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Cultura y comunicación

Una semana teatral en Nuremberga

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Una crónica de Fernando Bellón

Cuenta Goethe en sus memorias, “Poesía y Verdad”, que la afición al teatro se la estimuló su abuela paterna con un teatrito de Navidad montado en la habitación de la anciana, siendo Goethe un niño. La escena la narra también el poeta alemán en los primeros capítulos de su “Misión Teatral de Guillermo Meister”, donde el padre del protagonista observa a su madre preparar un teatro de marionetas para sus nietos. El impacto que la representación doméstica causa en Guillermo es tan grande, que su vida se convierte en una “misión teatral”, la primera novela de esta trilogía de Bildungsroman, o novela de formación, en la que Goethe se da a conocer a sí mismo mejor que en su autobiografía.

El teatro en Alemania es una institución protegida, mimada y practicada en todas sus formas profesionales, aficionadas, para adultos, para niños, para jóvenes… Allí se fomenta el teatro con constancia y con pasión, y prácticamente todas las clases sociales tienen un criterio y un gusto, por extravagante que sea. Pero asisten al teatro casi como se asiste al fútbol.

Los dos actores del Theater Rootshlöffel. Fotografía tomada de su página web.

Los dos actores del Theater Rootshlöffel. Fotografía tomada de su página web.

A mi nieto Jannik, que ahora tiene cinco años y pico, le llevan sus padres al teatro desde los tres. El otro día fue con su abuelo, un servidor, y su viceabuela, Toñi a ver Kaspar und der Silberne Ring. Kasperle es un personaje infantil y juvenil en toda Alemania; a veces en marioneta, a veces a través de un actor, interviene en aventuras sencillas que se repiten en todos los escenarios infantiles del mundo con personajes parecidos. La compañía que organizaba el evento era el Theater Rootslöfel, ubicada en la ciudad de Nuremberga. Cuatro de los cinco personajes de Kaspar y el anillo de plata los interpretaban dos actores maduritos, de más de 50 años, dos profesionales estupendos que evitaron en todo momento la ñoñería con que algunos interpretan el teatro infantil. El quinto personaje, la princesita, lo realizó una de las profesoras, ignoro si espontáneamente o ya avisada, porque lo hizo muy bien.

Jannik se lo pasó en grande junto a la chiquillería que abarrotaba la sala, un colegio del barrio de Muggenhof, barrio de artistas de la ciudad, con un centro cultural anexo, Kulturbüro Muggenhof

El Theater Roostslöfel ofrece un repertorio de siete obritas de alrededor de una hora que mueve por Franconia y acaso por Baviera. Viven de él media docena de personas, y viven dignamente. Esto en España resulta excepcional, y no sólo por el brutal Iva que soporta la creación artística, sino porque todavía falta un público dispuesto a pagar por ver el trabajo de profesionales del teatro. Imagino que en la próxima generación las cosas habrán mejorado.

Dos días después, Jannik se convirtió de espectador en protagonista del teatro. Fue en el Centro Galego  de la ciudad, donde un grupo de padre y madres jóvenes españolas acuden, sábado sí, sábado no, con sus hijos pequeños para empaparse de la cultura de sus progenitores, que vienen de todas partes de la Península y tan pronto cantan en gallego como en euskera como en castellano, bailan en todos los idiomas y realizan manualidades. Es el Pío Pío, una iniciativa privada sostenida con los bolsillos y el entusiasmo de los jóvenes emigrantes, muchos, aunque no todos, con carrera universitaria y un trabajo de alta tecnología, como se ha referido hace un año en Perinquiets.

Aprovechando que mi mujer Antonia Bueno había representado su “Trilogía de Mujeres Medievales” en el marco de la Semana Cultural Española en Nürnberg, los padres pidieron a la viceabuela de Jannik que les organizara una especie de taller de teatro para los chavalines. Antonia y Jannik prepararon el programa en casa, y en el salón del Centro Gallego donde suelen reunirse, aparecieron vestidos, una con indumentaria de Reina Sancha de la Hispania, y el otro con un disfraz heteróclito que venía a ser el de un rey o un príncipe.

La experiencia entusiasmó a los niños y a los mayores, y espero que causara en Jannik una impresión parecida a la que impactó en Goethe y en su Guillermo Meister, aunque sea demasiado arriesgado predecir una misión teatral en mi nieto.

La Semana Cultural Española  en Nürnberg la ha organizado el Centro Español de la ciudad, uno de los más antiguos en Alemania http://www.centro-espanol.com/cenhome.htm . La Trilogía de Mujeres Medievales de Antonia Bueno encajaba en ella como anillo al dedo: historia española, recorrido por las tres culturas que han conformado nuestro país, canciones en gallego, en ladino y en español, pequeños textos en valenciano y en árabe; un friso espectacular, nunca mejor dicho, de lo que fuimos y seguimos siendo los españoles. Se realizó también en el barrio de Muggenhof, en una sala multiusos del Werksttat 141, en lo que, hasta su cierre fueron, instalaciones de la empresa de electrodomésticos AEG, que la ciudad de Nuremberga ha recuperado para uso colectivo cultural.

Antonia Bueno como Zahra, favorito de Al Andalus en la SEmana Cultural Española en Nürnberg

Antonia Bueno como Zahra, favorito de Al Andalus en la SEmana Cultural Española en Nürnberg

El público asistente no fue tan numeroso como en el taller infantil. Se había programado un miércoles por la tarde y en lugar todavía no es muy conocido por los ciudadanos locales y forasteros. La representación conmovió a los espectadores, algunos de ellos alemanes con conocimiento del español. Los entusiastas directivos del Centro Español de Nürnberg y los socios que asistieron quedaron harto satisfechos, y Antonia les reconoció su generosidad por invitarla a participar en esta Semana Cultural, que ya lleva varias ediciones.

Esta ha sido la crónica personal de una semana teatral en Nuremberga que ha complacido a tantas personas y en especial a la familia Wulfmeyer-Bellón.

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