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Cultura y comunicación

«TEATRE DE L’ABAST», UNA JOVEN COMPAÑÍA CON SABIDURÍA ESCÉNICA

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Lucía Aibar y Alberto Baño: «Entusiasmo y rigor no tienen por qué ser disconformes».

La JCEA quiere decir Joven Compañía de Entrenamiento Actoral, y Teatre de l’Abast viene a  ser algo así como Teatro de la Abundancia. JCEV-Teatre de l’Abast se presenta como una asociación cultural sin ánimo de lucro, donde ninguno de sus miembros percibe ningún tipo de remuneración, salvo cuando se contrata al elenco. Los profesores imparten clases de manera altruista y los alumnos, que no pagan nada por las clases que reciben, colaboran con el proyecto realizando las tareas necesarias para sostener su estructura de funcionamiento. Declaran que su objetivo es recorrer el camino básico del teatro, aquel que hace del actor su esencia. Lucía Aibar y Alberto Baño son dos de los componentes de la compañía-Fundación. Su espacio está en la localidad valenciana de Alboraia.

Entrevista realizada por Antonia Bueno. Fotos de la página de JCEA y de F.B.

Lucía y Alberto

Lucía y Alberto

Lucía tiene 27 años y Alberto 26, edad promedio de los componentes de la compañía, surgidos de la ESAD (Escuela Superior de Arte Dramático) de Valencia.

¿Cómo valoráis vuestro paso por la ESAD?

ALBERTO– Yo, personalmente, estoy muy contento. Creo que ha sido una formación muy amplia. Lo bueno de estudiar en una Escuela Superior es que tienes cuatro años en los que tocas disciplinas de la voz, corporales, y claro, la base interpretativa. Creo que he aprendido mucho y he recibido una base sobre la que seguir construyendo para aprender es esta profesión.

LUCÍA– Coincido totalmente con Alberto. Para mí fue muy importante, porque yo venía de cero. Cualquier cosa era mucho para mí. Es cierto que, a medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que hay profesores que te llegan más, otros que no te llegan tanto. Y tú vas cogiendo lo que te interesa de cada profesor. Nuestra promoción hemos tenido bastante fortuna con el profesorado. Desde que entramos, el trato, la capacidad de entendernos, todo ha ido muy a favor siempre.

ALBERTO– También hemos tenido la suerte de caer en una promoción muy trabajadora. El 90% de nuestra promoción ensayábamos muchísimo y nos lo tomamos muy en serio desde el minuto cero.

LUCÍA– Somos de las pocas promociones que a las 8 de la mañana estábamos allí ensayando. A las 9 empezábamos las clases. Hacíamos cada día unos 45 minutos de ensayo antes de empezar.

ALBERTO– Ya en primero de carrera.

LUCÍA– Nos quedábamos a comer y cerrábamos la Escuela ensayando. Creo que no depende sólo de lo que te enseñan, sino de cómo tú quieres ser enseñado. En nuestra promoción éramos quince o veinte a los que los bedeles nos decían: “Pero, iros a casa”. “No. ¿Por qué? Aquí, hasta que cierren”.

ALBERTO– Hemos sido muy currantes. Y lo somos.

Una escena de "L'Ànima Bona de Schezuan", de Bertold Brecht

Una escena de «L’Ànima Bona de Schezuan», de Bertold Brecht

¿Os ha servido la titulación para ejercer la actividad teatral?

LUCÍA– En mi caso, que venía de cero y que iba muy desorientada, si no hubiese pasado por la Escuela de Arte Dramático, a saber…

ALBERTO– Yo pienso igual que Lucía. Lo único que el hecho de tener el título, el “papelito”, por ahora no me ha influido. No me han dicho: “Ay, mira, sí, porque tienes el título de la ESAD”. En todo caso, en un futuro, podrá servirme si quiero ser profesor.

LUCÍA– No vas por ahí diciendo, “Soy de la ESAD”. Otros han estudiado en otras Escuelas no oficiales y son gente muy válida, muy buenos actores. Depende de lo que se lo curre la persona.

¿Habéis trabajado con otras compañías, aparte de JCEA-Teatre de l´Abast?

ALBERTO– Yo sí, he creado otras propuestas con otros compañeros, que hemos presentado a Russafa Escènica o a Microteatro. He trabajado también con L´Horta Teatre. Y también cortos y otros trabajos externos.

LUCÍA– Por un lado está nuestra compañía JCEA-Teatre de l´Abast, que nació de nuestra promoción, pero que se ha extendido a otras promociones; todo el que quiere entrenar y trabajar con nosotros está más que invitado. Luego tenemos nuestras compañías personales. Alberto tiene Contrahecho, yo tengo Volandera, con gente con la que trabajas bien. Y luego está la posibilidad de que te llamen de otros sitios, como los cortos o el microteatro, que yo también he hecho con Groc Teatre. Pero si no te lo dan hecho, tú te lo haces.

En una crítica, te llaman: “La multidisciplinar Lucía Aibar”.

LUCÍA– Bueno, eso no lo he escrito yo… (Risas.)

¿Por qué decidisteis crear la compañía JCEA-Teatre de l´Abast?

Una escena del "Tartuf", de Moliére

Una escena del «Tartuf», de Moliére

LUCÍA– Cuando estábamos en 3º, Alberto y yo tuvimos como profesor a Ramón Moreno, que es realmente la cabeza pensante y el director artístico de la compañía. Hicimos con él montajes encaminados al Teatro Físico. Comenzamos con el Tartuf y empezamos a trabajar muy a gusto con él. Tenía unas bases muy claras y aquella experiencia salió muy bien. Yo tuve la fortuna de volver a tenerle como profesor en 4º. Alberto, no.

ALBERTO– Yo me fui de Erasmus a Lisboa.

LUCÍA– En nuestra clase montamos con Ramón Moreno L´Ànima Bona de Sezuan. Toda la promoción estaba encantada con él, no sólo como director, sino como pedagogo, qué maravilla. Y cuando acabamos surgió la idea de crear la Jove Companyia de Entrenament Actoral-Teatre de l´Abast. Nombre largo cuando vas a hacer una factura. (Risas.) Todas las personas interesadas podían ir allí a entrenar y a participar en las obras de repertorio que en ese momento se rescataban, como Tartuf y L´Ànima Bona de Sezuan. Enseguida, mucha gente de la otra clase, que había trabajado con Ramón Moreno y estaba interesada en este tipo de trabajo multidisciplinar, se juntó con nosotros y empezamos a entrenar. Este va a ser ya el tercer año. Hemos seguido entrenando como si fuésemos todos los días a clase. Y hemos remontado ambos montajes. Ya daba igual que fueras de una clase o de otra.

¿Estáis constituidos como empresa?

LUCÍA– Asociación cultural con intención de Fundación. Sin ánimo de lucro, con una idea muy pedagógica.

ALBERTO– Una de las características importantes del proyecto es tener el mecenazgo como base. Es decir, la gente no cobra salvo que sea por actuaciones. No hay sueldos fijos. Todo lo llevamos entre los propios actores, tareas burocráticas incluidas. Y no cobramos por ese trabajo.

LUCÍA– Lo importante para nosotros era trabajar. Para gente que acababa la carrera, como nosotros, que nos enfrentábamos al abismo, era un regalo el poder seguir formándonos como en una especie de post grado o máster, básicamente enfocado al Teatro Físico, pero también hacíamos voz, canto, danza… Era nuestro regalo.

ALBERTO– Lo que ganábamos era para mantener la compañía, para hacer cursos, también se dieron algunas becas internas a algunos actores.

¿Dónde hacéis los ensayos?

ALBERTO– Los dos primeros años estuvimos ensayando y entrenando en la ESAD y este tercer año en Alboraia, en el polideportivo y en el Teatre L´Agrícola. Porque somos compañía residente.

LUCÍA– Incluso algunos de nosotros impartimos clases allí para adultos. Tenemos mucho vínculo en Alboraia. Aparte de que nos tratan genial, es un pueblo pro cultura. No hay una palabra mala que yo pueda decir sobre ellos.

¿Qué supone este acuerdo?

LUCÍA– El acuerdo no es económico sino de toda esa infraestructura, lo cual es un enorme regalo.

ALBERTO– Los estrenos de espectáculos tienen que ser allí. Y lógicamente llevamos el logo de Alboraia en toda nuestra publicidad. Ahora también tenemos un proyecto de reformar el Teatro. Como compañía hemos hecho una propuesta que está gestionándose.

Lucía Aibar en "L'Ànima Bona"

Lucía Aibar en «L’Ànima Bona»

¿Cuál es vuestra relación con las instituciones culturales valencianas, además de la que tenéis con el ayuntamiento de Alboraia?

ALBERTO– Con CulturArts hemos podido estar dos veces en el Rialto, que es un teatro público, y la verdad es que ha sido un privilegio. No tendría por qué serlo, sino un derecho para todo actor poder actuar en el teatro público de nuestra ciudad. Y más, ahora que sólo tenemos dos.

LUCÍA– Pero lo cierto es que se convierte en un lujo. Y podemos decir que lo hemos tenido.

ALBERTO– Con Tartuf estuvimos tres días en el ciclo Les nits al Rialto, en el que cogían a cuatro compañías Emergentes. Nosotros fuimos uno de los seleccionados. Y después con L´Ànima Bona de Sezuan en cartel.

LUCÍA– Esto no fue dentro de ningún ciclo, sino en programación normal.

ALBERTO– Ahora estamos viendo si vamos con el Tartufo al Teatro Arniches de Alicante.

¿Y esos cachés son suficientes?

ALBERTO– La compañía propone un caché y el teatro te lo acepta o dice “Yo puedo pagar hasta aquí.” En el momento en que aceptas, es tu responsabilidad.

LUCÍA– Somos entre ocho y nueve actores más los técnicos.

ALBERTO– Damos de alta a los actores en la Seguridad Social. Contrato por obra, alta y baja en el mismo día.

LUCÍA– No creo que seamos una compañía cara, pero…

ALBERTO– Es lo que hay.

¿Os resulta fácil que vuestros espectáculos accedan a los escenarios valencianos, no sólo institucionales?

ALBERTO– No es sencillo. No nos podemos quejar, tal como está el asunto, pero es cierto que estamos llevando una tarea muy potente de distribución. Nosotros dos estamos en ese equipo.

LUCÍA– Sobre todo, lo lleva Alberto.

ALBERTO– Es muy complicado.

LUCÍA– Es odioso.

ALBERTO– Yo soy la persona del teléfono y… Pfff. Entiendo que los ayuntamientos reciben muchas propuestas… Pero estamos ahí, al pie del cañón.

LUCÍA– No nos podemos quejar, pero realmente podríamos… Porque, si yo quiero ser sólo actriz, no puedo.

Alberto

Alberto

¿En qué medida podéis vivir del Teatro?

ALBERTO– Unos meses mejor… otros peor.

LUCÍA– Pero no podemos vivir. De repente tienes un poco más de suerte, pero no sabes qué va a pasar de aquí a dos meses. A día de hoy necesitas tener otro trabajo.

ALBERTO– Sí, es muy difícil vivir sólo de esto, sobre todo por la gran inestabilidad que conlleva la propia profesión. Pero esa inestabilidad, de momento, es inherente a esta profesión.

LUCÍA– Hay compañeros que se han liado la manta a la cabeza y han dicho: “Yo me voy a Madrid, a ver qué pasa.” Pero no tenemos noticias por ahora, ojalá que sí, que algún compañero diga: “He encontrado trabajo y voy a poder vivir este año tranquilo.”

ALBERTO– Empezar de cero es complicado. Si tú saltas a una ciudad, como por ejemplo Madrid, empiezas de cero, a no ser que tengas algún contacto. No es lo mismo que estar aquí, ya conoces gente, salas…

LUCÍA– Tampoco una barbaridad, pero ya hay un cierto compañerismo entre los que somos de la profesión.

ALBERTO– Y si quieres hacer un curso, puedes informarte: “Pues, mira, esta persona es muy interesante.” Y esto no ocurre si te vas a otra ciudad. Los inicios, que son complicados. (Risas).

¿Y JCEA-Teatre de l´Abast cómo lo tiene fuera de nuestra Comunidad?

ALBERTO– Complicado.

LUCÍA– Yo de momento, ni me lo planteo. (Risas)

ALBERTO– Es dificilísimo acceder. Hemos tenido sólo dos bolos fuera de la Comunidad Valenciana, uno en Albacete y otro en Dos Hermanas, en Sevilla.

LUCÍA– Luego está la complicación de que todo son…

ALBERTO– Papeles.

Lucía

Lucía

LUCÍA– Y burocracia. Si tú quieres hacer una obra, pagas en principio los derechos de autor en valenciano, porque nosotros queremos movernos por el circuito valenciano. Pero luego, quieres salir fuera y tienes que volver a pagar derechos de autor por cambiar el idioma. A saber si están libres los derechos de autor… Son muchas cosas las que se complican. No sólo es decir: “A ver si me cogen en Madrid con esta obra”, sino ir a Madrid a ver si me la compran, y si es así, cambiar el espectáculo de lengua, lo que supone horas de ensayo.

ALBERTO– Salir fuera de la ciudad de Valencia a otros pueblos de la Comunidad es relativamente posible.

LUCÍA– Es más fácil actuar en un pueblo, porque el Circuit es más accesible.

¿Habéis entrado en el mundo de las series de televisión?

LUCÍA– Yo lo veo muy difícil, y más en Valencia.

ALBERTO– Yo todavía no he pisado ese campo.

LUCÍA– Yo he hecho una web serie para Internet, pero lo único que eso te da es material audiovisual para tu videobook. Fue un trabajo muy digno y lo hice a gusto. Y el pago fue quedarme con todo ese material.

ALBERTO– Cortos sí. Cortos hemos hecho bastantes.

¿Cuántos montajes ha hecho JCEA-Teatre de l´Abast?

LUCÍA– Tres: Tartuf, L´Ànima Bona de Sezuan y Gore.

¿Cómo abordáis la creación de un espectáculo?

ALBERTO– Hasta ahora, en el historial de la compañía, el espectáculo ha surgido siempre de un texto. Al principio, Ramón Moreno proponía varios textos y nos quedábamos con el que más nos interesaba.

LUCÍA– Se proponían muchos, hasta que nos quedamos con el final. Eso es muy interesante.

ALBERTO– Lo primero es elegir un texto. Cuando lo tienes, empiezas a crear. El último montaje ha sido Gore. Para este caso decidimos llamar a un director externo a la compañía, Xavier Puchades, y nos lanzamos sobre este texto contemporáneo de Javier Daulte.

LUCÍA– Voy a hablar sobre todo de Ramón Moreno, que ha sido nuestra base. Yo no sé cómo lo hace Ramón, pero el caso es que estás trabajando y estás llegando al personaje. Es un proceso muy fluido, en el que te das cuenta de que él está montando la obra y no te sientes “dirigido” en el sentido de “Tú aquí, tú allí…” Hay una forma muy natural en la que él crea el proceso.

ALBERTO– Es genial.

LUCÍA– Mientras tú estás entrenando, él va creando el espectáculo. Por ejemplo, para L´Ànima Bona de Sezuan nos propuso una búsqueda de animales para encontrar la corporalidad de los personajes. Y tú ni te enteras. El distanciamiento brechtiano lo íbamos trabajando con él, casi sin darnos cuenta.

ALBERTO– La verdad es que Ramón es un director alucinante.

Una escena de L'Ànima Bona"

Una escena de L’Ànima Bona»

¿Qué importancia le dais al entrenamiento?

LUCÍA– Depende. Cuando la obra ya está montada y hay una actuación, nos dedicamos a ensayar. Pero cuando estamos en la fase de creación siempre dedicamos un tiempo, una media hora al menos.

ALBERTO– Al comienzo del proceso, el entrenamiento tiene más duración, luego se va reduciendo, dedicándole más al montaje. Pero en sí, cada ensayo es un entrenamiento.

LUCÍA– Y finalmente, la obra se convierte en tu entrenamiento.

ALBERTO– Para cada espectáculo trabajamos las técnicas apropiadas. Commedia dell´Arte para el Tartuf, entrenamiento con palos para L´Ànima Bona de Sezuan.

LUCÍA– Para Tartuf vinieron especialistas en Commedia dell´Arte como Victoria Salvador y Fabio Mangolini. Para L´Ànima Bona de Sezuan vino Pepe Sobradelo, que nos impartió tai-txi, para que adquiriéramos la gestualidad; también vino Gracel Maneu, del Conservatorio de Danza para enseñarnos danza butoh, etc. Ramón tiene algo muy elogiable y es que llama a especialistas de otras disciplinas para que nos complementen el montaje con sus propuestas.

ALBERTO– La compañía parte de lo físico, y a partir de ahí se construye el montaje. En L´Ànima Bona de Sezuan trabajamos a varios niveles: el nivel personaje, el nivel coral y el mundo de los insectos sobre el que apoyamos los personajes.

LUCÍA– Esto nos ayuda a dar una homogeneidad, sobre todo en los momentos de cambios escénicos, y a crear sensaciones como cuando parece que vamos a “comernos a la protagonista”. Todos entramos y salimos de la escenografía como de un hormiguero. Por ejemplo, en la escena de la fábrica se ve lo primitivo, lo animal. Luego, en tu papel de actor te distancias y hablas: “La corrupció és a l’ordre del dia.” Eso es lo que al público le pega la bofetada. Yo creo que lo que tiene Brecht es que es tan atemporal, que todo resulta totalmente actual.

ALBERTO– Nosotros lo hemos acercado con elementos como la bicicleta de la aguadora.

LUCÍA– Yo recuerdo a Ramón diciéndome: “Lucía, tú eres la representación de la explotación infantil.” Y eso es atemporal, personas que tienen que ganarse la vida con su trabajo de aquí para allá.

ALBERTOL´Ànima Bona de Sezuan es totalmente contemporánea. Hay un momento de la obra en que el actor a través del distanciamiento dice: “Som pobres, no tenim casa, necessitem ajuda” Y de repente aparece su personaje diciendo: “L’arròs es teu?”.

LUCÍA– Es tan de ahora. Es genial.

¿Por qué os decidisteis por L´Ànima Bona de Sezuan?

LUCÍA– Los dos estábamos de Erasmus. Cuando llegamos, ya estaba elegida. No estuvimos en el momento de la elección, pero participamos en todo el proceso.

¿Y respecto a las otras dos, Tartuf y Gore?

LUCÍA– En Tartuf se plantearon unos textos posibles dentro de la línea de trabajo. Eran un montón de textos que todos íbamos leyendo, tanto director como alumnos. Nos quedamos con tres textos, un día hicimos una reunión para escoger y salió ése. Ramón Moreno tiene una cosa estupenda, con el texto que te quedas vas a muerte.

ALBERTO– Y una vez escogido, ha sido la mejor elección.

¿Cuáles fueron los otros dos textos?

LUCÍA– Si no me equivoco, creo que uno fue Escuela de bufones de Ghelderode.

ALBERTO– Y el otro Las conversiones de Martín Recuerda.

LUCÍA– Ramón Morenos nos dijo: “Si hacemos Escuela de bufones la línea de trabajo irá por el bufón. Si hacemos Las conversiones será un trabajo diferente. Y si hacemos Tartuf trabajaremos la Commedia dell´Arte.” Eso fue una propuesta suya, hacer Tartuf en Commedia dell´Arte. Todo tenía una parte muy positiva, porque todo lo que trabajábamos era nuevo, físico. Fue una pasada. Recuerdo que se dijo: “Si trabajamos Commedia dell´Arte haremos máscaras…” Todas las posibilidades eran súper interesantes.

ALBERTO– Y en el caso ahora de Gore, la propuesta del texto ha surgido del director. Era la primera vez que la compañía lo hacía. Cuando coges a un director externo, lo que quieres es que monte un espectáculo en su línea de trabajo, su especialidad o lo que más le pueda motivar. Xavier Puchades trabaja habitualmente con textos contemporáneos, él mismo también es autor, y como director ha montado textos argentinos. Al llamarle a él ya teníamos clara una línea de trabajo, que sería contemporánea. Él propuso Gore y la compañía lo leyó y todos lo aceptamos. Lo estrenamos en octubre en Alboraia y luego fuimos cinco días al Teatre Micalet.

¿Cuáles son vuestros proyectos inmediatos?

LUCÍA– Nuestro proyecto inmediato es mover las tres obras.

ALBERTO– Tenemos ahora por delante cinco funciones.

LUCÍA– Y enseguida nos meteremos con nuevos proyectos. Seguiremos trabajando, ensayando, entrenando…

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