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Agricultura y naturaleza

XXVII Fira Alternativa de Valencia

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Fundamentos: la autogestión, el pensamiento crítico, la horizontalidad, el respeto a los animales y al medio ambiente.

Si el éxito de un evento público se mide por su asistencia, la 27ª Fira Alternativa de València lo ha sido con precedentes. Los precedentes son los de las ediciones anteriores. Situada en el cauce del subterráneo río Turia, entre los puentes de la Peineta y de las Flores, la Fira, entre el 6 y el 8 de junio ha sido un polo temporal del campo magnético que fluye por el parque encajonado en la ciudad: una corriente continua de ciclistas, patinadores, corredores, familias convencionales, familias uniparentales, amigos y amigas, peñas deportivas, gimnastas de todo género, practicantes asociados de la meditación, el yoga y lo que haga falta. Un caleidoscopio de la realidad social, urbana, periurbana y montaraz, que se refleja con precisión heterogénea en los puestos de la Fira.

Organizada hace 27 años por el colectivo Caleidoscopi, persiste cada temporada con más fuerza, porque lo alternativo y lo convencional se tejen en tiempos de crisis. Organizada y sostenida por el trabajo abnegado de voluntarios y financiada con las cuotas de los exhibidores, la Fira Alternativa de València es un fenómeno sin parangón, porque hay pocas ciudades españolas donde se realice algo parecido. Josep Manuel Pérez es uno de los organizadores, y ha contado a Agroicultura-Perinquiets cómo se hace esta Fira.

Entrevista y fotos de Gaspar Oliver

SONY DSCCaleidoscopi es un colectivo que integra a otros colectivos con el objetivo de organizar y coordinar la Fira Alternativa de València. La Fira nace [en 1987] de la necesidad de determinados colectivos y personas que se habían ido al campo a hacer una vida alternativa y diferente, autogestionaria… Muchos de ellos se dedicaron al cultivo ecológico y a la artesanía. Se habían ido a la montaña huyendo de la ciudad en un momento de descrédito de las posibilidades de cambio social. Así que el origen de la Fira es dar a conocer a la urbe los proyectos que mucha gente había emprendido fuera de ella. Desde el punto de vista sociológico era el momento de la post-transición, el desencanto. Muchas personas activas en los años anteriores decidieron cambiar su vida, y con la Fira se trataba de transmitir a la ciudad su experiencia.

Los dos o tres primeros años se hizo en el parque de Viveros. Allí también se hizo un Encuentro Internacional contra la Energía Atómica. Arrancó con mucha fuerza. Luego, el Ayuntamiento nos envió al cauce, pero a la altura de las torres de Serranos, hasta que nos pasó a esta zona.

Una feria como esta no sale gratis.

Intentamos hacerlo poniendo en práctica la autogestión. Los esfuerzos más importantes son del grupo que trabajamos durante todo el año, que en verano nos tomamos un respiro, y que en octubre o noviembre empezamos a reunirnos, una vez a la semana primero, y luego con mayor frecuencia. Hemos acumulado un “saber hacer” propio de este evento. Lo hacemos sin cobrar un duro, claro. Sí cobra alguien. Antes teníamos carpas hechas por artesanos a base de hierro, lonas, que nos habían regalado. Pero para montar eso necesitabas veinte personas medio día. Así que al final hemos tenido que delegar determinadas cosas del montaje, por ejemplo, esta carpa en la que estamos es alquilada, igual que las carpas del bar de la Fira, o los baños, que antes también eran artesanales, y ahora parte de ellos son módulos que cuestan dinero. Eso implica que tienes que sacar dinero de algún sitio.

Xavier de Bétera y su rondalla

Xavier de Bétera y su rondalla

¿De dónde?

De las aportaciones que hacen los que montan las paradas, alimentación, artesanía y colectivos sociales. Pero también de las ventas de bebida del bar.

¿Cuántas personas participan en la organización?

Al cabo del año nos reunimos asiduamente siete u ocho personas. Y ahora somos más claro, hay voluntarios porque tenemos que organizar 45 puestos de los colectivos sociales, entre 40 y 50 de alimentación, y de artesanía, más de 80. Intentamos que todos ellos se impliquen, y en general lo hacen.

¿De dónde vienen los feriantes?

La mayoría son de la Comunidad Valenciana, pero hay puestos como el de Lakabe, un pueblo ocupado de Navarra, que vienen desde hace muchos años a hacer pan. Vienen de Granada, de Canarias… Claro con una trayectoria de 27 años, aquí reunimos a gente de todas partes a la que le gusta esta marcha, porque es muy difícil encontrar una Feria como esta.

SONY DSC¿Hay otras?

Hay otras ferias sostenibles y todos estos adjetivos, pero a este nivel de autogestión, yo creo que somos la única. Bueno en Sevilla hay una que dicen que funciona como nosotros, yo no lo sé porque no he estado. En otras partes de la geografía están saliendo a partir de la Red de Economía Alternativa y Solidaria, que está impulsando una idea que se llama el mercado social. Reúne muchas de las cosas que nuestra Fira defiende desde hace 27 años. REAS es una red muy importante que funciona bastante bien. El año pasado acudimos a una reunión para conocerlos y contarles nuestra experiencia.

Lo alternativo y lo convencional se mezclan en tiempos de crisis.

El término “alternativo” es poco definitorio. Uno es alternativo a algo, y ese algo es muy diverso. En nuestra difusión decimos que nuestras propuestas alternativas se reflejan en la gente que viene y participa. Nuestra “alternatividad” se fundamenta en la autogestión, el pensamiento crítico, la horizontalidad y en todo lo relacionado con el respeto a los animales, al medio ambiente. Los puestos de alimentación son ecológicos y vegetarianos. La artesanía está hecha por los que montan la parada, los vendedores son los fabricantes. No dejamos que participen partidos políticos, grupos relacionados con la Iglesia, Nos definimos en la marcha, no tenemos un eslogan o una doctrina.

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