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Cultura y comunicación

El Gran Formateo (The Big Reset) ¿Escenario de éxito?

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Una reflexión de Fernando Bellón, editor de Agroicultura-Perinquiets

La oposición Globalismo Vs Nacionalismo está «incendiando las redes», y es pertinente utilizar la expresión, porque las visualizaciones de los antiglobalistas son millonarias. Las de quienes defienden el globalismo, sus propósitos y sus métodos no admiten medidas equiparables, porque su campo de acción son los medios convencionales de comunicación y de distribución de ficciones, que suman una mayoría aplastante, siempre a favor de las bondades de una sociedad en la que por fin todos seremos iguales, no nos faltará nada y viviremos en la felicidad perpetua.

A continuación viene un resumen personal descriptivo del escenario, basado en la visión antiglobalista del fenómeno, seguido de una serie de objeciones por mi parte al pesimismo que destilan los antiglobalistas. No estimo oportuno oponer ningún esquema pro globalista, porque sus argumentos impregnan los medios. En cualquier caso estos argumentos se reducen a uno: todo lo que se oponga a la globalización es anatema.

MARCOS DE ACTUACIÓN

El Objetivo no oculto de la globalización es un gobierno planetario. Se presume que sea de tecnócratas, queda sin definir el método de designación de esos tecnócratas.

Métodos empleados para alcanzar la globalización (insisto, según los antiglobalistas). Una supuesta cuarta revolución industrial basada en la alta tecnología y en la digitalización de la vida doméstica y laboral. La difusión de ideas e ideologías huecas, a saber: Progresismo evolucionista; Cambio Climático; Transgénero; Transhumanismo; LGTB; Eugenesia: aborto y eutanasia.

Instrumentos. El uso machacón, doctrinal, y monotemático de los mass media, incluidos la tecnología digital y la Red de Internet. Y según los antiglobalistas más suspicaces, el uso de la Covid 19, fabricada por laboratorios globalistas, como prueba para observar los resultados de un confinamiento, una suspensión de los derechos y libertades de la democracia parlamentaria.

También son instrumentos organismos internacionales como la ONU, la UNESCO, la OMS, el Banco Mundial, etc, en cuyos cuarteles generales se forjan las nuevas elites encargadas de la futura dirigencia del mundo.

Pruebas aportadas por los antiglobalistas. Actividad ideológica, formativa e inversionista de grandes fundaciones ligadas a empresas o a grandes empresarios. Declaraciones efectuadas por foros que representan esos intereses. Declaraciones personales de los propios empresarios filántropos mediante entrevistas y libros firmados o suscritos por ellos.

¿Quiénes son los globalistas? Por sintetizarlo en un esquema: Las Big Tech, las cinco compañías que dominan la Red de Internet; las Big Pharma, en pocas palabras, las productoras de vacunas anti Covid; la Big Finance o plataformas financieras; las grandes compañías energéticas e industriales. Y su instrumento propagandístico los grandes consorcios mediáticos, sostenidos por las fuerzas enunciadas y estimulados por los filántropos.

OBJECIONES RAZONABLES A LA REALIZACION DEL GRAN FORMATEO

La tremenda inercia histórica de los estados, un peso muerto formidable difícil de manipular, de desviar, de neutralizar.

La diversidad política y económica de los estados del planeta. La fortaleza del estado chino es el mayor obstáculo, junto con el ruso, el norteamericano, el indio, el brasileño y los países europeos de mayor peso económico. Puede argumentarse que desviar hacia el globalismo a estados débiles como los africanos sería más sencillo. Pero eso está por ver. Al igual que sucede con los estados de tradición islámica, cuya ideología/religión es muy difícil de borrar; sería como despellejarlos y dejarlos en carne viva, lo cual posiblemente incrementara la resistencia a ser absorbidos.

Diferencias culturales e idiomáticas. Puede suponerse que las comunidades de hispanohablantes y de angloparlantes serían más fáciles de manejar porque la lengua es un instrumento de ideologización manifiesto. Pero no deja de ser un supuesto, porque la misma lengua es el instrumento de defensa ideológica de los antiglobalistas, y lo hacen con creciente energía.

Inexistencia de un programa de acción global: no existe otra táctica que la expuesta en los «Marcos de Actuación» mencionados más arriba. En cuanto a la estrategia, la única disponible es la incluida en el propósito u objetivo de conseguir la globalización; no sabemos cómo se hace eso fuera de los métodos e instrumentos muy generales como la financiación de las instituciones transnacionales, de grupos de pensamiento, de medios de comunicación. El flujo del dinero no garantiza la construcción de un nuevo modelo político.

Conflictos intraglobalistas. Aunque el objetivo de todos sea el gobierno planetario, hay distintos intereses: no actúan y esperan lo mismo los capitanes de la industria, los capitanes financieros y los capitanes de la gran tecnología.

Diversidad de medios de comunicación y difusión. Esto se manifiesta en la pugna por el dominio de la Red y las redes, y la cantidad de desinformación que las inunda, unas veces con premeditación de quien produce la basura, otras con la participación incontrolada de figuras o instituciones varias.

ARGUMENTOS Y ACCIÓN DE LOS ANTIGLOBALISTAS

Crítica despiadada y eficaz de la deshumanización que promueve el globalismo.

Organización de instituciones privadas y personales para el fomento y la difusión de las ideas antiglobalistas.

Fundaciones, foros y páginas digitales de muchos agentes y militantes del antiglobalismo.

Activismo formidable de grupos conservadores y personajes católicos de Hispanoamérica, España y Brasil.

Se puede suponer que existen actividades semejantes en las redes anglosajonas, y quizá francófonas, germanófonas, italianas, etc. Yo no estoy familiarizado con ellas.

DUDAS LOBRE LA «AGENDA GLOBALISTA»

Si los globalistas (quienesquiera que sean) actúan sobre los gobiernos de naciones europeas poderosas, ¿también lo hacen sobre los EE UU, Rusia, China e India? ¿Por qué no se produce ninguna reserva, protesta, filtración de esas actividades? ¿Es creíble que absolutamente todos los políticos de los grandes estados sean marionetas de esos personajes que dirigen la acción globalista?

Se puede argüir que las presiones se ejercen como siempre se ha hecho y consta en los manuales de historia, para advertir o neutralizar decisiones estratégicas dentro del juego geopolítico, una forma de actuación muy antigua, tanto como los estados y los imperios. La más antigua constatada es la que explica Tucídides en su «Guerra del Peloponeso»: Esparta reacciona contra el imperialismo ateniense, que supone peligroso para su existencia. Pero esas actividades presentes forman parte de una acción planetaria, al menos supuestamente, no nacional o internacional.

También se puede alegar que el antiglobalismo no necesita marionetas, porque las acciones se vienen ejerciendo desde hace un siglo. A favor de esta situación está el argumento de la masonería y otras instituciones creadas por el gran capitalismo anglosajón, y las sociedades semi secretas creadas por magnates estadounidenses a principio del siglo XX. Pero las «agendas» de estas instituciones no son las mismas ni cuentan con los mismos instrumentos, salvo que sean meras máscaras para ocultar acciones globalistas desconocidas, una teoría ironizada en la trilogía Illuminatus, de Robert Shea y Robert Anton Wilson, publicada en 1975 y de escalofriante actualidad.

Hasta el momento, las declaraciones públicas de las organizaciones internacionales de las que supuestamente se valen los globalistas, de las fundaciones en las que se amparan y de los foros en los que se reúnen para trazar su supuesta táctica y estrategia, son vagas, inconcretas, carecen de tirón y de eficacia, son meras palabras sobre un futuro paradisíaco, algo incoherente con lo que ha sido la acción política de los hombres a lo largo de la historia.

EL COSTE DE LOS EXPERIMENTOS

La cuarta revolución industrial. Mejor que hablar de coste cabría hablar de tiempo, el necesario para que esa revolución industrial llegue a todos los rincones del planeta. Las promesas de esta revolución (muy distantes de sus realizaciones, que en sí mismas no son un perjuicio) se vinculan con las promesas ideológicas, que se tratan a continuación.

El progresismo evolucionista, la ideología que pronostica y promueve un futuro paradisíaco, ha calado en las poblaciones europeas y americanas que se pueden permitir debates ideológicos porque no se juegan nada, porque tienen a su alcance lo necesario para sobrevivir. El coste es en este caso económico, porque es necesario sufragar las necesidades de una población nada desdeñable que no tiene ni trabajo ni esperanza o posibilidades de tenerlo; también será preciso sufragar a miles o millones de pequeños empresarios y de autónomos, en el mismo caso que los asalariados. La aplicación de los programas de «digitalización» crearán todavía más desempleo, y los dineros necesarios para evitar la desesperación de los parados se incrementarán casi exponencialmente.

Las sociedades occidentales se dividirían en una fracción considerable de funcionarios públicos, de personas con empleo fijo y de pequeños y medianos empresarios prósperos, estos últimos más bien pocos en términos estadísticos. Habría que añadir a pensionistas y a algún grupo más como los discapacitados con suerte o con enchufe. La gran mayoría de la población dependería de los fondos públicos, no tendría trabajo, salvo chapuzas, y su futuro sería la vida estabulada o de rebaño.

(La visión distópica de este panorama muestra la rebaja de gastos sociales mediante la simple eliminación de aquellos a los que van destinados, viejos, enfermos crónicos, discapacitados físicos y mentales, poblaciones sin recursos. Selección no natural de grupos humanos.)

En el caso de los estudiantes, el problema social sería más grave, porque solo una minoría exigua acabaría empleada. A lo que habría que añadir la frustración psicológica de generaciones completas, de consecuencias previsibles: alcoholismo, delincuencia, violencia callejera, etc

Es posible que los globalistas hayan analizado todo esto y tengan remedios dispuestos. Está por ver que funcionen. No hay arquitectura financiera que soporte todo esto. Como se ha dicho antes, el flujo del dinero no garantiza la construcción de un nuevo modelo político.

Sin embargo, hay miles de millones de seres humanos que carecen de protecciones sociales. Me resulta increíble que los globalistas tengan una estrategia para transformar este caos social, económico y político en convivencia saludable.

Cambio Climático. Esta idea e ideología también ha calado en todas las sociedades (ignoro si en el Tercer Mundo se lo toma en serio la población). Se vende como la otra cara de la moneda progresista, es decir, el Infierno. Los efectos y coste de este fenómeno no se pueden valorar porque resulta difícil o imposible ligarlo a los factores económicos, y hacerlo supone retorcer cifras, estadísticas y fabricar conclusiones. El mayor efecto a mi juicio es la indiferencia de la población, que no reacciona a la palabrería de los gobernantes y de las clases dirigentes; es decir, todas las soluciones para evitar el Infierno se quedan en palabras, pero no pasa nada, nos resignamos a caer de cabeza en manos del Demonio. O en realidad sabemos que el Cambio Climático es una exageración o una falsedad, y no nos preocupamos por él.

Transgénero. Transhumanismo. Derechos LGTB. Estos tres fenómenos pueden ligarse en sus efectos. A largo plazo, la propaganda ejercida desde instituciones, gobiernos, partidos, oenegés, etc. los convertirá en moneda corriente, pero sin valor. La razón es evidente, el porcentaje de población afectada por ellos es mínimo. Y es estúpido pensar que en una situación de crisis económica generalizada, estos temas adquieran alguna relevancia. Si los/las transgénero constituyen un número infinitesimal, los transhumanos, además de una extravagancia ridícula y sin efectos comprobados para quienes automatizan parte de su anatomía, es en la práctica un fenómeno prescindible en términos estadísticos y demográficos. Por fin los misioneros de lo LGTB son en su mayoría folclóricos; otra cosa es que haya homosexuales, lesbianas, transexuales y bisexuales. Pero si no fuera por el escándalo que organizan ciertos propagandistas, serían ciudadanos anónimos; es más, presumo que la mayoría de los homosexuales, lesbianas, etc. se mantienen al margen de esos escándalos, y conviven discretamente con el resto de la ciudadanía sin sentirse amenazados.

En otras palabras, el desarrollo e implementación de políticas sobre estos asuntos carece de efecto. Salvo, eso sí, que se lleven a la escuela, a la educación infantil. En ese caso son de prever grandes conflictos.

Eugenesia, aborto y eutanasia. Los efectos de estos fenómenos se conocen, porque llevan en práctica bastante tiempo en distintos estados. Las consecuencias más graves podrían ser semejantes a las prácticas del nazismo, millones de exterminados por deformidades fisiológicas o intelectuales, cuando no de raza. Esto se puede interpretar como una garantía de salud de la sociedad, de la que se suprimen sus individuos «costosos» al presupuesto; es lo que decían los nazis y todos aquellos que lo han practicado, desde las tribus en estado de salvajismo a los espartanos.

El aborto y la eutanasia son materia de controversia moral, en especial en el cristianismo, más bien del catolicismo, en todos los tiempos, si bien en estos momentos empieza a haber dudas entre los creyentes: matar a un feto no es lo mismo que matar a un niño o a un adulto, se dice. El razonamiento ha de poner énfasis en MATAR, no en la salud de la madre o el reposo del enfermo terminal. Si matar nos lo hemos prohibido los seres humanos (por mucho que no cesemos de hacerlo) como principio, da igual que el objeto de la extinción sea un par de células que un anciano agonizante.

Si a estos fenómenos unimos el COVID 19, tanto en el supuesto de que esta gripe funesta sea una fabricación perversa, como en el otro caso, que sea una pandemia natural, los efectos son exactamente los mismos: millones de muertos y enfermos, caos sanitario, ruina de sectores enteros de la economía, paralización de los transportes humanos, descenso del consumo y de la fabricación de bienes…, y consecuencias imprevisibles en los modelos de vida social.

Que los dirigentes globalistas aprovechen esta «oportunidad de cambio» para acercarse a su objetivo de gobierno planetario es una posibilidad verosímil. Otra cosa es que lo consigan, porque las variables que hay que manejar son innumerables, y no hay ni máquinas ni sabios que las combinen en la dirección deseada por los globalistas. No hay algoritmos, podríamos decir con sentido del humor.

Todo esto es lo que me hace dudar de las probabilidades de éxito de los globalistas, por muchos medios que empleen, incluida la violencia donde puedan practicarla si les parece necesaria.

No obstante sigue siendo necesaria la denuncia del globalismo y de sus instrumentos declarados y ocultos.

La labor de las innumerables personas, por su cuenta, mediante los instrumentos a disposición de todos en las Redes, y mediante distintas instituciones y fundaciones, sigue siendo clave, decisiva, imprescindible: la defensa del Estado, la crítica implacable contra las instituciones existentes, desde la Unión Europea a la ONU, pasando por todas las conocidas.

Algo que me llama mucho la atención en esta dialéctica Globalismo Vs Antiglobalismo o Nacionalismo es la adscripción conservadora de los segundos. Puede ser una reacción en sentido etimológico, como lo que domina el impulso globalista es la ideología progresista, los que se oponen a ella han de ser conservadores. Esto lo he observado en las declaraciones de quienes promueven el nacionalismo en el ámbito iberoamericano y en el español. Se dicen conservadores y católicos, es decir, verdaderos católicos, de acuerdo con la doctrina católica acuñada en los primeros siglos de la Iglesia y vigente hasta la fecha.

Veo en esto un problema, porque de la misma forma que hay muchos progresismos, hay diferentes conservadurismos. Reducirlo todo a un conflicto ideológico empobrece el debate. Entiendo, no obstante, que los portavoces más cualificados del nacionalismo hispanoamericano simplifiquen el mensaje en favor de su comprensión y difusión. Pero deberían hacer un esfuerzo para dar una base sólida a su postura. Es posible que se esté haciendo, y en el desarrollo del conflicto se vayan perfilando personajes e ideas.

Hasta ahora, se había supuesto que la «izquierda» poseía el monopolio del pensamiento político; esto era así porque la «izquierda» se ocupaba mucho en manipular y denigrar filosofías y modos de pensar conservadoras, que las ha habido y las sigue habiendo. Sin embargo, en las últimas décadas, ha habido un brote (nada casual) de pensadores y filósofos que han contribuido a la construcción de la idea del progresismo, que ha arrasado todas las propuestas de la izquierda.

La confusión ha llegado al propio pensamiento conservador, algunos de cuyos representantes hablan del triunfo del comunismo. El comunismo dejó de existir, como propuesta realmente existente, con la extinción de la Unión Soviética. Y el «comunismo» vigente en la China, en Corea del Norte o en Cuba no tiene nada que ver con el del manifiesto que firmaron Marx y Engels hace siglo y medio, y tampoco con el bolchevismo leninista. La verdadera amenaza del progresismo imperante no es la construcción de un modelo comunista, sino que abra las puertas y facilite a los grandes del planeta la instauración de un orden global despótico.

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