Jesús Sanchis, agricultor ecológico en Llíria (Valencia)
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«Las multinacionales pueden apropiarse de la agricultura ecológica si la ven un negocio”
Jesús Sanchis Forment es uno de los agricultores ecológicos más veteranos de la Comunidad Valenciana. Nació en Alacuás, cerca de Aldaya, hace más de cinco décadas, en el seno de una familia modesta con alguna huerta en propiedad. En su juventud, se ganó la vida en la construcción y en la industria, hasta que escuchó la llamada de la tierra. Una llamada especial, porque contenía una exigencia de responsabilidad. Pudo haber dedicado su vocación, su capacidad y su sagacidad a cultivar según métodos tradicionales. Y si lo hubiera hecho, quizá ahora sería un agricultor millonario. Pero el momento de su tránsito hacia la tierra se produjo en los años de eclosión del fenómeno ecológico. Desde entonces no ha dejado de creer en la necesidad de devolver a la agricultura su función salutífera además de la alimenticia, y de practicar la agricultura según métodos naturales. Cultiva hortalizas en Liria desde 1981. Jesús Sanchis es un excelente modelo del agricultor profesional comprometido con el sostenimiento del planeta y la salud de sus habitantes.
La experiencia de Jesús le permite hacer deducciones importantes: si la agricultura ecológica se generaliza y se convierte en un negocio, caerá en manos de las multinacionales, igual que tienen hoy bien agarrada la agricultura convencional Pero también señala la solución: la combinación entre el cooperativismo de los agricultores y de los consumidores.
Una entrevista y fotos de Fernando Bellón
¿Cómo organizas el día, tu jornada laboral?
Jesús Sanchis. Me levanto a la salida del sol y ahora acabo de terminar [son las ocho y media de la tarde en el bar “La Estación” de Liria]. Almuerzo, luego paro un par de horas para comer, y también hago algunas pausas, porque si no, no aguantas. En invierno, es más corta.
Trabajo 40 hanegadas valencianas [alrededor de 5 hectáreas], algunas propias, otras en alquiler. Básicamente cultivo hortalizas. Patatas. Cebollas, melón, calabaza, tomate, pimientos. Y en invierno coles, algo de puerros, y también hinojo para la exportación. No hago frutales.
¿Trabajas solo?
Jesús Sanchis. Calculo que a lo largo del año seremos dos personas a jornada completa. Tengo una persona fija media jornada, casi todos los días. Y cuando hay más faena vienen tres o cuatro personas. En el campo no hay horario, cuando hay faena se hace, y cuando no hay, uno descansa.
¿El verano es la temporada más intensa?
Jesús Sanchis. No necesariamente. Cuando hay más faena es en el periodo de plantar y en la recolección. Y algunos momentos puntuales. Por ejemplo, el tomate que hago cara al invierno; ahora empezaré a final de octubre hasta febrero o marzo, si no hace mucho frío. La he plantado en agosto, y se va recogiendo a medida que va creciendo en la mata.
¿Has dedicado toda tu vida laboral a la agricultura?
Jesús Sanchis. No. He sido de todo un poco. He trabajado en la construcción, en el metal, y al final vi que eso no era para mí. En casa teníamos algo de tierra. Yo conocía el trabajo, pero siempre cambia cuando te dedicas profesionalmente a él. Cuando era joven, mi padre me enseño a regar y otras cosas sencillas; decía un domingo, “hala, ve al campo a hacer no se qué”; siempre pillaba el domingo. Y ahora, en cambio, voy al campo los domingos y no me molesta.
¿Cómo fue el cambio? Mejor dicho, ¿por qué?
Jesús Sanchis. Yo tenía 27 ó 28 años y buscaba cosas nuevas. Entonces la dinámica de la vida nos llevaba a las fábricas. Pero empecé a conocer gente que se dedicaba al campo. La verdad es que en la fábrica la vida era más fácil. Pero la faena del campo tiene su encanto para quien le gusta. Una cosa compensa la otra.
Empecé a leer las revistas “Ajoblanco”, “Integral”, y todas aquellas dirigidas a la gente urbana sobre el mundo rural. También me interesaba la salud de los alimentos. Luego, de repente me marché a Suiza, porque conocía algunas personas que me ofrecieron trabajo en una explotación agraria. Eso fue sobre el año 1980. Allí lo que veo es que el mundo de la agricultura ecológica tiene futuro. Aquí no había nada.
Al principio no tenía mucha idea, pero poco a poco vas adquiriendo conocimiento y encuentras razones económicas y agronómicas de que el cultivo ecológico es el futuro. Primero empecé a trabajar a jornal, en la agricultura convencional, y luego compré algo de tierra y me puse a cultivar en ecológico.
Vistos desde hoy, ¿cómo fueron tus inicios?
Jesús Sanchis. Estaba muy loco. La vida no se puede cambiar. No existe la predeterminación, pero seguramente haría lo mismo hoy, aunque es una locura. Hay gente que tiene en su casa una explotación familiar, tiene algo de maquinaria, te apoyan. Pero venirse a Liria a jornal… Aquí conocía a un amigo de Alboraya, Vicent Martí. Tenía familiares aquí con una empresa grande, y nos facilitaban de momento trabajo. Nos empleábamos durante la semana, y el fin de semana cultivábamos un trozo de tierra alquilado. Mi amigo tenía tierras en Alboraya y se volvió. Pero yo seguí, y aquí estoy.
¿Cómo ha sido la evolución?
Jesús Sanchis. Evidentemente ha habido una evolución, un progreso. Esto es una actividad económica. Si no progresas como labrador, como gestor… Tienes que gestionar empleos de otras personas, gastos… El progreso se basa en el aprendizaje, que en la agricultura es rapidísimo. Cuando metes la pata y no recoges ni un duro, aprendes como un rayo. Los errores es lo que más enseña.
¿Había otras personas con la misma meta que tú en aquella época?
Jesús Sanchis. Sí, ya había personas dedicadas a la agricultura ecológica. Éramos cuatro. Y siempre se hacía alguna cosita, por ejemplo, en la universidad. Había empresas comerciales que venían de fuera, y te decían, “hazme esto, que yo te doy salida”. Se enganchaba uno, y enganchaba otro… Montaban una cooperativa, pagaban un almacén para los cítricos, para los melones, lo que fuera. No éramos muchos, pero sí había agricultores ecológicos.
¿Cómo es la agricultura ecológica 30 años después en Valencia?
Jesús Sanchis. Ha habido un salto, no sé si espectacular en comparación con otros sectores, pero sí grande. El tránsito del cultivo convencional al ecológico es costoso, porque estás acostumbrado a manejar ciertos productos y tienes que dejarlos. Durante unos años tienes que cultivar ecológico y no puedes etiquetar, al menos un año. En cultivos de secano tienes que quitar el guano, porque tratamientos no se hacen y si tienes aceitunas o almendras, el primer año no tendrás, pero al año que viene tendrás etiqueta y podrás vender. En citricultura el cultivo ecológico está aumentado mucho, sobre todo en las cooperativas, y personas que se han puesto a intentarlo en estos momentos en que la naranja convencional está tan mal, ven en la ecología una salida.
La página web de Comité d’Agricultura Ecològica de la Comunitat Valenciana tiene las dimensiones de la agricultura ecológica actualizadas. En hortalizas es muy poco lo que hay. Estamos en la media de la agricultura ecológica nacional. España es el primer país de la Unión Europea en tierra dedicada a la agricultura ecológica. Sí, hay agricultura ecológica ligada a las subvenciones, pero también hay subvenciones para la agricultura convencional. La mitad del territorio agroecológico está en Andalucía; a lo mejor todo el término municipal de un pueblo se dedica a pastos, y esto cuenta numéricamente. Aunque ahora se controla la correspondencia entre extensión del pasto y de los animales que los utilizan, no vale tener mucho pasto y pocos cabaña para tener ayuda. En la zona de Almería, tienen invernaderos ecológicos en cantidad.
¿Y después de Andalucía, viene Valencia?
Jesús Sanchis. No. Estamos a la mitad. Porque hay comunidades como Castilla y León que, aunque no tengan mucha producción, son extensas. En Castilla-La Mancha, setenta u ochenta mil hectáreas no es nada, pero aquí sí sería mucho. Creo que estamos al rededor delas 40 mil hectáreas en el País Valencià, sobre todo en Alicante. [65.000 en el año 2011, según CAECV] En horticultura creo que no pasan de 200 o 300 hectáreas en toda la Comunidad [345 ha, según CAECV]. Los grandes cultivos son de secano, la viña, el olivo, los almendros, algo de cereal, frutales.
¿Tiene el sector un futuro luminoso?
Jesús Sanchis. La agricultura ecológica es el futuro. El tema de la salud, tanto de las personas como la salud ambiental es clave, está ligado a la agricultura en un porcentaje importante. Lo que se está echando por ahí [fertilizantes artificiales y plaguicidas en los campos] y lo que se come… No es que yo barra para dentro, pero la cantidad de personas con problemas de salud es enorme… Te dicen, “toma estas pastillitas y te encontrarás mejor”; pero en el fondo estás intoxicado.
El otro día estábamos en una charla en Bétera sobre la biomasa. Decíamos, la biomasa está ahí, la tenemos a nuestro alcance. Pero hace falta que aumente la demanda. Labradores ecológicos hay. Y si a un labrador le pones demanda… si ve que va a obtener beneficio… claro que sí hay futuro. Y la demanda está aumentando mucho. Si ves las estadísticas del CAECV, la demanda exterior y nacional está aumentando, y están apuntándose agricultores. Cuanto más demanda haya, más posibilidad. Eso que dicen de que la agricultura ecológica no es productiva… monsergas.
¿El agricultor ecológico actual es predominantemente joven?
Jesús Sanchis. Hay un movimiento de gente joven, que quizá se está poniendo a trabajar sin tener mucha idea, por que no tienen otro empleo. Yo he tenido algunos así. Las cosas no son fáciles. Pero hay grandes profesionales, con su explotación propia, su almacén su maquinaria. Lo que pasa es que aquí, cerca de Valencia, con un área metropolitana de un millón de habitantes, claro, puede haber treinta o cuarenta personas dedicadas a la agricultura ecológica; y si perseveran, y empiezan a sacar un poco de aquí y un poco de allá… tienen un mercado potencial grande, tienen tierra abandonada.
Yo he intentado dos veces al menos hacer venta local, pero al final he tenido que cerrar porque no me salían los números.
¿Qué te parece la propuesta de cultivar a demanda?
Jesús Sanchis. Es una solución, la ideal, ligar producción y consumo. El agricultor ha de ser capaz de dar lo que se le pide, con calidad. Hay grupos de consumo. Pero cooperativas, pocas. Es muy importante que los consumidores aprendan a unirse. Porque si no, lo que pasará es que la agricultura ecológica acabará en manos de las multinacionales. Lo tienen todo estudiado. En cuanto vean que hay negocio, entrarán a saco. De momento tiene pequeños escaparates. Pero si ven que hay negocio…
¿Sería un perjuicio para los agricultores pequeños?
Jesús Sanchis. Claro. Igual que está pasando en la agricultura convencional. Las multinacionales están arruinando a los pequeños agricultores. Tú te vas a Suiza, a Alemania y ves que todos los supermercados tienen sus estantes con productos ecológicos, queso, leche. Ese fenómeno no es malo. También hay tiendas ecológicas pequeñas, en los barrios. El problema es que los grandes, como compran cantidades importantes, te aprietan. El peligro de la agricultura ecológica es que caiga en manos de los de siempre.
¿Cómo evitarlo?
Jesús Sanchis. Hay que mantener la rentabilidad. Al final todo son números. Aquí llegan melones ecológicos de Suramérica. No se valora el territorio, la proximidad. Es la pega de los que van a hacerse ricos con lo que sea. La solución está en unir a los productores y a los consumidores. Por un lado, los productores tienen que asociarse para servir una gama amplia; y los consumidores, para hacer encargos. Cuanto más demanda haya, más producción habrá, más variedad, más de todo. Si la demanda es pequeña, también habrá menos variedad de productos, el agricultor no se anima a más…
¿Es la política de Kilómetro 0 una solución?
Jesús Sanchis. No hay que ser muy estrictos. La verdad es que no está claro que las verduras viajen miles de kilómetros. Pero, si aquí queremos consumir plátanos ecológicos, tienen que venir de fuera. Hay cosas que no se producen en cualquier sitio. Aquí sólo podemos comer naranjas… Otra cosa es que se intente consumir de temporada. Si en invierno no hay tomates o no hay judías verdes, se pueden comer acelgas, espinacas, cosas de temporada, que estarán mejor cultivadas, más saludables. Pero de ahí a decir que solo lo de aquí, hay que matizarlo. Hombre, la zona de Ademuz es buena para manzanas, que se podrían vender en Valencia… Sí, Hay que moverlo. En Francia, dentro de lo ecológico, te dicen, cuando nosotros tenemos melones, no los compramos de fuera.