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Bitácora y apuntes

Superliga global

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El estrepitoso vacío de los estadios. El Nuevo Mestalla no está ni acabado, y puede que se quede en monumento a la estupidez empresarial y municipal

Un artículo de Fernando Bellón

Cabe preguntarse si el anuncio de una Superliga de grandes equipos de fútbol europeos es el viejo truco de la patita debajo de la puerta del temible lobo de la Globalización.

Merece la pena argumentarlo para calibrar la sospecha de conspiranoia.

Una Liga de Eurograndes del fútbol es el abandono de los escenarios locales y nacionales, todo en beneficio (dicen) de un público virtual, dado que los espectáculos en vivo y en directo están suspendidos a divinis. Si el aficionado real con presencia en las gradas ha dejado de ser un»activo» económico en los clubes, ¿por qué no van a aprovechar los grandes su potencia financiera «en provecho» de su «afición» virtual, algo de probada rentabilidad?

Estamos traspasando la frontera nacional. ¿No es esto uno de los pasos necesarios para el Globalismo? El medio es la retransmisión deportiva mediante una televisión cuyos programas más populares se clonan de un país a otro con pingües resultados.

La UEFA y la FEF (Federación Española de Fútbol) se han manifestado en contra. También lo han hecho, de momento, el primer ministro británico y el presidente de Francia. Saben lo que se juegan.

El único sentido de la existencia de UEFA y FEF es el territorio soberano, y no es casualidad que Gran Bretaña y Francia hayan sido las primeras en defender su solar nacional. La FEF ampara (es un decir, o sea es un negocio) a miles de equipos locales y regionales que, en oportuna analogía, vienen a constituir su «Parlamento» (Asamblea de la FEF). La Superliga desmonta tal estructura, la vacía y desampara a pueblos, barrios y ciudades representadas en la FEF.

Ahora bien, los cubes deportivos de barrio y las diminutas asociaciones culturales pueden funcionar sin el amparo formal de la FEF, es decir, seguirían existiendo si la FEF desapareciera. Incluso cabe imaginar que los «Clubes Globalizadores» encontrarían medios de subvencionar el «deporte de base», siempre que beneficiara a sus intereses.

Es lícito comparar esta posible disolución de estructura nacionales con el desamparo de millones de ciudadanos que votan (es decir, pagan impuestos) en Ayuntamientos, Parlamentos Regionales y Nacionales y Parlamento Europeo.

¿Qué beneficio obtienen estos ciudadanos a cambio de su cuota? El que les da la inercia administrativa del Estado, un aparato manejado a su antojo por una clase política que les ignora, preocupada sólo de su permanencia en el poder. De hecho hay constancia de comunidades (Cataluña) y de Estados (Bélgica, qué casualidad, el estado que protege al huido Puigdemón, Italia) que carecen de un gobierno operativo, que están acostumbradas a una deriva política inerte, porque su aparato administrativo funciona sin mando político o con él.

Así que, ¿por qué no seguir la senda que los Grandes del Fútbol intentan abrir, y crear una Superliga Política Global en la que el sufragio esté ausente puesto que está demostrado que no sirve para mucho?

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