Rusia. Guerra. Destrucción. Estupidez

Un lamento de Fernando Bellón

Hace doce días ironizaba sobre la estupidez de los que dirigen la política de los estados más importantes de Europa y Norteamérica. Decía que hace falta ser idiota para anunciar la fecha de una guerra, y esperar que el enemigo caiga en la trampa de iniciarla. Para desconsuelo y perplejidad mía, ha ocurrido.

Putin ha demostrado que le domina el rencor, la codicia y la estupidez. Le costará caro, pero más costará a los pobres rusos y ucranianos que pierdan la vida en esta guerra idiota.

“Occidente”, cuyos vicios mayores son el cinismo, la codicia y la estupidez, tiene ahora la razón de su parte. Siempre que consideremos la guerra como un fenómeno impersonal, un campo de operaciones de sala de Estado Mayor, y no como un desastre que en estos tiempos bordea lo apocalíptico.

Y tanto que lo bordea. Si es una muestra de estupidez el desenfreno bélico de Putin, ¿por qué no va a llevarnos el desenfreno de uno y el revanchismo de otros a una guerra nuclear? Los ejércitos avanzan hoy por el filo de un abismo al que caeremos los civiles si continúa dominando el rencor y el cinismo de los que dirigen la guerra.

En los próximos días comprobaremos cuáles son los objetivos estratégicos de Putin. Y digo de Putin y no de Rusia porque no concibo que una mayoría de rusos apoye la guerra con fervor.

¿Ocupar todo el territorio de las dos regiones ucranianas que se han declarado independientes, pero que no dominan toda la extensión de sus novísimos estados, Donetsk y Lugansk?

¿Anexionar esas regiones a Rusia? ¿Colocar tropas rusas en las fronteras de Estonia, Letonia, Bielorrusia, Georgia y Azerbaiyán para seguir presionando a la OTAN?

Desde luego no se me ocurre que el objetivo de Putin sea anexionarse Ucrania, porque esa decisión es una maldición para el ejército ruso, obligado a reprimir con violencia y crueldad a un pueblo que dicen “hermano”, y por tanto provocaría la resistencia de esos “hermanos”, pertrechados por una OTAN que parece encantada en proclamar el inicio de la Tercera Guerra Mundial sin sonrojarse.

¿Y los españoles, qué podemos hacer? Manifestar a Putin que suspenda su acción militar en Ucrania, exigir a nuestros gobernantes un esfuerzo supremo de prudencia y declararnos ajenos a un conflicto que no nos afecta en casi nada, si no es en perjuicio nuestro. Neutralidad y salir de la OTAN lo antes posible.