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Bitácora y apuntes

La Justicia

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Una reflexión de Rafael Escrig, tomada de su pagina de Facebook

Delante de un Palacio de Justicia, parecería obvio que se colocara la imagen de La Justicia, o algún símbolo que la representase. Sería como el escudo heráldico sobre el dintel de un palacio, o como la cruz en la fachada de una catedral.
Pero todo eso está obsoleto, lo entiendo. Los tiempos han cambiado y la justicia también cambió con ellos. Viendo lo que vemos, resultaría demasiado hipócrita seguir poniendo a La Justicia, ciega, con una espada en una mano y la balanza en otra.

A estas alturas todos sabemos que no es así. Quizá no lo fue nunca, pero ahora mucho menos. Ya no existe el mismo temor a la justicia. Las penas se han hecho blandas. Todo el mundo delinque y entre abogados y jueces se hacen tratos y favores.
La Justicia de hoy tiene la venda levantada, la espada es de plástico y la balanza tiene el fiel amañado, como el peso de los comerciantes tramposos.
La Ciudad de la Justicia de Valencia, delante de la entrada no tiene a La Justicia ciega, por supuesto. En su lugar hay colocada una escultura moderna, como en una plaza cualquiera, como en una rotonda, pero menos llamativa, o no, quizá más llamativa, por lo desconcertante.
La escultura, que se supone del escultor Gerardo Rueda, es falsa y supuso en su momento una causa por la que se imputó a varios políticos por fraude, entre ellos a Consuelo Ciscar, directora entonces del IVAM.
Esta ridícula obra de arte, además de fraudulenta de por sí, no es ningún símbolo de la justicia, no la representa, bien al contrario, es el símbolo del fraude y de la malversación de quienes nos gobiernan.
A la entrada de esta Ciudad de la Justicia, esta escultura es el peor presagio si lo que deseas es recibir justicia y honradez.

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