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Bitácora y apuntes

Mañana dichosa de domingo

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Fernando Bellón

El domingo pasado fue estruendoso. Hoy ha sido dichoso, musical, marítimo.

Llevados por el buen tiempo y la gloriosa inercia nos hemos acercado al Puerto de Valencia, atraídos por el anuncio de un concierto de la Sedajazz Kids Band en Veles  e Vents, una instalación portuaria.

Han salido seis chicos y una chica  (Ximet Reillo, Luis Coronado, Hugo Coronado, David Bonet, Azul Prada, Pau Montalt y Pau Baena, si la información de la página de Sedajazz es correcta ), dirigidos por Francisco Ángel Blanco, «Latino».

Han empezado a tocar melodías del viejo Nueva Orleans, y no sonaban a banda infantil. De pronto han saltado a la pista parejas de baile, y tampoco parecían espontáneos ciudadanos.

La explicación es sencilla. Sedajazz lleva treinta y dos años funcionando como escuela de música, y desde hace tiempo tiene una sección de baile en la que, por lo que he visto esta mañana, participan, entre otros, padres de los estudiantes. Unos y otros lo hacían con conocimiento y experiencia ante un público de unas trescientas personas, que imagino familiares y amigos, porque se saludaban con familiaridad.

Presenciar esta actividad cívica organizada merced a la profesionalidad, la amistad y el buen gusto, produce un estado de ánimo cercano a la beatitud. Todo te parece glorioso, la estampa del puerto con hermosos veleros atracados, incluso la presencia de los cruceros diplodocus no molesta. Los paseantes por los muelles, el público que goza del concierto, familias de clase media valenciana, muchas de ellas jóvenes treinta añeros, un trozo de la tarta social que forma la sociedad española.

Entonces es cuando uno piensa cómo es posible que haya personas que formen familias, que amen la cultura, y disfruten juntos de sus manifestaciones colectivas, en una España crispada, agobiada, furiosa, enconada, convaleciente.

Y uno se da cuenta de que esa es la España que fuerzan muchos políticos en ejercicio en su imaginación febril. No voy a señalar facciones, cada lector que aplique las que se le ocurran. Porque entre esas familias que bailaban juntas en Veles e Vents habrá muchas de izquierdas, y acaso también de centro y de derechas. Pero eso es lo de menos. Son ciudadanos que gozan de su vida privada en público, que se tienen afecto por encima de ideologías, y que constituyen la base de la estabilidad española, que tantos activistas pretenden desmontar y destruir.

 

 

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