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Agricultura y naturaleza

La Dinamo: «Encarcelando a los jóvenes no se les educa»

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Taller de agricultura ecológica para chicos y chicas en riesgo de exclusión social

La Dinamo es una asociación dedicada a la formación de jóvenes que provienen de contextos socio-económicos vulnerables y con riesgo de exclusión social. Tiene su sede en la localidad valenciana de Burjassot, y desarrolla su actividad en tres frentes: con madres jóvenes, con jóvenes varones y mujeres, y en la formación de menores.

En este reportaje nos centraremos en el taller de agroecología que monitorizan Manuela y David, dirigido a chicos y chicas con problemas de integración. El objetivo del taller es darles una formación profesional y la titulación de estudios primarios, y orientarles en la búsqueda de un camino factible para que no queden al margen del curso social.

Manuela Molina Oliver, de Almería, es trabajadora social de formación y titulación, y agricultora de vocación. David López, de La Rioja (le conocen por Naje, al ser nacido en Nájera) es licenciado en Filosofía y lleva la parte educativa del proyecto.

Entrevista y fotos de Fernando Bellón

El huerto de la Dinamo linda con el huerto social del ayuntamiento de Godella. En estos momentos recogen alcachofa y siembran otros productos

El huerto de la Dinamo linda con el huerto social del ayuntamiento de Godella. En estos momentos recogen alcachofa y siembran otros productos

No se trata de intervenir con menores sin más, sino con una orientación política, con un posicionamiento político tuyo, qué quieres, cómo quieres hacerlo y dónde quieres llegar.

Son chavales que vienen con etiquetas de “eres un vago”, “eres un delincuente”, “no vas a llegar a nada”, “no vales”. Darles un espacio como este huerto, y que vean que son capaces de cultivar unas alcachofas, que se pueden llevar tres lechugas a casa, eso les genera autoestima.

Los centros de día han sufrido mucho maltrato por parte de la Administración y han estado a punto de desaparecer. Hace quince años tuvimos momentos buenos, cuando el modelo de centro de día estaba más vinculado a los problemas de calle, se formalizaron, y pasaron una época de estabilidad con proyectos de cuatro años.

Oro proyecto es una pequeña empresa llamada “Nueve Lunas y un Solete”. Lo llevan madres jóvenes. Se dedican a vender tartas de pañales. Son pañales enrollados sobre sí mismos en forma de tarta, y dentro llevan regalos, productos de limpieza ecológicos. Ellas diseñan las “tartas”, las montan y las venden a través de la Web en toda España.

Tareas del día

Tareas del día

Manuela. He ido compaginando a lo largo de mi vida ambas profesiones. He tenido la suerte de formar parte de la asociación «La Dinamo», con un proyecto que une la agricultura con la educación, dirigido a adolescentes. La Dinamo buscaba un maestro de taller del oficio, pero con el perfil de educador social, y que le gustara estar con chavales.

La asociación la creamos un grupo de profesionales vinculados a la acción social, que hemos trabajado antes en otros lugares como el barrio de la Coma (urbanización de pisos de Paterna, localidad lindante con Burjassot, que alberga a miles de familias con problemas económicos, de diferente origen étnico y social). La idea era crear proyectos bonitos, que nos los creyéramos. Nunca calculamos que llegaríamos a profesionalizarlo, pero el itinerario se ha ido haciendo solo. Y uno de los proyectos es el que estamos realizando de agricultura y educación para adolescentes.

David López (Naje). Siempre he trabajado de educador. Conocía a la gente de «La Dinamo» desde La Rioja. Llegado un momento me ofrecieron trabajar con ellos en el proyecto del Centro de Día. Y al salir el proyecto con huerta, como yo siempre he cultivado huerto en mi tierra, me encontré muy a gusto.

Manuela. La propuesta educativa mezcla la formación con la agricultura. La huerta es un escenario terapéutico para chavales que sufren crisis personales de diferentes índoles. El realismo se impone, y es un hecho que a esas edades, sin titulación de ningún tipo, y con habilidades escasas en el ámbito laboral y a veces en sus propias emociones, sus salidas en el mundo del trabajo son pocas. Así apoyamos que sigan estudiando, les preparamos para el graduado escolar. Vienen cuatro días, de lunes a jueves. La mitad del tiempo es experiencia activa en la huerta (lunes y jueves, todas las mañanas), y martes y miércoles, les preparamos nosotros mismos para el examen del graduado escolar en las aulas del centro Vicent Ventura, con quien tenemos un convenio.

Uno de los objetivos del proyecto es vincular a los chicos en procesos formativos. Para poder aspirar a entrar en el mundo laboral necesitan pasar por la formación. Son chavales y chavalas de 15 (excepcionalmente, porque están en edad escolar todavía) y 16 años ó 18 años. Llegan a nosotros sin haber pasado segundo de la ESO. También trabajamos con población inmigrante recién llegada, y eso es un proceso de alfabetización.

Dentro de unos meses este campo estará lleno de

Dentro de unos meses este campo estará lleno de acelgas

¿Son lo que podríamos llamar jóvenes en riesgo de exclusión social?

Manuela. Podría ser. Más que nada, en conflicto social o con ellos mismos, rebeldía porque se quedan fuera de las oportunidades que la sociedad, supuestamente, ofrece a todo el mundo. El sistema te obliga a tener éxito sin proporcionarte los medios.

El sistema educativo convencional se basa en pasar muchas horas sentados en un aula. Una dinámica que no pueden seguir algunos chavales y chavalas. A chicos y chicas con hiperactividad, aguantar seis horas sentados les lleva a perder al hilo, y poco a poco van generando conflictos, para sus compañeros de aula y para ellos mismos. El sistema tiene muchas limitaciones y es incapaz de dar respuesta a este asunto. Es cuando entramos nosotros y ofrecemos respuestas para que estos chavales tengan una segunda oportunidad de reengancharse, porque están abocados a la exclusión social si nadie les echa una mano.

David. Funcionamos como un equipo. No tenemos repartidas con exactitud las funciones. Podría decir que yo me responsabilizo de la parte de aula, pero no la llevo yo solo. Manuela tiene muchos más conocimientos que yo de huerta, y yo estoy a lo que ella me organiza.

Manuela. Se trata de coger al chaval de la mano y hablar con él en el espacio abierto de la huerta, en lugar del despacho del psicólogo de un centro escolar. La naturaleza es una herramienta muy fuerte cuando el chaval tiene la presencia sana de un adulto. En este espacio somos un equipo, y cuando coges una azada se te olvida la edad que tienes, y empezamos a ser iguales. Le dices al chaval, confía, porque aquí no hay conflicto, y el conflicto que tú traes vamos a arreglarlo aquí y ahora. La figura de Naje es eso, te cojo de la mano y hablo contigo y me cuentas lo que te pasa.

¿Hay más chicos que chicas?

Naje. Estos años ha habido más chicos que chicas. Pero este año vienen más chicas que chicos. Todavía estamos creando el grupo, queda alguna plaza libre.

Cañas para la labor agrícola

Cañas para la labor agrícola

¿Se advierten diferencias ante el trabajo entre los chicos y las chicas?

Naje. Va por personas, no por sexo. Hay chavales que trabajan como adultos, tanto que no les puedes seguir. Y hay chicas que también. Y hay chicos que llegan aquí y no hacen nada, que intentan escaquearse, y chicas que también. El perfil es por personas, no por género.

¿Podríamos definir algunos perfiles?

Naje. Sería delimitar demasiado el grupo.

Manuela. Se trata de chavales que por una razón u otra se han desvinculado del sistema reglado educativo.

Naje. Están fuera el sistema educativo.

Manuela. Y a su edad tienen mucho tiempo libre, y generan conflictos familiares, sociales, con ellos mismos. A esa edad si no estás activo no se encuentran bien.

¿Cual es la historia de la asociación La Dinamo?

Manuela. Se formó hace seis años. Pero los cuatro primeros no teníamos el centro de día funcionando como ahora. Llegamos a un concierto con la administración, y ahora tenemos más estabilidad. Los primeros años hacíamos trabajo divulgativo, jornadas, talleres. Llevamos trece ediciones de un curso de formación política de intervención social con menores.

¿Formación política?

Naje. Hay que posicionarse a la hora de estar con menores. No se trata de intervenir con menores sin más, sino con una orientación política, con un posicionamiento político tuyo, qué quieres, cómo quieres hacerlo y dónde quieres llegar.

Manuela. Políticamente hay que posicionarse. Por ejemplo, en la manera de intervenir con un chaval en conflicto. Encarcelando no se educa. No dejan de ser niños, y meterlos en un espacio cerrado, controlado, de un modo carcelario es un espanto. Lo que pasa es que socialmente se disfraza de centro de reeducación. Pero los centros de menores son lugares donde los chavales están privados de libertad. Y un niño necesita algo más, aunque hay casos extremos. Pero la mayoría son casos intermedios en los que se puede favorecer este tipo de proyectos de intervención social y educativa desde la libertad.

Lo que está pasando en este país es que la sociedad ve como normal que existan cárceles para los jóvenes conflictivos, aunque les llamen de otra manera. Hay muchísimos niños presos. Al hablar de política decimos que nuestra manera de entender la educación a chavales en conflicto no pasa por ese camino.

Naje. Pasa por el cuidado del chaval, por estar cerca de él. Hay caos y casos. Pero, salvando los extremos, son chavales que vienen con etiquetas de “eres un vago”, “eres un delincuente”, “no vas a llegar a nada”, “no vales”. Darles un espacio como este huerto, y que vean que son capaces de cultivar unas alcachofas, que se pueden llevar tres lechugas a casa, eso les genera autoestima y les hace sentirse valiosos. Es una manera de volverlos a situar, de decirlos, “tienes 17 años, chaval, no te hundas, no te creas lo que dicen de ti en tu casa o en la escuela. Se trata de que tú quieras y te esfuerces”. Todo eso con paciencia, con cariño, respeto.

Manuela. Este curso que empieza a hora es el tercero. Y en total han pasado por este proyecto desde que empezamos 20 chavales. 17 chicos y 4 chicas. Este año tenemos otras tres.

¿Con qué tipo de problemas os enfrentáis?

Manuela. Chavales que han perdido la dinámica cotidiana de horarios, se levantan muy tarde, a la una o a las dos. Y echan la tarde y la noche con el móvil, y de este modo se relacionan. Al llegar aquí se encuentran con otra propuesta de estructura y de preparación para su inserción en el mundo laboral. Empiezas por lo más básico, que es aprender a madrugar. Y eso es un movidón para ellos. Tienes que ofrecerles algo que les motive tanto como para que abran los ojos a las ocho de la mañana y se levanten. Ellos viven a través de un mundo virtual. Y lo que les ofreces es campo…

Naje. Esfuerzo, sudor…

Manuela. Pero cuando le das a un chaval algo que le hace sentirse valorado, cuando aquí se encuentra con un educador que es un compañero, no te mira con recelo ni con miedo.

Naje. Les acoges sin rechazo, que es lo que están acostumbrados a recibir. Se sienten apoyados, queridos y reforzados.

Manuela. Les damos una droga nueva. Y sin darte cuenta, funciona. Aunque el éxito es muy variable y se puede medir de muchas maneras. Los niveles de asistencia que tenemos son muy interesantes.

mascara 3¿Y mantenéis problemas con el Sistema?

Manuela. Tenemos un modelo de financiación mixto. Este proyecto a la Asociación La Dinamo no le cuesta dinero. Hemos generado un modelo de carnet de recolectores, personas que confían, pagan cien euros al año, y nosotros pagamos el alquiler de la tierra y el mantenimiento del huerto. A los colaboradores les ofrecemos información del proyecto y vienen una vez a la semana a recoger una cesta de verdura. En el contrato que firmamos con ellos aclaramos que en caso de catástrofe, no una negligencia nuestra, deben asumirlo.

El terreno es de una señora de Godella que nos lo tiene alquilado por cinco años. Esto nos proporciona estabilidad y tranquilidad.

También tenemos financiación pública, porque si no La Dinamo sería inviable. Y también recibimos donaciones de otras personas que no son los recolectores. Y por últimos vendemos nuestros productos. Tratamos de que esto se parezca lo máximo al mundo laboral, y en el mundo laboral cobras si trabajas, y cobras si generas beneficios. Podemos ser alternativos y críticos con el sistema capitalista pero al final no puedes mantenerte fuera de él. No puedes confundir a los chavales.

La conciencia de que trabajamos en grupo es clave. Si producimos alcachofa y la vendemos, cobramos. Si tenemos una plaga, hay que buscar un remedio. No ponemos al un lado los conflictos y las penas. Tampoco David y yo les decimos a los chicos lo que tienen que hacer en determinadas situaciones, nos planteamos, “A ver, cómo hacemos esto, como salimos de aquí todos”. Esto hace reflexionar al chaval, y genera un cambio, sutil, no inmediato, pero firme.

Naje. Son procesos que duran años. Por lo general no vemos el resultado, o lo vemos tiempo después. Te encuentras con un chaval y te cuenta lo que le sirvió el curso, o te viene a visitar.

En resumen, los beneficios que obtenemos los repartimos a partes iguales con los chavales, incluidos nosotros dos, teniendo en cuenta que ya está cubierto el gasto

Es importante el vinculo con la realidad laboral. Gracias a Manuela que lleva años en este mundo agrario, conoce labradores. Y cuando hay algún chaval con una capacidad de trabajo alta y gran responsabilidad les ofrecemos la posibilidad de hacer prácticas. Ahora mismo hay algunos que tienen ya contratos. Hay uno con Susana Ferrando, en Agroféver.

Manuela. Los centros de día siempre han sido la Cenicienta de los recursos de protección. La tendencia era crear recursos de encierro, de castigo, judiciales. Y los centros de día nos ubicamos en la prevención. Los resultados no son tan evidentes e inmediatos, porque el problema no te lo quitas de encima. Un chico acostumbrado a delinquir que venga por la mañana a un centro de día, puede seguir delinquiendo por la tarde. Los centros de día han sufrido mucho maltrato por parte de la Administración y han estado a punto de desaparecer. Hace quince años tuvimos momentos buenos, cuando el modelo de centro de día estaba más vinculado a los problemas de calle, se formalizaron, y pasaron una época de estabilidad con proyectos de cuatro años. De pronto empezó el maltrato. Las subvenciones son anuales, y no sabes si el año que viene subsistirá el centro de día. Siempre recortando presupuesto y personal, pagando tarde. Pero construyendo nuevas cárceles.

Naje. La lectura que hacemos nosotros es que económicamente, en el sistema capitalista mueve más dinero una cárcel que un proyecto preventivo. Nosotros no proporcionamos rendimiento económico. Somos grupos reducidos, nuestro modelo “no es rentable”.

Nuestro trabajo es una labor preventiva. Lo que la sociedad propone es a posteriori siempre, con castigo o con lo que sea. Pero lo eficaz es la prevención. Antes de que un chaval tenga que entrar en una cárcel hay que darle la oportunidad. Algo carísimo, porque una plaza de cárcel le cuesta a la administración un disparate. Esto es parte del mensaje político que hablábamos al principio.

Otros proyectos de La Dinamo.

Naje. El Centro de día la Dinamo tiene dos proyectos principales. El de formación profesional agrícola y clases para graduado escolar, y otro que se llama Maternando, dirigidas a mamas adolescentes o chicas embarazadas menores de 18 años. Pueden estar casadas o no, y también incluye a mujeres jóvenes con bebés hasta los dos años. Se trabajan temas de crianza, de salud, de cómo llevar el parto. Y a la vez temas formativos, como el graduado escolar.

Y luego tienen un proyecto estrella, una pequeña empresa llamada “Nueve Lunas y un Solete”. Se dedican a vender tartas de pañales. Son pañales enrollados sobre sí mismos en forma de tarta, y dentro llevan regalos, productos de limpieza ecológicos. Ellas diseñan las “tartas”, las montan y las venden a través de la Web en toda España.

La hora del almuerzo, con XX, ex alumno del taller, que echa una mano en el proyecto.

La hora del almuerzo, con Toni, ex alumno del taller, que echa una mano en el proyecto.

Manuela. Todo es vía online, el pedido y el pago. En su página web tienen el catálogo de productos que hacen las chicas. El beneficio se reparte íntegramente entre las componentes del grupo, porque son personas que sufren mucha precariedad laboral.

Naje. En el caso de las chicas jóvenes, cuando se quedan embarazadas, si estás en un instituto salen de él porque para el instituto es un problema tener una embarazada en el alumnado. Pierden laboral o académicamente uno o dos años de vida, algo muy importante en chicas de 14, 15, 16 ó 18 años. Luego, volver a los estudios con una hija o un hijo es muy difícil. Nosotros les damos la opción de mantenerse vinculadas a la educación, y acompañarlas en su nueva situación vital.

Manuela. A partir del momento del embarazo suelen vivir estigmatizadas social y laboralmente. Y cuando se sienten cuestionadas, porque es obvio que no es aconsejable que una adolescente se quede embarazada, entran en crisis. Entonces es cuando nuestra acción adquiere sentido, sobre todo cuando han tenido el bebé. Las impulsamos a reunir fuerza de voluntad e ilusión para rehacer su vida. El castigo social estigmatiza y hunde, y quedan marcadas el resto de su vida, porque sus amigos siguen haciendo marcha, y la familia las recrimina, o las sobreprotege, como si fuera incapaz de tomar sus decisiones.

¿Son estas chicas de la llamada clase baja?

Naje. Hay de todo, pero generalmente, sí. Las que están más desprotegidas y se encuentran más vulnerables son aquellas cuya familia tiene más dificultades sociales y económicas. Es más fácil que una familia con dinero pueda llevar a su hija a abortar. Las personas que hacen uso de los recursos sociales suelen ser las que menos opciones tienen.

Manuela. Ls familias con una buena situación económica, todo eso lo canalizan por otro lado, y favorecen las salidas de la hija embarazada. A nosotros acuden en casos excepcionales, cuando la niña se encuentra mal.

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