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Agricultura y naturaleza

Manzanas esperiegas y voluntad de supervivencia en Ademuz

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Ademuz, un rincón para los agricultores jóvenes

El Rincón de Ademuz es una comarca de la Comunidad Valenciana encajada entre Teruel y Cuenca. Su acceso desde la capital cuesta dos horas. Lleva el rincón en el titulo, pero se resiste a ser un destino que ha lastrado su prosperidad. En sus 370 kilómetros cuadrados habitan 2.500 personas en 18 poblaciones. Se ha vivido siempre de la agricultura y la ganadería, cereal, vid, fruta, vacas y ovejas. Hoy se ha añadido el sector turístico, de proyección muy grande porque el paisaje forestal, la orografía y el recorrido fluvial de ríos como el Turia, convierten Ademuz en un Rincón de trazas paradisíacas. Castielfabib es la población más importante, y desde la que se organizan más acciones para promover el desarrollo de la zona.

Un reportaje de Fernando Bellón. Fotos F.B y Ayuntamiento de Castielfabib

Una de las iniciativas es el Plan de Ecodesarrollo, aprovechando un histórico valor rural acumulado a lo largo de su existencia, y hoy semiabandonado. La agricultura y la ganadería de la zona pueden revivir una forma de explotación tradicional en el Rincón durante siglos. Los objetivos son fijar población, con trabajo para los ya residentes, que no continúe el éxodo, recuperar las tierras de cultivo, la ganadería y el monte. Se trata de incentivar a los emprendedores, sean del Rincón o vengan de fuera.

Asistentes a la Jornada de

Asistentes a la Jornada de Producción y Consumo de Protrutos Ecológicos.

En octubre pasado tuvo lugar una Jornada de una serie que mantiene la Agencia de Empleo y Desarrollo Rural de la localidad. En esa ocasión el tema fue Producción y Consumo de Productos Ecológicos. El objetivo era la constitución de un Grupo de Consumo de productos sostenibles.  Para ello intentan acordar una estrategia que no deje fuera a los comercios existentes, porque de lo que  se trata es de estimular la prosperidad de todos los habitantes, buscando la confluencia de intereses. Se está realizando un listado de productores agrícolas y ganaderos de la comarca, dando prioridad a los que trabajan en líneas sostenibles, otro listado de productos que no existen ahora mismo en la zona, pero que pueden cultivarse, para señalar el camino a quienes deseen emprender ese trabajo. También están sondeando en pueblos aledaños de Cuenca y Teruel con parecida problemática para invitarlos a trabajar en la misma dirección.

cartel-elsabinarEl grupo de consumo se ha constituido. Se llama El Sabinar, y uno de sus propósitos es apoyar proyectos productivos de los que los miembros del grupo puedan beneficiarse.

A la reunión asistieron casi veinte personas, muchas de ellas jóvenes de entre 25 y 35 años. Algunos son oriundos de Ademuz, otros han llegado en busca de una vida ajena a las tensiones urbanas, procedentes de Valencia, Barcelona y de otras ciudades tan lejanas como Buenos Aires. Aseguran estar hartos de hacer análisis teóricos DAFOS (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), y que lo que falla es la acción. Para fijar la población, se apunta, el fomento de la agroecología puede ser una ayuda, porque hay un gran potencial de frutas (en especial la manzana esperiega, muy codiciada por los consumidores valencianos), de cereales y de setas. La apicultura es otra posibilidad. También las plantas aromáticas, que ya se explotan en producción eco a través de Ecoaromuz. Algunos de los asistentes cultivan en régimen de autoconsumo en pequeños huertos y mantienen pequeños corrales de gallinas. Otros asistentes a la jornada son personas que buscan una forma de vida ajena al tráfago urbano, la competitividad y el estrés.

Por último, la artesanía y sobre todo el turismo rural se manifiesta como uno de los puntos más fuertes en el desarrollo del Rincón de Ademuz. 

Cesáreo Casino

Cesáreo Casino y una asistente a la Jornada

Cesáreo Casino es un empleado del ayuntamiento de Castielfabib a punto de jubilarse, que ha dedicado media vida a proyectos de producción cooperativa. Fue uno de los socios fundadores de Ceaga.     

Lo ecológico auténtico no necesita sello

Cesáreo Casino.  Yo vengo de una agricultura familiar de autoconsumo, que por exigencias del mercado se transformó en agricultura industrial, convencional. Poco a poco fue arruinando a la comarca. Me planteé buscar otras alternativas, y después de haber hecho bastantes pruebas de cultivos, en el año 92 creamos una cooperativa agraria, y enseguida entramos en la producción ecológica, pero sin abandonar la agricultura de subsistencia, que es la más importante para nosotros. La comarca tenía una agricultura de subsistencia, que venía a ser lo que hoy se llama agricultura ecológica.

Aquí la industrialización de la agricultura llegó más tarde que en otras partes, y empezó a dominar los cultivos, frutales de variedades diferentes a las locales, manzanas golden, peras conferencia, e introdujo el monocultivo, algo que no existía en esta comarca, a excepción de la época de la viña, a principio del siglo XX. Pero luego se diversificó la agricultura.

Castielfabib. fotografía tomada de la página de Facebook de la ciudad.

Castielfabib. fotografía tomada de la página de Facebook del Rincón.

La experiencia cooperativista y la creación de Ceaga

Cesáreo Casino. Primero hicimos una cooperativa para el cultivo en común de la tierra. Empezamos con cultivos experimentales. Luego, nos dimos cuenta de que teníamos que recuperar los cultivos tradicionales, variedades locales, pero descubrimos que no teníamos mercado. Entonces intentamos eso que está ahora de moda, el mercado de proximidad. Pero no teníamos población y diversificamos la cooperativa. Hicimos una sección de agroturismo. La idea era atraer turistas que constituyeran el mercado que aquí nos faltaba, para consumir nuestros productos.

Empezamos a producir lo que las instalaciones de turismo rural demandaban. Las hortalizas, los frutales, apicultura y la ganadería. Todo lo que se produce aquí. Intentamos hacer una cooperativa integral. Ceaga (Castielfabib, Explotación Agrícola y Ganadera). La cooperativa se constituyó con cinco personas, y con la sección de turismo entraron algunas personas más. Ahora nos hemos quedado en ocho.
Nos pusimos a recuperar variedades locales de manzana, en total siete. Aunque la producción más importante era de manzana «esperiega». Teníamos cultivo de secano, forraje para alimentar al ganado, una explotación de ovejas guirra, especie valenciana, e intentamos introducir la cabra blanca celtibérica, que estaba silvestre. Y asímismo, apicultura, vinculada al forraje, con especies mielíferas.

Puente de Ruidera sobre el río Ebrón. Foto tomada de la página de Facebook del Rincón

Puente de Ruidera sobre el río Ebrón. Foto tomada de la página de Facebook del Rincón

El fundamento ecológico
Cesáreo Casino. Para mí, el concepto ecológico ya lo teníamos superado, éramos más que ecológicos. Lo ecológico, hoy en día, no te permite trabajar las variedades locales, porque está enfocado a la productividad. Una variedad local produce menos que una convencional.

¿Más allá de lo eco?
Cesáreo Casino. No, más atrás. Estamos asociados a la agricultura de subsistencia, cuyo fin no es el mercado, sino la alimentación. Cuando cultivas tus propios productos, procuras que sean los mejores, los más apropiados que conoces. Nuestro único mercado era el centro de turismo, el complejo rural Los Centenares, con habitaciones, piscina y actividades complementarias, inaugurado en el 2001. Se construyó sobre un solar abandonado por los dueños, porque era un terreno muy poco productivo, solo sacaban de él centeno, de ahí su nombre. Fue una inversión bastante fuerte. Tuvimos una ayuda de fondos LIDER, pero la mayor parte salió de nuestros bolsillos. La cooperativa Ceaga es la dueña de Los Centenares. La cooperativa no se hizo por necesidad de subsistencia de los socios, sino para intentar hacer algo para que el pueblo primero y luego la zona tuviera un poco de vida. No ha funcionado, ni el complejo turístico ni la agricultura eco que le acompañaba. La agricultura y la ganadería la tuvimos que dejar hace cinco o seis años. Sobrevivió hasta la crisis.

Cabras y ovejas ya no hay. Pero los huertos los mantenemos, sobre todo la recuperación de variedades de hortalizas, como el tomate. Y mantenemos algunos huertos de frutales, por cuenta de las personas. Todo lo que producimos va a parar a Los Centenares, para el restaurante. Con las manzanas se hacen mermeladas, igual que con el tomate que sobra… Cuando constituimos la cooperativa la idea era que lo que funcionara mejor fuera la agricultura y la ganadería, y al final lo que ha funcionado ha sido el turismo rural.

Me voy a jubilar pronto. Y si tengo salud dedicaré todo el tiempo al huerto. Lo positivo es la evolución de la sociedad, algo que para otros es negativo. La recuperación social y económica de comarcas como esta. A esto se le llama hacer territorio.

Ana con su hijo en la reunión, con una asistente a la Jornada.

Ana con su hijo en la reunión, y una asistente a la Jornada.

Ana Ballester es Agente de empleo y desarrollo local del Ayuntamiento de Castielfabib. Coordina los proyectos que van naciendo, y posee un optimismo a prueba de frustraciones y fracasos.

 «El azar me trajo a esta comarca, y me he establecido en ella»

Ana Ballester. Ceaga ha adquirido una cantidad impresionante de conocimientos que puede transmitir a todo el mundo. Llegué aquí hace trece años. Me introduje en la agricultura ecológica en la facultad, porque yo estudié Ingeniería Técnica Agrícola. Al ver que los conocimientos que nos daban estaban impregnados de química, empecé a buscar otras alternativas. Encontré experiencias como las de Ceaga, el Mas de Noguera, y otras, y fui adquiriendo formación impartida en estos centros. Todo lo que sé de agroecología lo he adquirido fuera de la Facultad.
El proyecto final de carrera lo centré en la implantación de huertos escolares con un manejo agroecológico. A partir de ahí, todos los trabajos que he buscado están relacionados con la agricultura ecológica. He viajado por el mundo, conozco otras experiencias. Estuve en Irlanda en una granja de producción y venta directa. Luego, en Panamá, en cooperación internacional, llevando varios proyectos de formación para campesinos indígenas y chavales. Y al volver a España, el azar me trajo a esta comarca. Y una vez aquí es cuando empecé mis proyectos personales en agricultura ecológica. Tengo un huerto familiar de verduras. Y he puesto en marcha una plantación de manzana «esperiega» en ecológico. Siempre buscando la rentabilidad. El huerto es reducido, aunque mis expectativas son ir ampliándolo. Pero he tenido que aplazar el objetivo por diversas circunstancias. Pero sí he completado uno de los objetivos que me planteaba, que la experiencia sirviera para que otros agricultores la aprovecharan.

Manzana «esperiega»
Ana Ballester. Hoy en día hay en la comarca personas que producen manzana ecológica. La idea es que los conocimientos que se transmitan no se limiten a las manzanas.
En la comarca, además de los que están en la cooperativa, habrá otras cinco o seis personas involucradas en la producción sostenible. Y como no profesionales debe de haber muchas personas que cultivan su huerto familiar, como autoabastecimiento. El huerto lo llevo yo sola. En los manzanos tengo una socia que se dedica a la transformación, y muchos amigos que echan una mano. Son personas de aquí y de fuera. A la gente le gusta mucho ponerse a trabajar en la tierra, cuando es de manera circunstancial. Doblar el lomo a diario es otra cosa. Pero cosechar manzanas es una actividad lúdica una vez al año.

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