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Agricultura y naturaleza

Vicent Martí: «L’Horta se sostiene comprando en l’Horta»

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Propuestas activas y realizables para regenerar la Huerta de Valencia

Una reseña de Gaspar Oliver. Foto de cabecera, Lola Vicente-Almazán (Cerai), el resto, del autor.

Las dio a conocer el sábado día 18 de abril el agricultor ecológico Enric Navarro, ante más de un centenar de incondicionales de la defensa de un territorio nuevamente amenazado por una reforma del Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Valencia.

El ámbito tenía una ubicación, la alquería de un veterano del cultivo ecológico, Vicent Martí, en la huerta de Alboraya, al norte de la ciudad, y un título: “Repensant el territori: l’Horta. Reflexions sobre el PGOU de la ciutat de València en la setmana de la Lluita Camperola”. La jornada estuvo organizada por la Plataforma de Sobirania Alimentaria al País Valencià, Per l’Horta y Cerai.

Enric Navarro, uno de los ecoagricultores más solventes, activos y comprometidos de la Comunidad Valenciana sostuvo sus propuestas sobre datos y cifras que hablan por sí mismas. El censo agrario de 1999 cifraba en más de 2.000 las explotaciones agrícolas en el término municipal de Valencia. En el censo agrario de 2010 se había reducido a la mitad. En el mismo censo se mostraba que la mitad de los agricultores tienen más de 65 años; son 6000 las personas que cotizan en la ciudad de Valencia en el régimen agrario.

Dentro del porcentaje ocupacional, el número es bajo, no llega al dos por ciento. Pero si miramos la cifra para encontrar personas, 6000 es un número considerable, que merece la pena conservar y capaz de dinamizar la economía.

Sobre estos argumentos, Enric Navarro hizo unas propuestas de futuro para salvar la Huerta de Valencia, subrayando que era algo aburrido e inútil que se planteara la defensa de ese territorio en negativo, contra algo o alguien. Vamos a ver lo que podemos hacer, y si somos capaces de garantizar la viabilidad de la Huerta, vino a decir.

Una instantánea del descanso entre actividades. Bailes a cargo de Vicent Martí y otros voluntarios

Una instantánea del descanso entre actividades. Bailes a cargo de Vicent Martí y otros voluntarios

En primer lugar es preciso un cambio generacional. Hay que convencer y formar a jóvenes que se hagan cargo de las tierras que están dejando los que se jubilan, ese cincuenta y tantos por ciento de los cultivadores presentes

En segundo lugar, y dentro de un programa educativo, hay que crear huertos escolares en todas las instituciones que dispongan de un terreno o que puedan disponer de él. Empezando por las escuelas de educación primaria y secundaria, continuando por los institutos de bachillerato e incluyendo la formación profesional, con una especialidad dedicada a la agricultura (mejor si es ecológica).

Dentro de este ámbito, crear la formación no reglada en agricultura. Sería la fórmula para estimular el interés y seleccionar a los jóvenes que se encuentran a gusto trabajando al aire libre, y dirigirlos hacia las instituciones regladas.

En tercer lugar, apoyar las huertos de ocio existentes en la periferia de Valencia, y estimular la creación de otros nuevos. Los huertos dedicados al ocio y al autoconsumo son espacios de transición entre la ciudad y la huerta, y al situarse pegados a los huertos tradicionales, pueden servirse de la experiencia de los agricultores que llevan años de práctica a sus espaldas.

En cuarto lugar, revitalizar los mercados municipales de distrito, muchos de los cuales sobreviven en estado agónico, y otros, como es el caso del mercado del Grao, están construidos y no tienen uso. Propone Enric Navarro que se vincule a los labradores a los mercados, facilitándoles puestos de venta en condiciones favorables, no onerosas, y que los vendedores se las ingenien para arrebatar la clientela a los supermercados que compiten de modo desleal y en condiciones de ventaja.

En quinto lugar, mejorar las condiciones de Mercavalencia. En concreto las que afectan a los agricultores que acuden cada madrugada a las instalaciones con sus productos (hay información del tema en Agroicultura-Perinquiets). Son labradores de Valencia y sobre todo de la Huerta y de zonas algo más alejada que ofrecen en pequeños puestos sus productos directamente a los fruteros y verduleros que los venden en la ciudad y las localidades aledañas.

En sexto lugar, crear un Banco de Tierras, de forma que se puedan agrupar la pequeñas propiedades cerca de quienes las cultivan. Hoy por hoy, el minifundismo dominante en la Huerta, obliga a un agricultor a trabajar su tierra en lugares distantes, con el consiguiente gasto de transportes y desplazamientos. Un banco de tierra concentraría parcelas equitativamente, favorecería la explotación racional de la tierra y reduciría gastos de modo extraordinario.

En séptimo lugar, revitalizar la Comunidad de Regantes de la ciudad de Valencia. Existe sobre el papel, pero ni funciona ni dispone de caudal agua. Aprovechar las instituciones existentes en beneficio de los que las utilizan es un paso enorme en el camino de la recuperación de la Huerta.

Y en octavo lugar, revitalizar el Consejo Local Agrario de la ciudad. Se trata de una institución sin uso, en la medida que no actúa ni sirve a los agricultores, pero viva, informó Enric Navarro, que ha formado parte de ella, cuya existencia se limita a unos cuantos guardas rurales sin nada que hacer, tres administrativos, un ingeniero agrónomo que no parece preocuparse mucho de su trabajo, y un presupuesto de 600.000 euros anuales. Enric Navarro exigió que ese dinero se emplee en beneficio de los agricultores a quienes dice representar y servir, en lugar de utilizarse en un organismo que más bien parece un nido de funcionarios ociosos.

Yantar natural, ecológico, casero y compartido. El ideal cooperativo

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Además de Enric Navarro participaron en la jornada de reflexión profesionales del urbanismo,la sociología y la historia local, y profesores universitarios, así como activistas, que recrearon la evolución de una Huerta que no siempre ha sido como la conocemos, e invitándonos a reeducar la mirada para ver el trabajo de generaciones de agricultores abnegados. También se apeló a la conciencia moribunda de los ciudadanos de la metrópoli.

Vicent Martí regaló a los presentes, según su costumbre, con la música y la danza. Por la mañana cantó Lucho baladas argentinas de emocionante calidad, y por la tarde actuaron Miquel Gil, Toni Carrión y Juan Clemente. El papel de Vicent Martí, hombre cordial, generoso y emprendedor es una de las claves de las actividades culturales, reivindicativas y productivas que se llevan a cabo en l’Horta de València desde hace décadas. Sin personas como él, l’Horta habría perecido ya hace tiempo.

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