CARGANDO

Escribir para buscar

Agricultura y naturaleza

Víctor Lacruz, discípulo valiente de Hesíodo

Compartir

Un labrador por encima de toda sospecha

Víctor Lacruz vive en Foios y cultiva unas hanegadas de tierra en l’Horta Nord de València. No tiene certificado ecológico porque dice que no le serviría para vender más, y también porque le costaría dinero y dolor de cabeza por el papeleo. Víctor Lacruz no necesita certificado de nada porque es un hombre por encima de toda sospecha. Reproducimos a continuación, casi sin retoques, la conversación grabada en su huerto hace unas semanas.

Fotos y entrevista realizada por Fernando Bellón

Después de la faena agrícola, la faena de preparar los productos para su venta.

Después de la faena agrícola, la faena de preparar los productos para su venta.

Tengo 55 años. Me dedico a la agricultura desde que se me acabó el chollo de estudiar. Mi padre tuvo un accidente cuando yo tenía 25 años. Entonces estudiaba Filosofía en la UV. Llegué al último año, pero no acabé. En Filosofía te hacen una pregunta, por ejemplo, “¿Es la Fenomenología un escepticismo?”, Tú, el primer año contestas un folio. El segundo, dos folios. El tercero, tres folios. El cuarto, cuatro folios. Y el último año, cinco folios. Yo no tenía ganas de escribir, y me marché. En la Filosofía que daban entonces, solo estaban los PNN con un poco de libertad, y después todos los demás eran del OPUS. Imagina qué tipo de filosofía te puede explicar gente del OPUS. Era el año 75, antes de empezar la transición. Antes no había posibilidad de conocer.

(Precisiones en torno a la edad de Víctor. Admite que sería más tarde)

En aquel momento, empezaban a aparecer libros nuevos por ejemplo en antropología. Ahora se edita toda la bazofia del mundo. Pero en aquella época se editaba lo que se había echado en falta hasta entonces.

Yo soy labrador porque he estudiado Filosofía. Filosofía es tener cultura. Cultura es cultivar. Todo lo demás es tontería. Cultivar quiere decir tener una relación con la naturaleza, por medio del silencio y por medio de las plantas y los animales. Con las personas, lo que se hace son masturbaciones mentales.

¡Sorprendente reflexión!

Nada de sorprendente. Vamos a ver. Aquí hubo una primera guerra mundial, y la gente estaba obligada a hacerse aliadófila o germanófila. Los intelectuales tenían que tomar partido. Pero salieron y dijeron que esa no era la cuestión, que el problema era el económico. Las ciudades absorben todo lo que es cultura, la comida, el agua, y provocan desiertos, y guerras y violencia. Eso dijeron ya entonces.

Alimento para las gallinas. Incertificable, pero orgánico cien por cien.

Alimento para las gallinas. Incertificable, pero orgánico cien por cien.

En España hubo un murciano que ya lo dijo, un maestro que murió muy joven. Fundó la Federación de Obreros de Levante en los años treinta. Estaba muy preocupado por las guerras y la violencia. Tiene una obra de folklore, en la que viene a decir que no hay normativas en la lengua, que cada uno puede hablar como le dé la gana. Y otra que se llama “El porvenir de la educación”. Preveía que el mundo iba a pegar un reventón. Era un hombre estilo Machado, a quien conocemos como poeta, pero es el pedagogo número uno de España. Le tocó poner en marcha el programa cultural popular durante la República, que desarrollaron Lorca y Buñuel y otros.

Se daban situaciones absurdas. Llegaban a un pueblo, y lo que querían era ver a la actriz, por si enseñaba algo o decía una cosa picante. Era todo lo que les interesaba. Machado llegó a la conclusión de que no puedes ir a ningún pueblo a enseñar nada. Da igual que seas de derechas, de la CNT, o de lo que sea. Tu llegas como un extraño a forzar la cultura. Lo que hay que hacer es enviar a personas que estudien a fondo la idiosincracia de ese pueblo, y diseñar una estrategia para sacar de las personas lo bueno y quitarles los vicios.

Lo que ha pasado es que la gente de los pueblos se ha ido a la ciudad, y personas que se rascaban en culo y tomaban el sol, se tenían que hacer políticos, de todo, para intentar sobrevivir. Esa es una profecía que hizo Machado.

¿Cómo dejaste la Filosofía siendo un pensador irreprimible?

Fue una cosa natural. Yo siempre he ido al campo. En mi época, estudiabas, y cuando acababas de estudiar, ibas al campo a ayudar. Y si no servías para estudiar, ibas al campo fijo. Atropellaron a mi padre, y tuve que hacerme cargo del campo. Fui el único hermano que lo hizo. Aquella era la época de la gran desbandada. Se suponía que un agricultor tenía que tener no sé cuántas tierras, tractores… Todavía hoy no está definido lo que es un labrador. No están definidas las zonas contaminadas, otro problema gordo. Nadie te dice, en tal lugar no puedes cultivar, en tal otro, sí.

Un labrador con seis hanegadas que hace tomates y hortalizas que ya dan trabajo, como es mi caso, no tiene por qué tener 300 hanegadas. Yo ahora tengo 30, pero he llegado a llevar 70, de naranjas. Pero ahora se da la circunstancia en la naranja de que cuanto más tienes, más pierdes. También tengo abejas, algo de fruta, pero poco de cada cosa, granados, nísperos, también almendros… pero sobre todo, horticultura, es decir, cosas que yo como. El que compra las cajas que vendo, come le mismo que yo. Es la garantía que le doy. Yo me voy adaptando a lo que quiere la gente, y a la inversa. El boniato, la remolacha y la calabaza se han hecho imprescindibles, por ejemplo.

Dando de comer a un sufrido auxiliar de trabajo que no consume petróleo.

Dando de comer a un sufrido auxiliar de trabajo que no consume petróleo.

¿Cual ha sido tu evolución como labrador?

Uno entraba en el campo, y la primera faena que te daban, directamente, era la mochila para tirar pulverizar veneno. Había una pulverización de verano, y te cogía de vacaciones. Te decían que lo que echabas era inocuo. Y era al revés, muy tóxico. Los agricultores ricos tiraban tres productos, y los pobres uno, pero todos tiraban.

Yo me di cuenta muy pronto porque mi padre era ecológico. Sabía que utilizar la química era una animalada. Tenía esa sensibilidad.

Cuando yo me casé, más tarde, mi mujer trabajaba. Si no, no habría podido montar una familia solo con la agricultura, conforme está el campo. Ahora ya no trabaja, hace chapuzas, y vivimos.

Eso parece algo heroico.

Depende de la mentalidad de cada uno. Yo planto según el valor que le doy a la tierra y a los productos. Por ejemplo, las bernegenas, todos los años, pero una noguera te cuesta quince años de obtener nueces. Un albaricoquero, en cinco años da fruto. Tú decides si vale la pena o no, si es tierra tuya o no, etc.

¿Y cuales son tus métodos de venta?

El teléfono móvil. Me llaman porque se ha extendido la fama de mis productos por el boca a boca. Me hacen el pedido y vienen a recogerlo los miércoles. Yo preparo una caja variada y algunas cosas sueltas como cebollas y patatas. Las cajas suelen tener entre diez y catorce cosas. Hago quince a veinte como máximo todas las semanas. Es el máximo que puedo hacer. Hay que hacer los pedidos, lavar los productos… y todo eso en un día corto, como los de ahora.

El buen agricultor debe mimar sus plantas, protegiéndolas cuando son jóvenes de los conejos, por ejemplo

El buen agricultor debe mimar sus plantas, protegiéndolas cuando son jóvenes de los conejos, por ejemplo

¿Tienes ayuda?

A temporadas he tenido, cuando tenía que podar los árboles, cuando plantaba más cebollas. Pero ahora, no.

¿Estás contento de tu vida?

Yo estoy de puta madre. Si no fuera por el ayuntamiento, el Estado, la policía… Ten en cuenta que yo tengo que dar de comer al juez, al ladrón, al policía, al político. Pagando los impuestos, multas. Hay que ser capaz de aguantar eso. Ha sido igual toda al vida. Sobre todo los pequeños labradores tenemos que trabajar muchísimo para que pueda funcionar todo eso.

¿Tienes certificación del CAECV?

No estoy certificado porque lo único que hacen es darte problemas. Además, por el hecho de estar certificado no vendería más. Nadie me defiende de cara a la contaminación y otros problemas. Tengas la tierra que tengas y cultives lo que cultives, los certificadores, pum, a cobrar. Y luego tienes que seguir una historia de papeles que no puede ser. Si quieres certificar un gallinero ecológico, un papel. Otro para la alimentación de las gallinas. Por ejemplo, si yo planto maíz, tengo que enviar muestras a Gerona para que me digan que sí, que es ecológica y sirve para las gallinas. Y si les das soja, otro papel, y cada cosa que le des, otra certificación. Y ¿cómo certificas los restos que le echas tú? En la práctica, el CAECV está bien para las grandes superficies, para el que tiene dinero, pero para el pequeño agricultor, no, porque te obliga a mentir. Y encima, después de un día de trabajo, a meterte en papeleos.

¿Qué te parecen los SPG?

Antes estuve vinculado a ellos. Pero ahora no me muevo de aquí, no voy a ningún sitio. No está tan claro. Por ejemplo, las colmenas. ¿Quién me las puede certificar en los SPGs? Para mí es muy complicado.

Protección natural contra los pajaritos voraces.

Protección natural contra los pajaritos voraces.

¿Mantienes contacto con otros agricultores?

Sí, con Paco, con Vicent. Porque empezamos a exportar juntos. Montamos juntos una cooperativa que se fue a pique. Dicen: es que hay que asociarse. Está muy bien que te asocies, pero no es lo mismo para productos que no son perecederos, como almendras, que cuando se trata de brócoli que, antes de llegar al almacén ya se ha espigado. Los valores añadidos son muy difíciles de cuantificar.

¿Qué relación mantienes con los jóvenes labradores?

Cuando vienen y me preguntan, yo encantado de ayudarles. Pero yo no salgo de aquí. Hubo un tiempo en que venían alumnos de la escuela de Capataces de Catarroja que seguían la línea ecológica. Pero ahora ya no, porque no consto oficialmente como ecológico. También han venido de Per l’Horta. Pero en los últimos años, no.

Compaginas la Filosofía con el trabajo agrícola.

Yo estudié una filosofía. Y vi que el único que valía era Platón. Luego he descubierto que el mayor filósofo español es Miguel de Molinos, de Teruel. Era un conductor espiritual y la Inquisición le acabó encerrando. Era la época de los Alumbrados, en el siglo XVII. Entonces, los que se dedicaban a la filosofía tenían a la Inquisición en el cogote. El libro se llama “Guía Espiritual”, y luego escribió otro, “Defensa de la contemplación” Es la prosa castellana mejor escrita. Era un místico que podía estar en la India, en Egipto. La filosofía europea ha sido racionalista hasta que se descubrió al bomba atómica. Luego empezó a asumir cosas de la filosofía oriental. Hay libros que hablan del Tao de la Física, cómo conectar esas cosas. Pues aquí, eso empezó a conectarlo Miguel de Molinos. Porque aquí estaban los árabes, los cristianos, los judíos, varias culturas, y teníamos ventaja.

Los trabajos y los días

Los trabajos y los días

Después de Miguel de Molinos ya no hay nadie. Salvo el maestro ese que te he dicho de Murcia, que empezó a pensar en el progreso, en la técnica y vio que no había habido ningún avance, que medio mundo le declaraba la guerra al otro medio mundo, ¡menuda locura! López Almagro creo que se llamaba. Y ahora seguimos igual. ¿Cual es la causa de la guerra? El desarraigo. La gente de la ciudad está apartada completamente de la naturaleza, se vuelve violenta. Es lo mismo Teherán que Nueva York, mogollón de coches, mogollón de gases, de todo.

De filosofía y agricultura, hay poco aprovechable. El primer libro sobre el asunto lo escribió Hesíodo: “Los trabajos y los días”. Pero hay que saber escoger la versión. Es un libro de labradores, que si lo traduce un filólogo, no se entera de nada. Está escrito para su hermano, que le había engañado, y le hace recomendaciones. Le cuenta las piezas que tiene un carro, cómo se ha de cazar, cómo se tienen que sembrar, o sea, los trabajos y los días. Yo he leído varias traducciones, y entonces empiezas a captar algo. Luego tiene otro libro, que es la “Teogonía”, que son alucinaciones. Para entenderlo tienes que situarte en un bosque de robles de setenta y cinco metros de alto, lleno de setas alucinógenas y vivir en aquella época. Con esos filósofos tienes toda la historia de la filosofía a tu disposición.

¿La filosofía posterior no te interesa?

No es que no me interese, es que se ha demostrado su incongruencia. Analizas el átomo y dices que es materia. Y después resulta que está vacío. Si tú eres cristiano, el mundo está hecho para ti. Y si eres panteísta, puedes estar en una hormiga o en cualquier animalito. Son concepciones de la vida.

Estas al corriente de lo que pasa en el mundo.

Veo muy poco la televisión. Me sirvo de la radio. En la vida son todo círculos: infancia, juventud, madurez, senectud… Las circunstancias políticas, también: ¿qué pasaba en Egipto hace cuatro mil años? El Nilo estaba lleno de acequias. Y de cada conjunto de acequias grandes nacían países, dinastías, las pirámides y la destrucción y la porquería. Y a empezar otra vez. Tú coges un terreno desierto, lleno de sales, y a base de trabajo lo haces fértil. ¿Qué ha pasado en Murcia? Estaba lleno de saladares que no valían para nada. Empiezas a quitarles la sal y a cultivarlos, y haces un vergel. Y cuando el árbol empieza a ser fértil, el amo de las tierras empieza a cobrarte rentas, igual que el Estado. Y ahí se acaba la historia, y en esas estamos. Se cortan los árboles, y se empieza desde cero.

Es lo que pasa aquí. Se ha secado el Palancia, se ha secado el Turia, el Vinalopó. Y ahora estamos secando el subsuelo, como depredadores. Es filosofía pura. Antes hablabas del agua, filosofabas del agua como entidad. Ahora está el agua del váter, el agua para los niños, el agua para los animales, otra para las plantas. Hay cantidad de aguas, y todas te cuestan dinero. Antes se suponía que el agua era la misma y buena para todos. Ahora, no.

Hay que aprender a reflexionar sobre los problemas. Por ejemplo, ahora se dice que los ciudadanos árabes están desarraigados en los suburbios europeos. Pero eso ya lo cantaba Jacques Brel y Moustaquí hace medio siglo. Jacques Brel hablaba de los apartamentos HLM, para los emigrantes. Ya estaban desarraigaos entonces.

Nuestro oído está para escuchar a los pájaros y el sonido del viento en los árboles, nuestros pies para caminar… El invento del sofá, la televisión, la nevera y el tabaco son perjudiciales.

¿Te mueves en coche?

No. En bicicleta.

Antes de empezar a grabar me has contado la fórmula de la paella. ¿La puedes repetir?

Pones el fuego. Pones la paella (sartén). Pones el aceite. Cuando está a punto de quemarse el aceite, pones el ajo para hacer el sofrito. Cuando está a punto de quemarse el ajo, pones las verduras. Cuando están a punto de quemarse, pones el arroz, que se dore un poco. Luego le pones el agua a hervir, y a esperar lo que tarde el arroz en cocerse. No la hago con carne.

¿Y las gallinas?

Están ahí, y mis hijas sí que las comen. Y la clientela se vuelve loca por esos huevos. Los huevos no certificados suelen ser muy buenos

Artículo siguiente

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Siguiente