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Cultura y comunicación

Ricardo Macián o la competencia honrada

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Aparece en Perinquiets ahora el cámara de Canal 9 Ricardo Macián Arcas.

En las próximas semanas se sucederán en esta revista digital experimental otros trabajadores de mérito y talento de esa empresa tambaleante. De Ricardo, como de Juan Luis Hernández, cabe decir que son dos de los mejores cámaras de Canal 9; pero es preciso una precisión, hay muchos excelentes cámaras en Canal 9, no es que Ricardo y Juan Luis sean, a mi parecer, «los mejores», sino que pertenecen a ese grupo de profesionales intachables que se han ido o se van a ir a la calle.

Ricardo Macián nació en Valencia en 1963 y desde que adquirió la cualificación profesional de operador de cámara ha trabajado en Canal 9 y también lo ha hecho por su cuenta o en productoras dedicadas al documental, del que Ricardo es un apasionado practicante. «Los Ojos de Ariadna» (2007), sobre la recuperación de la Filmoteca afgana, es su logro más señalado.

Una entrevista realizada por Fernando Bellón

Nadie es mejor que nadie

 En España, en Canal 9, he trabajado mucho en deportes y en política. Tengo muchas anécdotas. Hice una campaña nacional del PSOE que estuvo muy bien; estás en el backstage y aprendes cosas. También fui el primer cámara presidencial de la tele, dos años, con Zaplana. Viviendo eso, nadie te tiene que contar nada. Yo mido uno noventa, pero cuando eres cámara y estás continuamente allí, eres invisible; llega un momento en que nadie repara en ti.

 Vi cosas que me revelaron la catadura del político cuando se pone a gastar. Yo me lo dejé porque no quería ver nada más. Es increíble cómo se funciona por ahí con el dinero público: limusinas, coches, hoteles, gastos superfluos… Yo procedo de una familia que ha trabajado toda la vida y ha pagando sus impuestos; y esos gastos de los políticos superfluos de los políticos los pagan mis padres. Me fui porque eso no lo puedo ver, prefiero no verlo. No me refiero a cosas denunciables, son gastos que hacen todos los políticos, dietas, etc.

 Entre las cosas buenas, un documental que hice de Jaume I que me gustó mucho. Por la falta de medios, trabajé el sonido, la iluminación, la cámara… Y visto el resultado, me di cuenta de que podía hacer muchas cosas, de que soy polivalente, a pesar de que la empresa no lo considere así, porque me ha declarado no apto para seguir siendo cámara en Canal 9. Yo hago un guión, grabo, edito, y bailo…

 Una cosa buena que he aprendido es que nadie es mejor que nadie, y que la miseria está en todos lados. Sobre todo trabajando en Informativos. Ahí están las guerras de otros países. Dices, es que son unos bárbaros; pero no, los bárbaros los tenemos en nuestra casa. Lo único que diferencia a un país como Yugoslavia en su momento de España son las condiciones. La miseria de una guerra civil se puede volver a repetir aquí, igual que lo tuvieron en Yugoslavia. Ciertas circunstancia te llevan a un mismo resultado. Esta falta de diálogo que hay ahora, esta falta de entendimiento y de querer dialogar entre los políticos y los ciudadanos se puede enquistar perfectamente. Ese tipo de acusaciones del gobierno de identificar la Plataforma Antidesahucios con Eta, esa forma de intoxicación puede llevar perfectamente, si las condiciones son propicias, a una ruptura, desde disturbios a cosas más graves que no quiero mencionar. Eso me lo ha enseñado mi trabajo.

 Hay dos frases mías de cabecera. Una de Terencio: “Soy humano. Nada humano me es ajeno”, y otra de San Agustín: “No hay ningún crimen que yo no pueda cometer”. Lo llevamos todo dentro. Si yo veo un defecto en ti, es que yo también lo tengo, si no, no lo puedo reconocer. Otra cosa es que yo, por carácter, no lo desarrolle o que me lo reprima yo o la fuerza legal de la sociedad.

 Mi trabajo me ha permitido reconocer actitudes dentro de mi país, de tu comunidad, de tu centro de trabajo, actitudes que has visto en otros sitios donde se dan esas condiciones que facilitan la violencia y el desastre social. Yo conozco personas de mi entrono laboral, que podrían ser perfectos asesinos, si se dan las condiciones. [Seguramente coincidiríamos en muchos, si hiciéramos dos listas cada uno por su cuenta].

 El elenco de personajes se repite, da igual que estés en una comunidad de vecinos, en una falla, en una empresa, en un grupo político, en un país o en el territorio europeo. Está el que el poder le obnubila, está quien no puede plantar cara a nadie, quien aparta la vista y el oído y no quiere saber nada de nada… A mí me decía una amiga que era psicóloga social, refiriéndose a un personaje de nuestra televisión, “De esas personas tan malas hay muy pocas”.

Pero el problema de verdad es la cantidad de gente normal, que permite, que sustenta a esas personas, apartando la mirada, por salvar su estatus, su salario, su familia. Yo eso lo asumo muy mal, sobre todo en un medio como este, el periodismo. Después de tanto tiempo en eso, llega un momento en que te fallan las fuerzas, dudas de que este estado de cosas se pueda cambiar, lo podamos cambiar, lo pueda cambiar. Por lo menos, lo que yo necesito es tener una actitud honesta conmigo mismo.

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La autodestrucción de RTVV

 Primero, porque no se han seguido criterios profesionales. Sólo hay que ver las cualificaciones profesionales de los que han sido despedidos hasta ahora y de los que esperan ser despedidos antes de septiembre. Yo creo que soy válido para trabajar en esto. Con mi trabajo encima de la mesa está demostrado. Me voy sin que nadie nunca me haya reprochado nada. Y sin embargo, me voy a la calle.

 Yo estoy haciendo ahora un máster de gestión de empresa en la Universitat Politècnica, y el otro día le dije al profesor, “De lo que usted me está contando, ¿cuánto se aplica en las empresas españolas?” Y me dijo, “Muy poco. Y si es pública, nada”. “Pues todo lo que me está contando, excluyendo quizá un 0,2 por ciento, no se aplica en mi empresa.” El otro día hice una entrevista a la directora de recursos humanos de Siemens para el programa Ocupa’t y cuando acabó la entrevista, la periodista y yo nos miramos diciendo, todo lo que nos estaba contando es lo contrario de lo que se hace en Canal 9. Es decir, considerar la valía de los profesionales, el trabajo en equipo, el progreso en la escala profesional. Mala gestión.

 Y en segundo lugar, porque es una televisión política. Y cuando la política entra en una empresa, no hay empresa, hay política. Da igual el partido que la dirija; aunque yo matizaría: por mi experiencia en Canal 9 sé qué partido ha hecho más daño. Sólo hay que coger datos objetivos. Empezamos 647 y ahora somos [éramos] 1800. La gráfica de cómo ha ido incrementándose el personal, cómo se han sucedido los programas, cómo se han incorporado las productoras externas… y los gastos son demenciales. De todas formas, hay un dato en Canal 9…, que desmiente la frase típica que han conseguido colarnos con la teoría de los marcos, eso de que sólo vale el marco, no lo de dentro, y se dice, falsamente, que en Canal 9 somos más trabajadores que en Antena 3 o en Tele 5, que tienen subcontratado todo el departamento técnico.

 Yo hice un cálculo, si el gasto medio de personal en Canal 9 al cabo de los 25 años de existencia es de 50 millones de euros de euros al año, el total son 1.150 millones de euros, y esto tirando por alto. Canal 9 tiene una deuda de 1300 millones. Si todos los trabajadores de Canal 9 hubiéramos trabajado gratis durante 25 años, no habríamos pagado la deuda. ¿Es el trabajador el culpable? Es imposible.

 Un plan para “sanear” RTVV que acabará liquidándola

 Aquí se está dando este caso: alguien pensó en un plan para liquidar el estado de cosas en RTVV. Los ejecutores, que no piensan, se limitaron a ponerlo en práctica, y como no son solventes ni ellos ni los que pensaron el plan, no tienen capacidad, se van a quedar con el culo al aire. Si, de la misma forma que me estás haciendo a mí una entrevista sobre mi trayectoria profesional, se la hicieras a ellos, ¿cómo han llegado ustedes al mundo de la televisión?, ¿qué hacen ustedes en televisión?, se vería enseguida que ni aman la televisión ni saben nada de ella ni les interesa lo más mínimo. Están ahí de casualidad. Les da igual estar en Canal 9 o en la IBM. Si a mí me dijeran, “Ricardo, vas a dirigir el departamento de informática de la IBM”, yo les diría, “perdona, pero no, porque no tengo ni puñetera idea”. Pero aquí, no. Aquí le dicen a un señor, “Vas a dirigir la Televisión Valenciana”, y sin tener ni idea dice, “Sí, señor, yo la dirijo”. Si yo me pongo a dirigir la BMV y fabrico coches a los que le falta una rueda, es evidente que voy a arruinar la BMV, porque la gente quiere coches con todas las ruedas. Canal 9 está haciendo coches sin una rueda, que no van a vender; por eso tiene la audiencia que tiene; no puede funcionar. Esta excusa de que quieren hacer una empresa rentable es una locura, es inviable. Para hacer una empresa de televisión rentable te tienes que quedar con los profesionales que saben hacer televisión, no te puedes quedar con aquellos que han hundido la empresa. No tienen capacidad ni para despedirnos, no saben ni despedirnos.

 Es tan diferente esto del modelo anglosajón público. Tengo un amigo inglés director de ópera que me cuenta cómo se funciona allí. En la Gran Bretaña las referencia son muy competitivas. Si Fulanito de Tal es el número Uno, aquel que quiera ser considerado, se ha de acercar al número Uno. Y si tú, por lo que sea, resulta que lo superas, a partir de ahí al referencia eres tú. Y todos van a por ti. Eso quiere decir que cada vez que hay una superación, todos suben un escalón. Por eso cuando tú ves una serie de televisión británica, pública o privada, te quedas boquiabierto. Con la iluminación, con los guiones, con la actuación; le quitas la voz, te fijas en los secundarios y te das cuenta de lo profesionales que son. Aquí, no. Aquí resulta que si el que te dirige sabe menos que tú, es evidente que has bajado un escalón. Y si tú quieres llegar a ser considerado, lo que consigues es que te despidan, porque no vales para esa empresa en la que tienes que supeditarte a la mediocridad y a los parámetros políticos.

 Otro amigo norteamericano, un cámara de los mejores Nueva York me dice que no puede ni irse de vacacione, que la competencia es tan fuerte que tienes que estar siempre despierto. Eso sí, gana muchos miles de dólares al mes, con los que se paga sus seguros.

 La realidad con la que se van a encontrar estos incompetentes de Canal 9 es que no pueden sacar adelante una empresa sin profesionales. Tampoco les va a funcionar el modelo de economía de mercado con sueldos de país tercermundista. Su modelo es, “yo te tiro a la calle, tu te apañas la vida como un buen profesional de un país europeo, pero yo te pago el sueldo de Marruecos”. Pues, no.

 ¿Qué vas a hacer cuando salgas de Canal 9?

 Yo no espero a eses momento, yo ya estoy haciendo. Cuando me he cogido excedencias es porque he trabajado fuera, para aumentar mi creatividad, luego, porque nunca me fío de nadie, como he dicho antes, y en tercer lugar, porque soy de los que siempre mira hacia delante… A veces miro para atrás, pero como no puedo volver atrás, tiro para delante.

 No tengo nada seguro en estos momentos. Por ejemplo, el día 7 [de abril] me voy a hacer un documental a Suráfrica sobre tradición oral, producido por mí, aunque en beneficio de una fundación. En este caso voy sin cobrar, pero me quedaré las imágenes para realizar un proyecto particular con el que poder financiarme. También tengo proyectos fuera del audiovisual, estudio en la Politécnica, doy clases en la UJI… Supongo que cuando deje de trabajar, el 31 de agosto intentarán borrarme a mí y a todos de la memoria de Canal 9, pero la memoria no se borra. Lo demostré en el documental sobre la Filmoteca Afgana, “Los Ojos de Ariadna”.

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Ricardo Macián en Afganistán con un grupo de locales

 La Vocación

 Yo empecé con fotografía, aficionado, a los 14 años. Llega un momento en que voy haciendo trabajitos, y trabajo para una productora. Todo esto con 17 años, antes de empezar a estudiar en la Universidad. El Epla de audiovisual (Escuelas Profesionales Luis Amigó) había cerrado, la Marxadella de Torrente no había abierto, Comunicación Audiovisual (Periodismo) sólo estaba en Madrid y en Barcelona. Me gustaba mucho el documental, este tipo de cosas. Así que decido hacer una carrera que me sirviera como conocimiento para lo que quería yo hacer. En principio tenía en la mente hacer Oceanografía, pero sólo se hacía en Canarias; estaba influido por los documentales de Cousteau. No tenía dinero para desplazarme a Madrid ni a Barcelona ni a Canarias. Así que decidí estudiar Geografía e Historia en Valencia. Nunca me he arrepentido de ello. Me especializo en Tiempo y Clima y Urbanismo Valenciano. Mientras, sigo trabajando en los vídeos. Hago Imagen y Sonido durante un año en una academia privada, a la vez que Geografía. Luego me empiezo a formar. He hecho muchísimas bodas… que tienen una cosa importante. Enseñan mucho, es tipo informativos, te enseña a hacer las cosas bien y rápido, es un acontecimiento irrepetible y muy importante, porque un fallo es irreparable. No puedes recurrir a eso de “haz como que”; si no has grabado los anillos no se van a volver a casar…

 Acabo la Universidad, empiezo la mili, y salen las oposiciones a Canal 9. Me presento, no cojo plaza, pero enseguida me llaman y me contratan, en el verano del 89; cualquiera que estuviera trabajando en esto tenía muchas posibilidades, porque no había profesionales con experiencia en Valencia. Aprobé en las siguientes oposiciones. Y así hasta la fecha.

 He trabajado en Canal 9, cogiendo excedencias, porque yo soy de mente inquieta… primero porque nunca me he fiado de nada ni de nadie, pero no en sentido peyorativo, sino porque yo soy así, cojo las cosas con campo y perspectiva, analizo y luego opino.

 En Cuba estuve en la Escuela de Cine unos meses, haciendo guión cinematográfico. Hice dos años de guión en la García Berlanga. Un curso de documentales en Televisión Española. He sido estudiante por libre de la Marxadella. Luego por mi cuenta he aprendido montaje… Nunca he dejado de formarme.

 Experiencia profesional previa a Canal 9

Cuando eres joven, la naturaleza te inclina a la temeridad. Cuando tenía 17 ó 18 años me enviaron a hacer unas fotografías a un campeonato de atletismo de minusválidos. En ese momento sólo tenía una cámara. Los profesionales llevaban dos cámaras para cuando se les acababa un carrete. Yo tenía que parar de hacer fotos y cambiar de carrete. Me acuerdo que vino una persona y me dijo, “oye, ¿tú no deberías llevar dos cámaras? ¿Tú eres profesional?” Y yo dije, “Sí, es que la otra se me ha estropeado.” En ese momento yo me sentí como ninguneado en el mundo profesional. Pero mi determinación era que me daba igual. Yo iba a ir para delante… Las fotos salieron bien, las entregué, no hubo problema. Ahí me di cuenta de mi carácter competitivo.

 Me ha pasado también con el tema no sólo profesional, sino de aficiones. Hace tiempo, en una entrevista a Alaska, le oí decir una frase que suscribo, porque me ha pasado mucho: “Todas las cosas que he dejado de hacer en esta vida, ha sido por miedo. Y las que he hecho, también.” Muchas veces yo me he echado al ruedo por superar el miedo. Esto lo hago, primero por ímpetu, pero nunca sin miedo.

 Soy aficionado a la escalada. Cuando empecé, una vez, subiendo por el Peñón de Ifach… (cuando quieres avanzar, siempre tienes que hacer una vía un poquito superior a tu nivel; si no, no avanzas…) me metí en una vía más difícil de mi nivel, y cuando estaba en mitad, me entró la moto, que es que te tiemblan las piernas; miras para arriba y te das cuenta de lo difícil que es subir, pero miras para abajo, y sabes que no puedes bajar. Sólo tienes una opción, subir.

 En la vida me ha pasado igual. Me he metido en muchos fregados, pero siempre he salido airoso. Y ahí me he dado cuenta de que lo mío ha sido siempre el improvisar, quizá anticipar, pero aprovechar todo lo que se me presentaba, y hacerlo rápido. Aprender rápido. Esto me ha servido mucho en Informativos. En el 81 yo estaba con 25 años en Yugoslavia, en la guerra. Y no tenía experiencia. Me cruzaba con Pérez Reverte, el reportero de las balas y el chaleco, y con Eguiagaray, el corresponsal político de TVE en Centroeuropa… Tú vas allí con 25 años y te das cuenta de que tienes mucho camino por recorrer.

 Experiencia profesional en Canal 9 y fuera de RTVV

 La experiencia principal para mí ha sido la de Afganistán. No por la experiencia en sí, que también, sino por lo que me ha reportado. Yo, gracias a Canal 9 fui a Afganistán de corresponsal. Gracias a eso conocí a una serie de personas, y gracias a estas personas pude hacer un documental de 90 minutos sobre la Filmoteca de Kabul. Y aquí también me eché al ruedo. Fui allí con Canal 9 el 2001 ó el 2002, y me quedé con una historia que desarrollé el 2004, cuando volví solo a Afganistán con una cámara pequeñita. Me tiré un mes allí grabando entrevistas. Hubo momentos en la habitación de la pensión, aburrido, sin nadie con quien hablar ni salir, que me dije lo mismo que en la escalada, no hay marcha atrás. En 2005, ya en España, hice un guión con Carlos Muguiro durante un año, reuniéndonos una vez al mes en Madrid. En 2006 fuimos a grabarlo a Afganistán. Y en 2007 se estrenó. Bueno, fue una apuesta personal, con hipoteca de casa incluida, y salió bien.

 Gracias a eso he conseguido trabajo para otros documentales, guiones y demás.

 Viajero por el mundo

 He estado en [la antigua] Yugoslavia, Albania, Somalia, Sahara, París, Bruselas, Londres durante la guerra de Irak, Afganistán. He hecho el primer viaje por el Túnel de la Mancha en el Euroestar [tuve la suerte de compartir con Ricardo ese trabajo]. Para el programa D’ací d’allà [de Canal 9] dimos la vuelta al mundo, empezando por Camerún. Estuvimos en Japón, en Islandia, en Canadá, en Nepal, en Austalia; eran valencianos que llevaban viviendo 10 años en un país, y luego hacíamos una entrevista a un nacional de ese país que vivía 10 años como mínimo en España. Fue de los primeros programas del tipo “Valencianos por el mundo”. Lo hice con la productora Malvarrosa Media, para Canal 9, en una de mis excedencias.

 Por mi cuenta, entre turismo y trabajo, he estado en Australia y Nueva Zelanda, en Cuba; he hecho documentales en la India a Vicente Ferrer y a Osel, el lama español. Para el Centro Excursionista de Valencia hice el viaje de Alexandra David Neel, de Katmandú hasta Nepal, la primera mujer occidental que entró en Lhasa disfrazada de hombre. Vivió 40 años por la India, y en Nepal… Tiene un museo en Vigné, en Francia… Con 101 años, el día antes de morir se renovó el pasaporte. Yo creo que voy a ser de esos. El proyecto formaba parte de una propuesta de documentales, llamada Descobrint, cuya cabecera gráfica se usó después para el programa Solidaris, un proyecto de Luis Lizarán.

 También he estado recientemente en Bolivia, donde he hecho un documental sobre la enfermedad de Chagas. En Guatemala, Chile, Argentina. Casi siempre trabajando, aunque también de vacaciones.

 

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