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Agricultura y naturaleza

Los olores de la ecotienda

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 Por Joaquim Labiós De Vriese

 Un hombre con una mochila anda por la acera, camina muy recto un día de viento en un bonito barrio residencial. Podría estar en Canadá si no hubiera tantos pinos… Su perro es blanco, y huele atento y mira sigiloso. El perro se para en seco en la esquina, observa cuidadosamente y cruza, estirando del arnés… El hombre pasa por el costado de un coche mal aparcado sin rozarlo, guiado por el perro.

 Cruzan la calle y entran en un local, el perro se tumba en el suelo y el hombre se queda frente al mostrador, colgando queda un arnés brillante. El hombre y el perro conocen mejor los olores de la tienda que nadie, cada uno a su nivel olfativo. El perro sabe que ayer estuvo en la tienda Matías, y que ringo meó en el árbol que hay enfrente hace una semana, y que la dueña de Gala estuvo allí hace unas semanas. El hombre viene aquí por el olor y el sonido, por la voz de la dependiente y porque le recuerda a los olores de su infancia en Soria: las legumbres, las aromáticas, los panes…

 La tienda es una de las que pululan por nuestros barrios y en las que las personas buscan una vuelta a lo que comían y pensaban hace apenas 100 años nuestros abuelos, antes de la industrialización de los procesos alimenticios. Se trata de alimentos que se pueden seguir hasta el productor. Son productos sacados de la tierra sin recauchutarla con pesticidas, sin utilizar semillas genéticamente modificadas y respetando en los abonos y el control de plagas la salud de la tierra. En el establecimiento hay tomate frito, lentejas, tofu, caldo de verduras, vinos valencianos de Fontanars dels Alforins, y las plantas medicinales que siempre hemos gastado para las infecciones de orina, para quitar el constipado o hacer una limpieza de ojos… remedios naturales, en bolsa o en comprimidos.

En esta ecotienda se vende de todo, como en los antiguos comercio de coloniales.

En esta ecotienda se vende de todo, como en los antiguos comercio de coloniales.

 Hay perfumes y jabones sin parabenes para el cuidado de la piel, colonias y esencias sin utilizar productos de síntesis y controlando el uso de conservantes. También puedes encontrar compresas compostables o lavables. Al no tener cloro no perjudican la flora vaginal. Y es que aunque parece un problema menor, tanto las compresas como los pañales producen millones de toneladas en residuos al año. No como hace 50 años, cuando los pañales y las compresas se reutilizaban, se hervían y se volvían a utilizar.

 Un apartado curioso es el de los productos para la limpieza de baños y cocinas, Un buen recurso es utilizar vinagre, pero también existen productos especiales; desincrustantes que tienen una incidencia reducida para vida acuática y un uso limitado de las sustancias peligrosas. En Monóvar hay una casa que fabrica estos productos, una gama que cuenta con la etiqueta ecolabel de la Unión Européa. Parece algo pequeño, pero si pensamos en los millones de litros de productos de limpieza, detergentes, desincrustantes, etcétera que acaban en el nuestros desagües y que resultan carísimos de procesar, además de perrjudicar  las especies acuáticas, comprendemos que se trata de soluciones importantes. Si además disponemos en casa de un sistema de reciclado de agua es indispensable no contaminar el líquido que más adelante utilizaremos para otros usos.

 La alimentación es básica, y en esta tienda en particular apenas encontramos productos de origen animal. La chica que lleva la tienda es vegetariana, pero no vegana. Si miramos bien encontramos huevos camperos de gallinas que viven al aire libre, también miel de productores cercanos, no de china como viene siendo habitual en los supermercados. Hay velas de cera de abejas y queso de cabra. Además de esto no encontramos nada más de origen animal. En todo caso los productos de origen animal son de animales cuidados, a los que no se les hace daño o se les hace sufrir lo mínimo posible. No hay leche de vaca tampoco, encontramos leche de arroz, de almendra o de soja. Y es que pese a los idílicos anuncios de leche de vaca que vemos, la producción de este líquido blanco esclaviza a estos animales, las hincha en ocasiones a antibióticos y explota sus ubres y su cuerpo tal y como podemos ver en numerosos vídeos de activistas por los animales.

 La tienda está en contacto con productores de verduras y frutas que entregan productos de temporada a familias preocupadas por lo que comen sus hijos, que no se conforman con verduras congeladas, de lata, de bote o de producción industrial. Se trata de un mercado nuevo, el de recuperar las tierras que estabamos abandonando para hacer pequeñas patatas que llegan a nuestras manos con tierra, con todo el olor y con formas y aromas caprichosas, las que les da la naturaleza.

 Algunos clientes de la tienda han pasado por enfermedades, problemas de intolerancia a champús y jabones industriales, problemas gastricos, dolores, insomnio, y buscan aquí su remedio natural, como forma de cuidarse, como complemento a un tratamiento médico o para prevenir. Siempre se les invita a que hablen con su médico, a que vean las incompatibilidades y que tengan en cuenta que los productos naturales pueden ser potentes e interferir en otros. Pero no se trata de un lugar al que ir a curarse, es un lugar para cuidarse. El uso de las flores de Bach para superar momentos personales difíciles, complementos que ayudan en procesos de menopausia o insomnio y unguentos cutáneos o hierbas para tratar las infecciones de orina son asuntos de continua consulta.

 La tienda también abastece a colegios de productos para hacer menús vegetarianos (tofu, salchichas y hamburguesas vegetales de espinacas y algas, preparados de seitán como sustituto a la carne, miso para sopas, etc). Cada vez es más frecuente que haya niños que eligen el menú vegetariano, al menos durante unos meses del año, al igual que las compañias aereas cuentan ya en muchas ocasiones con menús sin carne (como la americana Americanairlines). La nevera tiene sucedaneos de yogurts de avena, quesos hechos con tofu o tofu con olivas, o margarinas ecológicas.

 También existen productos que cuidan de las personas, casi todos, por lo que podemos encontrar café de comercio justo de Oxfam-Intermon, chocolate y galletas producido sin explotar las tierras ni la forma de vida de los pueblos del otro lado del charco o camisetas, joyas y complementos hechos por de artesanos de La Canyada, sin intermediarios.

 Y así poco a poco el pan recién hecho y sin levaduras y engordes artificiales, la agricultura de los tomates y las patatas de temporada, los productos más sanos y por tanto más perecederos, y los remedios naturales vuelven a la nariz y a los estómagos de los que pasan por este tipo de tiendas. Pero en este espacio también se busca aliviar el espíritu, hablar, contar los problemas del día, buscar soluciones, ayudarse, y al fin y al cabo no tener prisa.

 Y así la chica va buscando en las estanterías la leche de almendra, el tofu, los garbanzos, el incienso y lo va metiendo en la mochila del señor. El tipo huele, igual que el perro los aromas del local, y piensa en la imágenes de Soria, en la hierba, el olor a estiercol y el pan recién hecho, el puchero con los cardos arrancados de un rincón…

 Y el perro mira atento, vigilante ante su dueño, y pensando en la ruta que han tomado sus amigos perrunos por el barrio a lo largo de la semana, confiando en encontrarse con ellos en alguna de las visitas a la tienda. 

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