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Agricultura y naturaleza

La cooperativa La Vall de la Casella revitaliza el mercado de Abastos de Alzira

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El pequeño labrador ganará si se junta para vender directamente sus productos

La iniciativa es congruente con la trayectoria de esta pequeña cooperativa de la que ya hemos hablado en AGROICULTURA-PERINQUIETS. Y también es un paso atrevido, porque en ella han puesto en juego una inversión limitada, pero importante, basada en la confianza que tienen los socios de La Vall de la Casella en que otros agricultores se suban a este carro.

Un reportaje y fotografías de Fernando Bellón
Para Alfons Domínguez, Santiago Castillo y Alfred Rubio, con quienes hemos visitado el Mercado de Abastos de Alzira, el abandono de la actividad agraria que se extiende como una plaga se debe no solo al envejecimiento de la población, sino a los precios tirados de los productos del campo. Así que han puesto en marcha lo que consideran la solución más efectiva y al alcance de la mano del labrador, sea profesional a tiempo completo o a tiempo parcial: que se convierta en vendedor de sus cultivos.
No hace mucho se ha presentado una recogida de firmas reclamando un precio justo para el consumidor y para el agricultor. A algunos les parece que el esfuerzo no hay que ponerlo en la recogida de firmas, sino en estimular al pequeño agricultor a que se organice para vender sus productos. Aseguran que hay pruebas de que la venta on line de productos agrícolas por parte de los productores es una competencia muy fuerte a la oferta, por ejemplo, de Amazon.

Santiago Castillo, Alfred Rubio y Afons Domínguez en el Mercado de Abastos de Alzira.

Santiago Castillo, Alfred Rubio y Afons Domínguez en el Mercado de Abastos de Alzira.

La Vall de la Casella trabaja desde hace tiempo en convencer a los agricultores eco de la comarca a que se agrupen, sostiene Alfons Domínguez. Se trata de crear algo más viable para todos. Este espacio en el Mercado de Abastos de Alzira es beneficiosa para la Vall porque tendría más productos y más variedad que distribuir y vender; y para los productores porque tendrían un lugar donde llevar sus producciones limitadas.
No es una iniciativa nueva. Se ha experimentado antes, no siempre con éxito. Y también han aprendido, por ejemplo, en concentrar varios puntos de venta y distribución, en lugar de dirigir todo a un sólo almacén en toda la Comunitat Valenciana. En el número de febrero de AGRICULTURA-PERINQUIETS Enric Navarro nos explicaba una iniciativa modélica de central de compras en l’Horta Nord promovida por Terra i Xufa. Otro ejemplo es el de Ecomediterránea. También está la tienda de productos eco Punt de Sabor, en la ciudad de Valencia. Guillermo Antero que tiene en Sagunto un huerto familiar intenta lo propio con aportaciones de pequeños agricultores del Camp de Morvedre. Constantí Ortells, en la Plana de Castellón. Vicent Sanz y José Antonio Rico, en Alicante. Son modelos que parten de empresas familiares, casi unipersonales, alentadas por profesionales con ganas de sacar adelante su pequeña producción y que se conectan con otras personas como ellos de su entorno.
La Vall de la Casella ha propuesto algo diferente a otros intentos anteriores, afirma Alfons Domínguez. Nos hemos fijado revitalizar el Mercado de Abastos de Alzira, hoy casi abandonado. El modelo es el de la Tira de Comptar de Mercavalencia. Trabajábamos en un almacén en Carcaixent y queríamos trasladarnos a Alzira a un almacén de un polígono que nos saliera más barato. Pero el Mercado de Abastos nos parecía el lugar idóneo, al plantearnos la posibilidad de modernizarlo, de revitalizarlo.
Hace unos años, el Mercado de Abastos de Alzira marcaba el precio de la naranja de toda España. Y mira lo que es ahora, dice Santiago Castillo. A este mercado antes se le llamaba El Prado. Antes en las familias de labradores se decía, “cuando vendamos la naranja en el Prado compraremos el televisor”. Cultivaban tres o cuatro hanegadas, y sacaban un sobresueldo. Eso es lo que ha hecho ricos a estos pueblos, tener un complemento agrícola. Ahora no es así. Pero hay un banco de tierras abandonadas por la falta de rentabilidad, porque se cultiva a pérdida, y se deja a los naranjos que se sequen y la tierra se llena de maleza. Y lo que queremos es que vuelva a cultivarse, que las personas puedan volver a sacar un sobresueldo.

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La apuesta es convertir el espacio que han alquilado en ese mercado de Abastos en un centro logístico. Alguien tenía que arriesgarse, dicen. Han dado el primer paso, abrir una pequeña Tira de Comptar de la que puedan beneficiarse pequeños productores de la comarca, de cítricos, de fruta y de hortaliza. De momento se limitan a la confección más simple de la naranja: calibrado y encajado. Tienen una cámara y un puesto en el mercado ecológico semanal que lleva dos meses funcionando.
Lo que buscan es atraer intereses y voluntades de agricultores como ellos, un centro logístico comarcal. Ya hay varios puestos del Mercado de Abastos interesados en el producto eco, en virtud de su suministro a tiendas especializadas y a hospitales. La voz se ha corrido y están empezando a llegar al almacén agricultores que ahora llevan sus productos a Valencia. También han pensado en ofrecer sus productos eco a colegios de la comarca o a las empresas que les suministran los menús.
Queremos hacer una central de compras de la ribera de productos ecológicos, asegura Santiago Castillo. También de proximidad. Y además, hacemos trueque. Por ejemplo, unos agricultores de Jaca venden en el sur de Francia productos eco. Y cuando bajan aquí se llevan naranjas, limones, aguacates. Y nos dejan patatas y ajos.
Yo creo que entre 15 y 20 familias de la Ribera podrían empezar a surtirnos este año. Estamos hablando con empresas de cáterin con objeto de tener volumen para planificar cultivos, y también con asociaciones de consumidores. No buscamos enriquecernos. Lo que queremos es crear una red de comercialización de productos eco de la Ribera para darles salida, y que se recuperen los campos abandonados.
Este nuevo proyecto de La Vall de la Casella acaba de empezar a primeros de febrero. Estuvieron pensando en trasladarse del almacén que ahora tienen en Carcaixent a otro más grande, en un polígono industrial. Pero consideraron que el Mercado de Abastos de Alzira casi abandonado era el lugar adecuado para atraer a los agricultores, que tenían la costumbre de vender en él. Es una apuesta a medio-largo plazo, y confían en que traerá beneficios para todos, también para ellos, los promotores
También destacan que les distingue el compromiso social. Prevén hacer cursos relacionados con la manipulación de productos agrarios, por ejemplo. O aprovechar el bar cerrado para hacer productos elaborados. De momento la Associació de Productors Hortícoles de la Ribera, ocho o nueve, están decididos a sumarse al proyecto, aunque no contribuyen a los gastos. Ellos ofrecerán productos de proximidad, no todos ecológicos, igual que en el mercado de los miércoles.
Esperan que acudan a esta central de compras personas particulares y tiendas, interesadas en comprar todo tipo de producto eco, el producido localmente y el importado de otros territorios.

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