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Cultura y comunicación

VIAJE TEATRAL AL SUR DEL NORTE (AMÉRICA)

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 Carolina del Sur y Texas

Mala prensa de sí mismos se hacen los yankees con esos telefilmes de personajes psicópatas o ñoños con que nos martillean cansinamente. Los yankees no son así. O debo decir los “ex confederados”, ya que mi visita ha sido a dos de esos once estados del sur que se rebelaron contra los unionistas hace siglo y medio, dando lugar a lo que nosotros llamamos Guerra de Secesión y ellos denominan, quizá más acertadamente, Civil War.

Una reseña de Antonia Bueno (Fotos de Begoña Caballero, Lourdes Bueno y Clelia Peña)

Tras el fin de la contienda, que duró cuatro años, y que conocemos por otros cientos de películas (siempre, el cine, inventando el American way of life), debieron quedar tan satisfechos de su reconstrucción como país, que acabaron adueñándose del nombre de todo un continente, en un ejercicio de metonimia que el planeta ha aceptado sin rechistar. ¿Será porque nos echaron una mano en dos Guerras Mundiales?… ¿Porque son el amigo grandote que te puede arrear un sopapo si le caes gordo?…

AntoniaLourdes

Lourdes y Antonia con Eisenhower vigilante tras ellas

Lo cierto es que son grandes. En primer lugar, en tamaño. Los casi 10 millones de kilómetros cuadrados que suman los 50 estados suponen una superficie aún mayor que la de China y más de la mitad de la de Rusia. Texas, uno de los estados que visité, es mayor que España y Portugal juntas. En segundo lugar, por sus recursos de toda índole. Y también porque cuentan con grandes personas, como he podido comprobar.

Antonia y Begoña en los jardines del Wafford College

Antonia y Begoña en los jardines del Wofford College

Invitada por Begoña Caballero y Lourdes Bueno, profesoras de las universidades Wofford College (Carolina del Sur) y Austin College (Texas), he realizado Lecturas Dramatizadas de mis obras teatrales, he impartido conferencias, he participado en clases con alumnos y encuentros con profesores. Han sido unos días de Abril intensos, porque yo les pedí que me “aprovecharan” al máximo. Me encanta la labor pedagógica y allí pude ponerla en práctica y disfrutarla en sus múltiples aspectos.

En ambos Colleges se programó un acto teatral, donde vieron la luz varios textos breves míos. En primer lugar los leían en inglés los alumnos, después yo los representaba en español, en este caso interpretados, con vestuario y soporte sonoro: Aulidi (my son)-Aulidi (hijo mío), Little Girl Laid-La niña tumbada, 7 minutes…wow-7 minutos nada menos, y Bits (título obviamente sin traducción). Luego había coloquio, con intervención del público.

En ambos Colleges también llevé a cabo una conferencia ilustrada sobre mi trayectoria teatral, desde los inicios en 1970 hasta la actualidad. La conferencia iba acompañada de un PowerPoint compuesto por fotografías de mis diferentes realizaciones teatrales. Intenté que este recorrido creativo estuviera imbricado en un recorrido a través de nuestra sociedad española, desde la dictadura hasta la democracia, con sus avatares correspondientes, y cómo influyó esto en mis realizaciones. Ello suscitó un gran interés en los asistentes, que hicieron interesantes preguntas sobre lo que oían y veían.

Interpretando Aulidi (Hijo Mío) en el Austin College

Interpretando Aulidi (Hijo Mío) en el Austin College

En Wofford College intervine en una clase donde los alumnos analizaron mis monólogos: La madrastra de Cenicienta y La madrastra de Blancanieves, considerando en primer lugar los elementos comunes entre mis textos y los cuentos populares correspondientes, y después los elementos disímiles que yo he introducido, razonando lo que suponen estos cambios en el relato, con la mudanza del punto de vista del personaje narrador.

En Austin Collage participé en otra clase, que en este caso trató de las similitudes y diferencias entre los personajes centrales de El Quijote, Quijote y Sancho, y mis personajes conductores de la Ópera de los residuos, Latin Liber y Mendrugo. También se trató el tema del reciclaje como acto no sólo cívico sino también con grandes posibilidades creativas.

La participación de los alumnos en ambos casos fue grande e inteligente.

También realicé un taller práctico sobre las herramientas teatrales, trabajando a nivel psicofísico con un grupo de estudiantes de español. Hice con ellos un recorrido sintético desde la expresión corporal, pasando por juegos dramatizados, hasta improvisaciones, usando el teatro como forma de gestionar conflictos.

Todas estas experiencias me han permitido percibir el alto nivel de educación, sensibilidad e interés de un buen número de norteamericanos, alejados de los tópicos fílmicos.

Lo cual tiene un gran mérito, ya que los mass media se encargan, incluso allí mismo, de insistir machaconamente en la imagen mentecata de sí mismos. Anuncios de cirugías plásticas para que las adolescentes luzcan pechos exuberantes, comidas insanas llenas de aditivos y grasas saturadas, el coche como única forma de desplazamiento, los centros comerciales como única manera de consumo, y publicidad, proclamas inacabables de toda clase de productos, interrumpiendo continuamente la programación de los canales de TV, abundantes en número pero parcos en variedad.

Y coexistiendo con ello, llamativas contradicciones. Un joven puede empezar a conducir su coche a los 16 años, a los 18 ya puede ir a una de esas guerras que montan en otros continentes, pero hasta los 21 no puede tomarse una cerveza fresquita en el bar de la esquina. Entre otras cosas, porque no hay esquinas con bares. Las pequeñas ciudades son una reunión de casitas construidas de madera y en el mejor caso forradas de finas lajas de ladrillo o piedra. Esta restricción, que recuerda épocas de la Ley Seca y preceptos calvinistas, convive con la posesión de armas por cualquier hijo de vecino que convenza al psicólogo de que está bien de la cabeza, aún como se demuestre más adelante, como por desgracia ha ocurrido en demasiadas ocasiones, que el diagnóstico no era certero.

Con Begoña Caballeros y sus alumnos del Wofford College

Con Begoña Caballero y sus alumnos del Wofford College

Al salir del coche, yo siempre me preocupaba por no dejar el ordenador ni cosas de valor. Me respondían que no había problema. No hay robos en coches ni en casas. La razón no es ética, sino incuestionable. El propietario te puede descerrajar un par de tiros con su pistolón y quedarse tan ancho, ya que le asiste la ley. Así que las ansias de latrocinio se disipan ante tan funesto panorama.

Con un alumno del Austin College, en una lectura dramatizada

Con un alumno del Austin College, en una lectura dramatizada

Los Colleges me parecieron lugares de sensatez e inteligencia. Se propicia la comida sana, incluso en los servilleteros del comedor universitario. ¡Hay aceite de oliva y vinagre de Módena! Los alumnos son chicos y chicas preparados, con una enorme curiosidad por conocer lo que ocurre no sólo en su país sino en el planeta entero. En cuanto pueden, viajan al extranjero y cohabitan con otras culturas.

Pero al parecer, no sólo los Colleges son islas. Tuve el placer de visitar una escuelita de niños, donde conviven hijos de emigrantes mejicanos con hijos de tejanos. Una escuela pública con un alto nivel de enseñanza y participación. Los niños estaban embelesados escuchando cómo es España, qué comemos, cómo hablamos, si hay policía y cárceles, si me mojé al atravesar el mar…

No sólo trabajé en los dos Colleges universitarios y en la escuela infantil, también conseguí arrancar retales de mi apretado tiempo para visitar un almacén con equipamiento de las distintas guerras en que han participado, un rancho de crianza asistida de potros, la casa donde nació Eisenhower, media docena de restaurantes de todas clases, y (cómo no) varios centros comerciales.

EscuelaDenison

En la escuela infantil de Denison, con niños de familias latinoamericanas.

Las ardillas corren por los campus donde muchos jóvenes estudian español, las vacas de grandes cuernos y los caballos de variopinto pelaje pacen en los campos sureños, el fértil suelo almacena petróleo y tabaco, cientos de banderas ondean con el vientecillo abrileño, bajo bandadas de gansos en formación de V que atraviesan los cielos camino del norte de este norte, hacia Canadá.

Y yo me despido de los estados de la palmera y de la estrella solitaria. Traigo una bala disparada en una de las más cruentas batallas de la Civil War, un sombrero tejano, una gorra de Veterano de Vietnam, un armadillo de cerámica, regalitos para niños y grandes, pero sobre todo mi esperanza en el futuro, porque en ese gran país están creciendo generaciones de hombres y mujeres dispuestos a convivir en un mundo plural y mejor.

 

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