una mujer separada… «Tiempo entre Costuras», de María Dueñas. Si echamos un vistazo a los últimos best sellers, son libros escritos por mujeres para mujeres. Fantástico. El futuro de la cultura es femenino. Cuanto antes nos demos cuenta y lo asumamos, mejor para todos. Es una maravilla ver los trabajos de estas chicas jóvenes en el tebeo.

Te has centrado en la historieta clásica. ¿Has intentado otro tipo de dibujo?

No. Dibujo como puedo. Más o menos tengo dos vertientes. Una más infantil y otra. adulta. Un dibujo caricaturesco y otro más realista. Pero sí es verdad que los dibujantes tradicionales son mis fuentes, mis lecturas, y procuro utilizar una narrativa clara, en un tebeo es más importante cómo lo cuentas que el dibujo en sí. No soy yo un dibujante de exhibición, digamos. Me esfuerzo en contar una historia de la manera más clara posible. Trabajo muchísimo para niños, lo llevo haciendo desde hace casi 30 años, publicar periódicamente en el «Camacuc», y sigue gustando mucho. Dentro de muy poco saco un libro que se llama «Escola de Superherois», para niños de Primaria. Y también estoy en el tema del humor gráfico.

¿Y tus perspectivas?

Después de veinte años en el audiovisual, y a la espera de ver si se reactiva la industria y se puede seguir haciendo trabajo como guionista en plan free lance, porque ese es el trabajo que mejor sé hacer… Al cerrar Canal 9, fui recuperando las cosas que no había dejado, pero que había puesto al ralentí, la escritura y el dibujo. Tengo varios libros de cómics en danza. Y estoy en un proyecto «El Bolero de Manel», humor gráfico, en la línea de lo que siempre he hecho, publicar chistes donde he podidos, en la Cartelera Turia, en Camacuc, en todas las revistas por las que he pasado. He echado un vistazo a todo aquel material, y se me fueron ocurriendo cosas. Y pensé que había llegado el momento de hacer un blog, «El Bolero de Manel», en el que me fuerzo, me disciplino para ir publicando una o varias veces a la semana una pieza de humor gráfico diferente, aprovecho la posibilidad de esta libertad absoluta, son los chistes que me apetece hacer, cada uno es una cosa. Y también repaso material antiguo, para recopilar todo más adelante en un libro.

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