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Bitácora y apuntes

Por la verdad, contra el fraude y la tiranía

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Fernando Bellón

Pío Moa ha solicitado a sus suscriptores y amigos la máxima difusión del artículo titulado como esta entrada.

El lector interesado lo puede encontrar pinchando en este enlace: «Por la verdad, contra el fraude y la tiranía«.

En estos días bastantes columnistas manifiestan su escándalo y su espanto ante la ley de la Memoria Histórica y Etc. Hace unos años, Pío Moa era un individuo atípico en el campo del revisionismo histórico, y desde diversas posiciones ideológicas le disparaban francotiradores a sueldo. Hoy, se han multiplicado los blancos. Lo paradójico de esa ley es que ha estimulado el revisionismo histórico, y ha despertado a muchos de los que sesteaban porque lo que hoy es avalancha de resentimiento eran algunos chillidos histéricos.

Ahora la cosa es distinta, van a por los que no pensamos como ellos, y nos amenazan con meternos en la cárcel si decimos lo que pensamos. Hay reacciones para todos los gustos. Me gustan las que utilizan la ironía o el sarcasmo, como una que habla de Franco, pero no de ese canalla dictador asesino, sino de otro que, vaya por dios, parece un calco suyo, pero no lo es, no vaya a ser que me persigan con la ley como garrota.

Esta mañana mismo he escuchado por una radio «conservadora» que los pantanos que fue inaugurando Franco a lo largo de su vida y que dieron pábulo a la industrialización del país fueron todos diseñados por la República. Supongo que algunos diseñaría el señor Prieto, pero si Franco siguió el programa no sería tan imbécil y malvado, y pensaría en el bien de la población. Creo que me estoy poniendo en peligro escribiendo y publicando esto. Pobre de mí.

Si la Transición cuajó fue porque procedía del franquismo, de la ley a la ley, sin solución de continuidad. Esto es algo muy molesto. Por eso alargan el franquismo hasta 1983. ¿Dónde está el abismo que separa a una dictadura de una democracia? Franco fue un dictador, vaya que lo fue. Pero supo construir un estado desde las ruinas de la Guerra Civil. De modo que con el paso de los años el franquismo había dejado de serlo porque la administración pública, los cargos decisorios, hasta los sindicatos estaban ocupados por personas competentes, consentidoras con el Régimen, sí, pero competentes. Sin todo ese aparato, la Transición a la Democracia habría sido imposible.

Bueno, ahí queda eso. Ignoro si me perseguirán por estas palabras. Sería una lástima, porque esta revista y yo somos muy poca cosa. Pero a lo mejor me hacía famoso a mis setenta y dos años.

 

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