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Cultura y comunicación

Descubriendo a Byron

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Andres Arenas, profesor y traductor de inglés, cuenta cómo descubrió a Lord Byron, gracias a un disco de Joan Báez, y al tocadiscos que compraron cuando su hermano cobró su primer sueldo como profesor de Matemáticas y Física.

Mi hermano acababa de terminar la carrera y de inmediato había encontrado plaza en un colegio en Madrid donde precisaban un profesor de Física y Matemáticas. Tuvo la feliz idea de comprar un tocadiscos con su primer sueldo, que nos amenizaba muchas de las frías tardes  de invierno.

Uno de los primeros discos que compró fue una recopilación de canciones de una mujer que formaba parte de la canción folk o canción protesta. Se trataba de Joan Baez. En el mencionado disco aparecían canciones como Donna, donna, Mulher Rendeira y The House of the Rising Sun. Era la época de Peter, Paul and Mary y Bob Dylan quien por entonces nos avisaba de que los tiempos estaban cambiando y había que moverse deprisa sino querías que las nuevas corrientes te arrollasen.

Aquí en España nos contentábamos con oír a Paco Ibáñez quien nos descubrió que nada podía ser más revolucionario que algunos clásicos como Quevedo o el Arcipreste de Hita. En el disco mencionado arriba, un elepé, se incluía asimismo una canción cuya armonía se coló en mi mente y la andaba canturreando a todas horas. Se trataba de ‘So we’ll go no more a-roving’ que traducían por ‘No volveremos a ser vagabundos’, sobre la cual nos avisaba en la contraportada del disco que era una adaptación de Richard Dyer-Bennett de un poema de Lord Byron.

Del poeta inglés poco sabía en aquel 1968 como no fuera que era un romántico empedernido comparable a Espronceda, y que era un rebelde que no soportaba vivir en Inglaterra ni los convencionalismos de la época. Recordaba las clases en el bachillerato en las que el padre Manuel Sedano nos hablaba de él en la asignatura de Literatura Universal. Años después, mientras cursaba los estudios de Filosofía y Letras el profesor Esteban Pujals nos habló de Byron con más detenimiento, pues él mismo había hecho su tesis doctoral sobre Espronceda y Lord Byron. Finalmente encontré el poema en su lengua original:

                  So we’ll go no more a-roving

                  So late into the night,

                  Though the heart be still as loving,

                  And the moon be still as bright.

                  For the sword outwears its sheath,

                  And the soul wears out the breast,

                  And the heart must pause to breath,

                  And love itself have rest.

                  Though the night was made for loving,

                  And the day returns too soon,

                  Yet we’ll go no more a-roving

                  By the light of the moon.

Los tres cuartetos se prestaban de forma ideal a convertirlo en una canción, así, una vez localizada la letra del poema, entendí la tarea de Dyer-Bennett y de Joan Baez al ofrecernos la poesía cantada.

El poema en cuestión fue escrito en 1817 cuando el poeta tenía 29 años. Hace alusión al período loco de su juventud el cual parece haberse acabado de momento. Ya está bien de francachelas, de juergas y de fiestas. El autor incluyó el poema en una carta a su amigo Thomas Moore el 28 de febrero en la que le expone la situación del momento. Sin embargo, la misiva no se publicará hasta 1830 año en que Moore da a conocer las cartas de Byron.

Seguramente Byron escribe el poema después de pasar la noche entera en un baile del teatro de la Fenice en Venecia. Redactará estos versos en un estado de agotamiento sexual tras los excesos propios del carnaval. Venecia se había convertido en la primera ciudad europea en donde practicar el  turismo sexual de la época. Sus propias palabras serán oportunas para entender sus sentimientos de manera más precisa. En concreto escribe en la mencionada carta:

Ahora estoy en el dique seco. El carnaval —quiero decir el final y el trasnochar— me ha dejado bastante tocado. Pero afortunadamente ya se ha acabado ─ahora estamos en Cuaresma y es época de abstinencia y de música sacra… y aunque me distraje mucho, con todo ello, sin embargo, parece que «la espada desgasta la funda» pues ya estoy a punto de cumplir los treinta.

El poema puede estar basado en ‘The Jolly Beggar’ [El mendigo feliz] una antigua canción escocesa. Estructuralmente la composición son tres cuartetos que riman ABAB CDCD AEAE. El primer cuarteto describe la decisión firme del narrador de no salir tanto de juerga, aunque parece costarle el tomar esa decisión. En el segundo el autor nos presenta las razones para tomar tal decisión. En el tercero vuelve otra vez a la decisión tomada, aunque con cierta nostalgia.

En la poesía no se nos cuenta una historia concreta, aunque sí que se nos da pistas de alguien que ha llevado una vida disipada, con mucha juega nocturna, pero que ya va cumpliendo años y cuya juventud se va acabando. En la composición abunda la lírica más que el relato. Abunda asimismo la emoción y el sentimiento como es normal en un autor romántico como era Byron, aunque él escribía frecuentes poemas narrativos.

En cuanto a la métrica de cada estrofa veremos que tiene tres acentos en cada verso:

So we’ll go no more a-roving

So  late into the night,

Though the heart be still as loving

And the moon be still as bright.

Los versos que exhiben tales acentos aparecen en la poesía antigua inglesa, en las rimas infantiles y en las canciones folk. Las líneas 1, 3, 9 y 11 son ocho sílabas y las 2 y la 8 son seis.

El término ‘roving’ sugiere una vida de parranda, de ir de un sitio a otro, de callejear para no quedarse en ninguno. Los móviles que le llevan a Byron a decir eso se deben ya a su edad, no provecta, pero con un cuerpo que da ya ciertos achaques debidos a la mala vida, a los continuos excesos que generan cansancio físico y mental. La lectura del poema que supone ya fatiga y cierto tedio nos lleva a pensar que el empleo de la palabra ‘sword’ tiene aquí ciertas connotaciones fálicas, siendo la espada una alusión al miembro sexual masculino y la funda al aparato sexual femenino.

Si hubiese que resumir la vida de Lord Byron podríamos echar mano de la descripción que de él hizo su amante Lady Caroline Lamb cuando decía que era alguien «loco, malo y peligroso de conocer».

La poesía se publicó seis años después de haber muerto el escritor. Seguramente la carta a Thomas Moore se escribió con resaca y tras múltiples fiestas y francachelas. Hay dos temas principales en el poema: la necesidad de equilibrio (and the heart must pause to breath/ and love itself have rest) y el envejecimiento (and the soul wears out the breast). A medida que el poeta envejece va apartándose de los excesos de juventud, es como una gloriosa despedida de la alegre juventud.

En 1964 salió un elepé de Joan Baez, al principio mencionado, que contenía este poema. En el 2004 apareció el disco de Leonard Cohen titulado ‘So no more a-roving’. Ambos accesibles en You Tube.

El ‘so’ inicial enfatiza  esa afirmación y eso es porque al narrador le han obligado desde el exterior a algo, como si le hubiesen forzado a tomar esa decisión, que no es otra cosa que serenar un tanto su loca existencia que está llena de fiestas, sexo y romances.

En cuanto a la traducción del título del poema la clave está en el verbo ‘roving’ que, aunque ‘to rove’ sugiere la idea de vagar, vagabundear, callejear, aquí parece más conveniente introducir el concepto de ‘juerga’, ‘francachela’, ‘parranda’, ya que queremos enfatizar la idea de algún factor que provoque cansancio y hastío: el exceso de diversión. El profesor Pujals  opta por «No, no saldremos más a pasear». En Internet aparece otra variante: «Así es, no volveremos a vagar». Mi colega Enrique Girón y yo en ‘Venecia en el siglo XIX’ optamos por «No, no volveremos más a vagar».

El Dr. Pujals comenta sobre el poema que Byron se siente «remiso y reservado ante el amor» y que se aprecia en sus versos un equilibrio entre el deseo y la cordura que se resuelve con una renuncia. Nuestro antiguo profesor viene a sugerir que el poeta nos deja entrever que el amor ya le había dado a Byron todo lo que podía ofrecerle. Es posible que, como insinúa Pujals, que al poeta inglés se le venga a la cabeza los dos amores más importantes de su vida: el de Mary Chawarth que tanto dolor le causó, y el de Teresa Guiccioli que tanta paz le infundió y de quien estaba profundamente enamorado.

Según varios de sus biógrafos esta breve composición aquí reseñada es uno de los poemas más conocidos y bellos de los que Byron escribió a lo largo de toda su vida. Sin duda fue esa la razón por la que Joan Baez, Marianne Faithfull y Leonard Cohen escogieron este poema para convertirlo en canción.

A continuación se ofrecen las traducciones de más interés que los autores del artículo han encontrado:

1.    Tomada de Internet donde no figura el nombre del autor:

Así es, no volveremos a vagar

tan tarde en la noche

aunque el corazón siga amando

y la luna conserve el mismo brillo

Pues así como la espada gasta su vaina

y el alma consume el pecho,

también el corazón debe detenerse a respirar

e incluso el amor mismo debe descansar.

Aunque la noche fue hecha para amar

y los días vuelven demasiado pronto,

así no volveremos a vagar

bajo la luz de la luna.

2.    Ésta versión aparece en Débil es la carne, Ed. Tusquets, 1999 y es una edición de Eduardo Mendoza y una selección de Jaime Gil de Biedma:

No volveremos nunca más a callejear

tarde en la noche

aunque el corazón esté dispuesto a amar

y siga brillando igual la luna.

Porque ha durado más la espada que su funda,

y ha gastado el alma el pecho,

y ha de hacer un alto el corazón para un respiro

e incluso el Amor busca el descanso.

Aunque fue hecha la noche para amar,

y demasiado pronto vuelve el día,

no volveremos nunca más a callejear

bajo la luz de la luna.

3.    Versión de Esteban Pujals que aparece en Lord Byron en España, Ed. Alhambra 1982:

No, no saldremos más a pasear

tan tarde adentrada la noche,

aunque el corazón esté tan enamorado

y la luna sea aún tan brillante.

Porque la espada gasta la vaina,

y el alma el pecho consume,

y el corazón debe detenerse al respirar

y aún descansar el amor mismo debe.

Aunque la noche fue creada para amar,

y el día vuelve demasiado pronto,

no, no saldremos más a pasear

bajo la luz de la luna.

 

4.    Aquí va la versión que mi colega Enrique Girón y yo realizamos para la editorial Almed el año 2009. Es por primera vez un intento de mantener la rima:

No volveremos más a vagar

tan entrada la noche,

aunque el corazón presto esté a amar,

y su luz la luna ya derroche.

Porque la espada su vaina desgasta

y el pecho se consume antes que el alma,

aunque al corazón un reposo le basta

y hasta el propio amor halla su calma.

Aunque la noche hecha fue para amar

y el día acuda de madrugada,

no volveremos más a vagar,

bajo una luna iluminada.

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